ERC se dispone a facilitar la investidura de Sánchez tras lograr una consulta sobre los acuerdos entre Generalitat y Gobierno
No es el acuerdo perfecto, pero sí el mejor posible dadas las actuales circunstancias. Este es el mensaje que trasladará este jueves la dirección de ERC al Consell Nacional del partido. El máximo órgano interno de ERC entre congresos, salvo sorpresa mayúscula, avalará que los republicanos faciliten la investidura de Pedro Sánchez después de haber cerrado un acuerdo con el PSOE que contempla una consulta en Catalunya sobre las conclusiones de la mesa de negociación entre el Gobierno y la Generalitat.
“Tenemos que hablar”, le dijo Oriol Junqueras a Pedro Sánchez en el hemiciclo del Congreso en mayo. Entonces el líder de ERC todavía era un preso preventivo. Siete meses después, con Junqueras ya condenado a trece años de prisión por sedición y con una repetición electoral de por medio, republicanos y socialistas han acordado una mesa de negociación entre gobiernos más allá de la comisión bilateral que fija el Estatut, con el compromiso de que en ella se pueda hablar de todo siempre y cuando sus acuerdos no se salgan de los límites de la Constitución.
Los republicanos exhiben el acuerdo con el PSOE como una garantía para retomar –y no abandonar– la vía política para solucionar el contencioso catalán. La mesa entre gobiernos, entienden los republicanos, debe profundizar en la negociación sin que interfieran en ella las numerosas causas judiciales que le quedan al procés (empezando por la que afecta a uno de los negociadores de ERC con el PSOE, Josep Maria Jové, y a varios altos cargos del partido en Barcelona).
Muestra de ello es que el visto bueno a la investidura de Sánchez que dé el Consell Nacional de ERC no variará decida lo que decida Junta Electoral Central este viernes 3 de enero –a las puertas de la investidura– respecto a la inhabilitación de Junqueras como eurodiputado o de Quim Torra como president de la Generalitat. La portavoz de ERC y negociadora con el PSOE, Marta Vilalta, destacó que la mesa entre gobiernos es una “oportunidad” que el independentismo en su conjunto no debe desaprovechar. La confianza entre ambos partidos no es ni mucho menos plena. Se encargó de recordarlo la propia Vilalta: “Somos escépticos con el PSOE”.
Cohesión interna, fricciones con JxCat
A nivel interno, ERC llega cohesionada para facilitar la investidura de Sánchez después de su congreso del pasado 20 de diciembre: las bases respaldaron con más del 90% de los votos la apuesta de la dirección que antepone la vía de la negociación política a un retorno a la unilateralidad, a la vez que consagraron el independentismo pragmático postulado por uno de los puntales republicanos, Joan Tardà.
Otra cosa será lo que ocurra con los socios de ERC en el Govern, Junts per Catalunya (JxCat). El espacio posconvergente, todavía en reconfiguración, es lo contrario al remanso de paz interna que vive ERC. Aún se arrastran las luchas de poder entre los moderados del PDeCAT y los partidarios de Carles Puigdemont, revitalizado tras su reconocimiento como eurodiputado y el único activo electoral capaz de evitar que ERC supere a JxCat por primera vez en unas elecciones anticipadas catalanas, tal y como indican las encuestas.
En este contexto, el president de la Generalitat, Quim Torra, lanzó varios dardos a ERC en su discurso de fin de año. Avisó de que cualquier “diálogo honesto” debía pasar sí o sí por un referéndum, y pidió a sus socios “no volver a caer en la trampa de engañarnos”. Y la portavoz de JxCat en el Congreso, Laura Borràs, acusó a ERC de falta de “lealtad” con Torra por pactar con el PSOE e incluso amagó con una crisis de Govern.
Este jueves, ese enfrentamiento entre socios vive un nuevo episodio: el propio Torra ha convocado a su número dos en el Govern, el republicano Pere Aragonès, para comunicarle que el acuerdo entre ERC y el PSOE no compromete al Ejecutivo que comparten.
Está por ver si la nueva crisis entre JxCat y ERC aboca a un adelanto electoral en Catalunya. Hasta ahora ambos partidos, sin esconder sus discrepancias, han priorizado no precipitar los acontecimientos para poder aprobar los presupuestos catalanes de 2020, previsiblemente con el respaldo de los 'comuns', la alianza catalana de Podemos. La validación de las cuentas –que el Ejecutivo de Torra todavía no ha llevado al Parlament– es el pegamento del matrimonio de conveniencia en el Govern.
Desde ERC consideran que precisamente es la mesa de diálogo el espacio idóneo para que el president exponga sus reclamaciones, ya sea la amnistía de los presos o el acuerdo del Ejecutivo catalán del pasado 22 de octubre en el que se instaba al Estado a iniciar “un diálogo sin condiciones en el que el Govern defenderá la autodeterminación como vía para decidir el futuro de Catalunya”. Además, Torra lo podrá hacer, argumenta ERC, frente a su homólogo en el Gobierno, Pedro Sánchez, que también participará en la mesa.
Panorama tras la investidura
Con estos mimbres echará a andar la legislatura el próximo 7 de enero. Desde ERC recuerdan que el aval a la investidura de Sánchez está supeditado únicamente a la mesa ente gobiernos, ya que en la negociación no se ha hablado de presupuestos ni de que los republicanos garanticen la estabilidad del Gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos. Con todo, el programa firmado por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias no ha disgustado a los republicanos, que a priori ven factible convalidar en el Congreso los decretos y proyectos legislativos de corte progresista del nuevo Gobierno, tal y como hicieron tras la moción de censura.
En este sentido, cabe recordar que de cara a los presupuestos catalanes, ERC y los 'comuns' han pactado subir el IRPF a partir de los 90.000 euros, situando así el umbral del aumento impositivo a las rentas altas por debajo de los 130.000 euros que contempla el acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos. En cualquier caso, la cuestión presupuestaria se discutirá a tres bandas, ya que el concurso de las fuerzas de izquierda es necesario para aprobar las cuentas del Estado, la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona.
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