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OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

“La vía unilateral es la única posible para la independencia aunque su dificultad es ingente”

La presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, reivindica la unilateralidad

Arturo Puente

La ANC ha sido acusada históricamente de vender una independencia fácil e indolora. Contra esta idea salta la nueva presidenta de la entidad, Elisenda Paluzie (Barcelona, 1969), que asegura que sus bases saben “que las cosas son más difíciles y más duras de lo que se les había planteado”. A punto de celebrar la primera manifestación independentista de la Diada de su mandato, Paluzie se muestra crítica con el Govern, a quien acusa de hacer “renuncias en el discurso” y apuesta sin complejos por que el Parlament vuelva a declarar la independencia, eso sí, cuando se puedan asegurar sus efectos.

La manifestación de la Diada de este año reclama “hagamos la república catalana”. Vista la conferencia de Torra y la hoja de ruta que explicó, ¿cree que va en la línea de lo que pedirán en la manifestación?

Fue un poco inconcreto. Torra apeló a una de las patas imprescindibles para conseguir la República catalana, que es la de la movilización popular. Pero eso no es suficiente. Cuando analizamos qué hemos hecho bien tenemos el referéndum del 1-O que, con sus defectos, conseguimos hacerlo de forma unilateral pese a la oposición y la violencia del Estado. Si esto se pudo hacer es porque hubo movilización ciudadana, un Parlament que aprobó el marco normativo y un Govern que ejecutó. Por tanto, estas son las tres patas que necesitas. El president Torra habló de una de ellas, pero le falta concreción en las otras dos.

Torra dijo que se sometería al Parlament si hay condenas, pero no lo concretó. ¿Qué piensa que debería hacer el president y el Parlament si eso sucede?

El Parlament puede declarar la independencia, pero de verdad, y a partir de aquí intentar implementarla, que es lo que no se hizo el 10 de octubre ni el 27 de octubre. Sería una respuesta política ante una situación de opresión y de violación de derechos fundamentales. Pero no se puede ir a un segundo fiasco. Siempre habrá riesgos, pero necesitas que haya determinación política, consenso, que todo el Govern lo quiera, que la mayoría parlamentaria independentista lo quiera… entonces puedes hacerlo. Pero si no hay todo esto, no acabo de ver qué tipo de propuesta puedes llevar al Parlament en relación a la sentencia que no sea meramente retórica.

Esta declaración de independencia “de verdad” y su implementación a la que alude, ¿qué significa en la práctica?

Tener la determinación de imponer una autoridad en el territorio. Por eso hay que hacer un balance crítico de octubre, qué falló en relación a eso. Cosas como que si los bancos no te reconocen la autoridad, de qué te sirve tener una estructura preparada para recaudar. Son preguntas que nos tenemos que hacer, siendo rigurosos y transparentes, porque es la forma de encontrar soluciones.

Este tipo de cuestiones espinosas hace no tanto eran eludidas por la ANC, de acuerdo a un cierto discurso de la independencia fácil. Ahora parecen formar parte de las cosas que la entidad se plantea…

El mensaje que quisiera transmitir es que la dificultad del reto es enorme. Pero lo que queremos es hacer una independencia en el contexto del Estado español, que no está dispuesto a negociarla. Por tanto hemos de ser muy conscientes de la magnitud del reto. Ahora bien, esto no quiere decir que tengamos que renunciar, al contrario, para mi la vía unilateral es la única posible pese a su dificultad ingente. Porque la otra es una vía muerta. Cuando esta semana Pedro Sánchez proponía una reforma del Estatut, yo le preguntaría que piensa hacer con la sentencia del Constitucional que establece los límites del autogobierno dentro de la Constitución. ¿Reformemos la Constitución? Pues necesitas dos tercios de las dos cámaras, convocar elecciones y un referéndum en España. Es imposible.

Estas propuesta de negociación son respondidas por el Govern. ¿Desde la ANC ven la nueva vía pactista con preocupación?

Lo que más nos me preocupa son las renuncias en el discurso del Govern, que se traslade la idea de que aquello que hemos estado defendiendo no era posible y que, en algunas declaraciones de dirigentes, se tache la unilateralidad de vía muerta. Me preocupa mucho más eso que no que se trasladase con sinceridad que la dificultad del reto es grande y que el ritmo debe ser más lento, o que debemos prepararnos para un periodo más complicado. Pero para imponer un ritmo más lento no hace falta cambiar de discurso ahora.

Es contradictorio decir que hay un supuesto mandato del 1-O para la independencia y pedir a la vez un referéndum pactado. ¿En cuál es las dos líneas está la ANC?

Los partidos lo ha planteado, para mi, desde un punto de vista que incorrecto para negociar. Si el Estado ve que renuncias a tu planteamiento inicial, su respuesta es hacer un Estatut. Dicho eso, también es evidente que una independencia negociada es infinitamente mejor que una no negociada, tiene menos costes para todo el mundo, por tanto nosotros siempre hemos mostrado la voluntad de negociar. Si hay un propuesta seria de un referéndum negociado, en este caso estamos dispuestos a volver a las urnas. Pero mientras tanto debes mantenerte en tu planteamiento.

En septiembre y octubre pasado los políticos hicieron en buena medida lo que les pedían las entidades. Hicieron el referéndum, declararon la independencia, etc. Pese a eso, esa vía fracasó. ¿Qué autocrítica hace la ANC?

Bueno, tampoco se intentó. Ya llegaron a la declaración del 27 de octubre sin intención de desplegarla. Pero la ANC ha hecho autocrítica por ejemplo en que el día 10 de octubre no se oyó su voz defendiendo que aquel día se había de declarar la independencia.

¿Esa es toda la autocrítica que hace la ANC sobre lo que pasó en el otoño pasado?

Estamos en un proceso interno de reflexión. El secretariado anterior aprobó una hoja de ruta, pero han pasado muchas cosas desde entonces, y se debe revisar. Se están trabajando en dos documentos, de relato y de estrategia. El primero es un documento de balance autocrítico de la fase previa y los hechos de octubre. No me quiero avanzar porque de momento solo hay borradores y deberemos debatirlo el conjunto del secretariado de la ANC. Pero yo te apuntaba un elemento, que es el del 10 de octubre.

Pero cuando se repasa todo lo que pasó en septiembre y octubre del año pasado, algunas lecciones sí se pueden extraer, ¿no?

Vimos algunos puntos débiles y nos planteamos cómo fortalecerlos, sí. Por ejemplo, ámbitos de la sociedad civil como los colegios profesionales. Tener presidencias unionistas en aquel momento fue un problema. El Col·legi d'Advocats presionó para que no hubiera declaración de independencia y se ofreció como mediador y, después, cuando todo fue como fue y teníamos el 155 encima, ya no los oímos más, ni pidiendo que se liberen a los presos. La ANC y el movimiento independentista en general ha de ser consciente de que hacer la independencia no es solo manifestarse y poner lazos amarillos, sino incidir en todos los ámbitos que pueden ser determinantes. Pensar en términos de poder. Al independentismo y al catalanismo le cuesta mucho pensar en términos de poder, y nos enfrentamos a un Estado que si alguna cosa tiene muy clara es qué es el poder.

Los socios de la ANC, pese a que supongo que son diversos, ¿cree que han interiorizado que la independencia, de producirse, va para largo?

No, yo creo que los socios tienen la conciencia de que las cosas son más difíciles y más duras de lo que se les había planteado, que es diferente. Y aquí tienes de todo, tienes socios que están dispuestos a hacer muchos más sacrificios. Algunos ya lo estaban, cada uno en grados de intensidad diferente. También hay que hacer la reflexión de que este tipo de sacrificios, cuando gente dice “por qué no vais ahora a parar el país una semana”, tiene también su momento. Los momentos álgidos hay que aprovecharlos, y también hay momentos de fortalecernos y prepararnos.

No han querido centrar la manifestación de la Diada en los presos. ¿Por qué?

Justamente porque la ANC, con Òmnium y a veces con sindicatos, no hacemos otra cosa desde el 27 de octubre que manifestaciones por los presos. Y creemos que el 11 de septiembre es el momento de decir que el objetivo que tiene la represión política, que es que renuncies a tus objetivos, no se ha conseguido. Evidentemente nos seguiremos manifestando por los presos. Pero la manifestación del 11 de septiembre es autodeterminista e independentista. Es un momento para recalcarlo y para que se vea la fuerza que este movimiento tiene, que no renuncia a sus objetivos.

Y sobre el paro del 1-O, que se anunció al principio como una huelga de día entero, parece que al final ha quedado en una parada simbólica. ¿Al final cómo pretenden que sea?

Se tendrá que ver, porque para hacer una parada de media hora tienen que hablar los comités de empresa y sindicatos. Para mi lo que es importante es que no se conmemore un aniversario sino que reivindiquemos el mandato del 1 de octubre. Pero esto no lo puede decir sola la ANC, en el caso de la manifestación del 11 hay una tradición que la lidera la ANC, pero el 1 de octubre nos equivocaríamos sin pensásemos que debe ser lo mismo.

¿El 27 de octubre es una fecha para celebrar?

Sí, porque por primera vez votamos en el Parlament la declaración de independencia. Pero a la vez no la publicamos en el Diario Oficial y no se aprobaron los decretos de despliegue. Tiene una connotación un poco ambivalente. El 27 de octubre les tenemos que recordar que sigue habiendo una mayoría parlamentaria y que, cuando estén preparados, que esperemos que sea cuanto antes posible, queremos que vuelva a haber una declaración de independencia pero esta vez con efectos.

Todos los años antes de la Diada hay un sprint final donde parece que la Diada será mas pequeña. ¿A partir de qué cifra de asistencia usted aceptaría que ha fracasado?

Una cifra que ya no se dará porque los inscritos están por encima. Hay 350.000 personas inscritas y 1.344 autobuses de diferentes puntos del país. Esta manifestación es especial, por de dónde venimos y que es la primera en un contexto de fuerte represión, pero también nos tenemos que acostumbrar a no autoimponernos siempre retos de récord Guinness, porque hay muchísimas formas de trabajar y de estar movilizados, que es lo importante.

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