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Marc Castells: “Igualada es un caso único y donde tenemos la tasa de mortalidad más alta de Europa”

El alcalde de Igualada, Marc Castells, trabaja desde el ayuntamiento en medio de la crisis sanitaria

Arturo Puente

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La ciudad de Igualada y cuatro poblaciones colindantes cumplen este viernes su tercera semana cerradas al exterior. Durante 21 días los cerca de 70.000 vecinos no han podido salir de sus municipios bajo ninguna circunstancia, una medida única en España con la que ha tratado de aislar el principal foco de coronavirus en Catalunya. El alcalde de la localidad, Marc Castells, de Junts per Catalunya, se muestra prudentemente optimista respecto a la evolución de la emergencia sanitaria, pero reclama más apoyo de la Generalitat, sobre todo en cuanto a las residencias de ancianos y a poder realizar tests a toda la población.

“Es de justicia que se actúe extraordinariamente con las poblaciones que están confinadas”, asegura Castells, que aspira a hacer una cartografía del contagio en toda la población. El alcalde además pone su atención sobre la crisis laboral que vive la zona, donde 10.000 trabajadores no pueden acudir a sus puestos y a los que el Ministerio aún no ha autorizado a que puedan conseguir una baja médica. “Muchos trabajadores no han cobrado desde el inicio del confinamiento porque no han podido ir a trabajar”, lamenta Castells.

¿Cuál es la situación de la pandemia ahora en Igualada? ¿Todavía aumentan los ingresos, se estabilizan o se reducen?

Tenemos que ser muy prudentes, porque esto son percepciones y la experiencia italiana, yo que hablo constantemente con algunos alcaldes italianos, nos dice que ellos también tuvieron oleadas y que por tanto no debemos relajarnos. Nuestra sensación es que estamos llegando a un punto de poder contener este episodio, pero eso no quiere decir que podamos resolverlo de manera inmediata. La opinión de los expertos es que esto solo se supera con aislamiento social y la higiene extrema, y aquí debo decir que la actitud de los vecinos de Igualada ha sido ejemplar en el grado de cumplimiento de una medida que es incómoda y no es agradecida. Solo por eso estamos comenzando a ver la luz al final del túnel. La mala noticia es que seguimos viendo a gente morir, consecuencia de los contagios en semanas anteriores.

¿Se esta utilizando ya el hospital de campaña o todavía lo tienen preparado por el pico que pueda llegar?

Lo que los ayuntamientos de la Conca d'Òdena hicimos fueron dos cosas. Primero se tomó una medida que en su momento fue un tanto incomprendida, como era aumentar los servicios municipales de cementerios y aumentamos también dispositivos alrededor del crematorio. Con esto nos avanzamos 15 días a lo que vino después. De la misma forma, lo que se hizo con el hospital de campaña y con una residencia, que era privada y que se está ultimando como residencia sanitarizada, es ponerlo a disposición de [el departamento de] Salut. Hoy tenemos el hospital de campaña a punto, si quiere Salut ya puede entrar. Lo que estamos haciendo es no esperar a que la consellera o el responsable de CatSalut lo reclamen, sino tenerlo a punto antes. Y el 10 de abril tendremos la residencia. Lo tenemos a punto con la esperanza de que no se tenga que utilizar.

La semana pasada señalaron que estaban percibiendo una cifra de muertos más alta que la que daban los datos oficiales. ¿Aún ocurre?

El anuncio que hicimos los alcaldes y alcaldesas de la Conca d'Òdena era alertar a la población, que no alarmar. Lo que dijimos era que el número de muertos que daba el departamento de Salut no nos encajaba con la realidad que nos encontrábamos en los servicios funerarios. Lo que hicimos entonces fue una política del sentido común, que fue analizar los fallecidos en marzo del año pasado. Eran 47. Además dijimos: miremos la media de muertos en los últimos cinco años, y salía 46. Los muertos que teníamos este mes de marzo eran 140, y Salud confirmaba como muertos por COVID la cifra de 40. A partir de estos datos, lo que hicimos fue explicar que a nosotros no nos encajaban.

Faltaban por explicar más de 50 fallecidos.

El sentido común dice que no se han muerto porque sí, sino relacionados con el episodio que estamos viviendo. Pero este es un dato que nosotros damos apelando al sentido común, no tenemos capacidad de hacer los tests. Por tanto son gente que ha muerto por pulmonías, por infecciones víricas, pero que no constan como COVID pese a que el sentido común te lleva a pensar que es bastante probable. Pero yo creo que esto está ocurriendo en todos los sitios. Nosotros los anunciamos como un ejercicio de transparencia y considerando que a los ciudadanos se les ha de tratar como a personas adultas. Lo que ha provocado es que Salut haya reclamado a las funerarias estos datos. Yo lo celebro.

Igualada y la Conca de Òdena han sido los territorios que antes se confinaron y donde se ha pedido más sacrificio a la población. ¿Cree que el resto de instituciones han estado a la altura?

El miércoles 11 de marzo, cuando a mí me informan del hospital diciendo que teníamos cinco positivos de coronavirus, a mí me extrañó y llamé a diferentes alcaldes para preguntarles si tenían casos. Me dijeron que no. Eso me alertó, y a partir de entonces tomé una decisión, que fue suspender todas las actividades en la ciudad y cerrar todas las instalaciones municipales, guarderías, centros cívicos… Al día siguiente la Generalitat ya suspendió las escuelas de nuestra ciudad y al día siguiente ya nos confinaron. Por tanto creo, hablo por la Conca d'Òdena, que aquí ha habido una secuencia de decisiones de gran solidez y que generó incomprensión al principio pero que ahora se ha visto muy positiva.

Ha chocado con el departamento de Salut por cuestiones como la dotación del hospital. ¿Estos problemas de carencias siguen?

Tengo la sensación de que no, respecto al material. Respecto al personal sanitario, nunca habrá suficiente. Y ahora yo quiero poner la mirada sobre las residencias, donde tenemos a las personas más vulnerables. Creo que se está haciendo un esfuerzo pero todavía se ha de hacer más, en un lugar en el que estamos cerrados y confinados policialmente, por tanto es un caso único, y donde tenemos la tasa de mortalidad más alta de Europa. Nosotros creemos que atendiendo a estas dos consecuencias, deberíamos tener medidas extraordinarias.

¿Cuáles son esas medidas extraordinarias?

Pedimos al departamento de Salut más material de protección para los profesionales, también más personal, porque nunca es suficiente, y tres, que se hagan más tests a la población, porque los expertos nos dicen que sería bueno hacer una cartografía del contagio sobre las 70.000 personas que viven en este lugar confinandas. Además pedimos que se ponga la mirada sobre las residencias, donde creemos que se debe dar apoyo a los dispositivos de las personas más vulnerables, que no son lugares sanitarizados, son residencias geriáticas, y por tanto necesitamos un refuerzo en nuestras residencias.

A la reclamación de los tests, el departamento ya le contestó que lo ven imposible.

Pues yo debo decir que en las circunstancias en las que estamos, confinados policialmente y con la tasa de mortalidad más alta, no le podemos decir a la población que eso es imposible. Los ayuntamientos estamos a disposición para encontrar la fórmula de hacerlo posible. Incluso con un escenario predesconfinamiento futuro, creo que sería muy bueno poder hacer este mapeo que nos permita saber quién tiene anticuerpos, quién no, y comenzar a trabajar. Creo que con las poblaciones que están confinadas y tienen la tasa de mortalidad más alta de Europa, es de justicia que se actúe extraordinariamente. Yo no me resigno a que me digan que no a este mapeo que considero imprescindible.

Han tenido mucha colaboración con otros municipios. ¿Por qué parece que ha sido mas fácil la colaboración entre ayuntamientos que entre gobiernos?

A veces he tenido la sensación de que nos daban mejor información los alcaldes italianos que la gente de aquí. Nosotros [los ayuntamientos] tenemos una capacidad de capilaridad, de saber qué pasa en nuestro entorno, somos la administración más cercana al ciudadano. Por tanto creo que podemos ser muy útiles. La colaboración entre el mundo municipal, ya no solo de la Conca d'Òdena sino de todo el país, con el Govern, podría ser muy mejorable.

¿Por qué? Póngame un ejemplo.

En el flujo de información, por ejemplo. Creo que la comunicación debe ser muy importante. Fíjese, en las residencias no tenemos competencias, pero tenemos la incumbencia. La competencia es del departamento de Treball i Afers Socials. Pues yo envié una carta para pedir un plan de contingencia para estas residencias y, de acuerdo que se han enviado materiales…, pero tengo la sensación de que podía mejorar. Esta es la sensación.

Visto en retrospectiva, ¿cree que las instituciones actuaron tarde?

El otro día esto mismo me lo preguntaba un medio internacional, y yo les contesté que el president Torra hace semanas que pedía hacer esto, y finalmente se ha hecho tarde y mal. Por tanto la sensación es que hemos perdido unas semanas preciosas, sobre todo teniendo en cuenta que quizás el caso de China nos caía muy lejos, pero Italia ya no. Lombardía es una cosa muy parecida a Catalunya, y por tanto si veíamos a los vecinos de aquí al lado, el ejemplo italiano nos hubiera venido muy bien. Si Igualada es un 'spoiler' de lo que pasará en Catalunya, Bérgamo es un 'spoiler' de lo que ha pasado en Igualada. Además los epidemiólogos también lo anunciaban. Por tanto pienso que el Gobierno del Estado se ha movido tarde y mal.

¿Cree que otros territorios de España con tasas altas de contagios y muertes, como la Comunidad de Madrid o Álava, deberían haber seguido el ejemplo de Igualada y haberse cerrado?

Yo suficiente trabajo tengo con lo que tengo como para ponerme con lo de otros. No conozco las circunstancias ni el detalle. Solo sé que aquí se actuó muy rápido, desde el 11 de marzo que se hizo el primer decreto del Ayuntamiento y después la Generalitat yo creo que ha hecho su trabajo bien hecho.

¿Qué problemas ha generado el cierre de la Cuenca a nivel laboral en los igualadinos?

Es una cuestión importantísima. Después de que todo el mundo tuviera asumida la emergencia sanitaria, el 80% de las llamadas de los ciudadanos iban sobre esto, porque a la crisis sanitaria se nos sumó una segunda crisis, la laboral. Estar confinados supone tener patrullas de la Policía en cada salida de la ciudad, que impiden el tráfico de vehículos que no se consideren esenciales. Póngase en la piel de un paleta que va a trabajar a L'Hospitalet, que no puede salir a su lugar de trabajo y que su empresa le pide una baja. Pues no se contemplaba ningún supuesto para dar la baja a la gente confinada policialmente, solo si se era positivo por coronavirus o contacto con positivo.

¿Y se ha resuelto?

Hemos hecho mucha presión, los alcaldes y también el Govern, los sindicatos y las patronales, para decir que, hombre, tenemos cuatro municipios con 10.000 trabajadores que deben salir a trabajar, y que ahora mismo una empresa podría decir que es absentismo laboral. Nos hemos encontrado que muchos trabajadores y trabajadoras han cobrado hasta el día 13, y no han cobrado desde el inicio del confinamiento porque no han podido ir a trabajar. Pues bien, después de reclamárselo al Ministerio, en el BOE apareció una disposición que hablaba del confinamiento, pero solo de los trabajadores esenciales. Es decir, hacían la baja laboral retroactivamente a los esenciales, pero si usted es un paleta, un cocinero, un oficinista o un ingeniero, estas personas no pueden justificarlo. El Ministerio nos ha dicho que se trata de un error y que en el próximo real decreto se rectificará. Espero que sea así.

El president Torra ha dicho hoy que el confinamiento continuará “el tiempo que haga falta”. ¿Cuánto cree que puede aguantar Igualada en esta situación?

Si el confinamiento se aguanta más, hay que tomar medidas porque tras la crisis sanitaria, muy clara, también hay una crisis laboral, pero después viene el tsunami de la crisis económica y vendrá acompañada de una crisis social. Fíjese por tanto en que son cuatro crisis a la vez. Y tenemos que encontrar respuestas. Las medidas que se han tomado desde el Gobierno del Estado a mí me parecen muy poco ambiciosas, con la previsión de lo que vendrá en el futuro. Pedimos que comience ya a plantearse el problema que tienen los autónomos, el problema de las pymes… necesitamos medidas para poder afrontar esta crisis económica y la crisis social con todas las garantías.

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