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Poblet, el monasterio 'tarradellista' en el que Illa fijará las prioridades del Govern

Reunión del Consell Executiu de la Generalitat presidida por Tarradellas celebrada en Poblet en 1980

Oriol Solé Altimira

Barcelona —
29 de agosto de 2024 21:29 h

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Salvador Illa y su Govern dibujarán el futuro más próximo de Catalunya en un lugar lleno de historia. El president de la Generalitat se reúne con sus consellers este viernes y este sábado en el monasterio de Poblet (Tarragona). El encuentro servirá para fijar las prioridades de cada departamento, pero tiene una potente carga simbólica.

Fundado en el siglo XII, las entrañas de Poblet custodian el extenso fondo documental que legó Josep Tarradellas, president en el exilio, restaurador de la Generalitat tras el franquismo y principal referente político de Illa. El archivo lleva el nombre de la hija del expresident, Montserrat Tarradellas. En ese cruce de política y religión que tantas veces se ha repetido en la política catalana contemporánea, la nueva etapa abierta tras el primer Govern no independentista en 14 años también tiene parada en un monasterio.

Las casi dos millones de páginas de documentación del archivo conservan la documentación que reunió y produjo Tarradellas durante su etapa de conseller de Gobernación de la Generalitat republicana y los distintos cargos que ocupó durante la Guerra Civil. También la que pudo reunir tras la derrota republicana y la que generó como president en el exilio, con la Generalitat ya restaurada y en su despacho de expresident tras la victoria de Jordi Pujol en 1980. Hay 143.000 cartas.

Tras la dispersión de los archivos de la etapa republicana debido al exilio y la represión franquista, Tarradellas, el hombre que sostuvo la Generalitat durante las décadas de dictadura, tuvo claro que se debía conservar el mayor número de documentos posible.

Político austero, recto y que otorgaba importancia a la institucionalidad (rasgos compartidos con Illa), Tarradellas, además de apuntarlo todo, tenía la convicción de que solo con la constancia gráfica y escrita permitiría a las nuevas generaciones no repetir los errores de la etapa republicana. Conservar todos los documentos se convirtió casi en una obsesión.

El expresident formalizó la donación de su archivo tras dejar el cargo, pero la decisión no estuvo exenta de polémica. Tarradellas optó por Poblet porque allí están enterrados varios conde-reyes de la corona de Aragón, en lo que veía como un hilo histórico de la continuidad de las instituciones catalanas. Además, tenía muy buena relación con el entonces abad Maur Esteva.

Desde sectores de la derecha nacionalista catalana, vinculada a su vez al Monasterio de Montserrat (sede de las reuniones clandestinas que sirvieron para fundar Convergència) se criticó la decisión y se atribuyó a una opción antimontserratina del president en el exilio. Religión y política, una mezcla habitual en Catalunya.

Tarradellas, de ERC pero mal avenido con Heribert Barrera y que antes de volver veía a la izquierda catalana con miedo a gobernar y a Jordi Pujol (con quien se llegó a llevar muy mal) con muchas ganas de poder, no se dejó doblegar por las críticas y apostó por Poblet.

Según explicó en una entrevista a La Vanguardia su eterna secretaria y responsable del archivo hasta su jubilación, Montserrat Catalán, los papeles de Tarradellas llegaron a Poblet en cajas de mantas desde de la localidad francesa de Tours, cerca de Saint-Martin-le-Beau, la residencia del expresident en el exilio.

El siglo XX catalán, en Poblet

Tras la donación del president en el exilio, varias personalidades han legado sus documentos al monasterio, que se ha convertido en una parada indispensable para historiadores e investigadores para entender el convulso siglo XX en Catalunya. En Poblet se custodian desde donaciones de emblemáticos republicanos como el general Batet a documentos falangistas cedidos por Miquel Mateu Pla o los fondos microfilmados del PSUC durante la Guerra Civil, conseguidos por el periodista Llibert Ferri tras la apertura de los archivos del KGB. 

Más recientemente, el exlehendakari Iñigo Urkullu legó a Poblet sus documentos sobre el intento de mediación que llevó a cabo en el otoño soberanista catalán entre el Gobierno de Mariano Rajoy y la Generalitat de Carles Puigdemont. Oriol Junqueras también quiso trabajar como investigador universitario en el monasterio de Poblet durante su condena por el procés antes de volver a dormir a la cárcel, pero finalmente no pudo hacerlo debido a las restricciones por el COVID que el monasterio mantenía en 2021.

Illa es seguramente el president que más ha reivindicado a uno de sus antecesores en el cargo. También la admiración del líder del PSC por el expresident tiene su historia: el mentor político de Illa fue Romà Planas, delegado especial de Tarradellas en 1977 tras su retorno y conseller durante la Generalitat provisional. La inesperada muerte de Planas en 1995 hizo que Illa asumiera la alcaldía de la Roca del Vallès (Barcelona).

Casi 20 años después, el ‘tarradellismo’ se mantiene en el exministro. “Tarradellas es perseverancia, es constancia, es terquedad. Tarradellas es pacto, es poner los servicios públicos en el centro de la política, es esto lo que hace falta hoy en Catalunya”, aseveró Illa durante la campaña electoral en un acto en la localidad natal del expresident, Cervelló (Barcelona). 

El anterior Govern de Pere Aragonès también inició su mandato con una reunión fuera de Barcelona. Fue en el centro de Cultura y Naturaleza de la Vall d'en Bas (Girona). Salvador Illa ha optado asimismo por salir de la capital para engrasar el recién estrenado Consell Executiu (cada conseller presentará en Poblet las prioridades de su departamento, con los presupuestos de 2025 como principal objetivo), pero ha escogido un lugar que desprende historia y ‘tarradellismo’.

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