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Junqueras defiende el 1-O en el Supremo: “Votar no es un delito, impedirlo por la fuerza sí”

Junqueras y su abogado, Andreu Van den Eynde

Oriol Solé Altimira / Pedro Águeda

La primera hora de interrogatorio de Oriol Junqueras en el Tribunal Supremo se ha parecido más a un mítin que a una declaración judicial. El líder de ERC y exvicepresident de la Generalitat ha desplegado una batería de alegatos políticos en los que ha reivindicado el 1-O, ha sostenido que se le persigue por su ideario independentista y no por hechos delictivos y ha rechazado cualquier tipo de violencia en el proceso soberanista. “Votar no es un delito, impedirlo por la fuerza sí”, ha afirmado Junqueras.

La primera frase de su declaración ya ha enmarcado el tono en que se desarrollaría el resto. “Soy un preso político, se me acusa por mis ideas no por mis hechos”, ha dicho a modo de carta de presentación ante el tribunal presidido por el magistrado Manuel Marchena. Para dejar constancia de que se encuentra en un “juicio político”, Junqueras ha rechazado responder a la Fiscalía, la Abogacía del Estado y Vox (a los dos primeras sí había contestado en fase de instrucción) y solo ha contestado las preguntas de su abogado, Andreu Van den Eynde.

“Nada de lo que hemos hecho es delito”, ha proclamado Junqueras, que ha acusado a la Fiscalía, Abogacía y Vox de “retorcer la argumentación” para atribuir a los líderes soberanistas “delitos que no hemos hecho”. “La autodeterminación es lo que hemos intentado, intentamos e intentaremos siempre. Incluso sentados aquí, ante este tribunal y las acusaciones que nos hacen”, ha reivindicado mirando al tribunal.

En el plano jurídico, Junqueras ha rechazado cualquier impulso de actos violentos, que son la base de la Fiscalía para acusarle por rebelión. “Nunca, nunca, nunca, nunca”, ha enfatizado, ha impulsado actos violentos, y “siempre, siempre” ha rechazado “cualquier forma de violencia”. Es más, ha argumentado que renunciaría a su objetivo de la independencia de Catalunya si para alcanzarla tuviera que recurrir a la violencia.

“Nos desvincularíamos del procés si no fuera pacífico y nos encontrarían en frente”, ha zanjado. Su defensa del pacifismo y el humanismo no se limita a Catalunya. “Yo he dicho muchas veces que amo a España. Lo he dicho muchas veces porque es verdad”, ha reivindicado.

El exvicepresident ha combinado su reivindicación del 1-O con una defensa acérrima del diálogo como vía para solucionar el conflicto catalán. Si no ha sido posible hasta ahora, ha indicado, ha sido porque los soberanistas catalanes se han encontrado con una “silla vacía” del Gobierno para resolver la cuestión catalana. Una crítica implícita a los Ejecutivos de PP y PSOE. “Esto no se soluciona poniendo a gente en la cárcel”, ha lanzado a los fiscales.

Totalmente explícita ha sido, por contra, la crítica al Tribunal Constitucional, al que ha responsabilizado del inicio del proceso soberanista por su sentencia que recortó el Estatut aprobado por el Palament y el Congreso. “La sentencia fue devastadora”, ha dicho, para a renglón seguido culpar al Constitucional de “censurar y cerrar el paso a cualquier elemento que ponga en tela de juicio el status quo del régimen del 78”.

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