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PDeCAT y ERC confían en la renuncia de Puigdemont y Comín para que en 10 días pueda haber presidente

Turull habla con Puigdemont por teléfono desde el hemiciclo tras su elección

Neus Tomàs

A la espera de que la semana que viene el Tribunal Supremo niegue a Jordi Sànchez la posibilidad de ser elegido presidente de la Generalitat, los partidos independentistas ya preparan -no sin poca improvisación- el paso siguiente y según fuentes de la negociación el pleno de investidura (o plenos porque para que prospere se necesitarán dos votaciones) y la posterior toma de posesión podría celebrarse dentro de unos 10 días, prácticamente ya en Semana Santa.

Pese a que algunos afines de Carles Puigdemont están especulando con la posibilidad de que el candidato sea un diputado independiente, de momento el nombre que sigue teniendo más opciones es el del exconseller de Presidència Jordi Turull. ERC y el PDeCAT no quieren ni oír hablar de la posibilidad de que uno de los parlamentarios recién llegados sea el elegido para encabezar el Govern aunque ironizan asegurando que más de uno se postula. Eso sí, son conscientes de que Turull será inhabilitado en unos meses y que habrá que buscar un sustituto. Será entonces cuando se planteará la opción de Elsa Artadi para quien de momento está reservada la Conselleria de Empresa.

A la hora de diseñar el calendario más inmediato tanto en las filas del PDeCAT como de ERC se da por hecho que el candidato a la investidura no podrá contar con los votos de los cuatro diputados de la CUP y por lo tanto la investidura prosperará en un segundo pleno y previa renuncia a sus escaños de Puigdemont y el republicano Toni Comín. Todo ello alargaría un calendario que se eterniza más a cada semana que pasa. En cambio en JxCat todavía hay quien cree que es posible convencer a la CUP de que dos de sus diputados les apoyen y no sea necesario que Puigdemont y Comín entreguen sus actas.

Según establece la ley de Presidència, una vez elegido por el Parlament el nombramiento del presidente debe ser sancionado por el Rey y la toma de posesión del jefe del Ejecutivo debe realizarse en el plazo de los cinco días siguientes.El propósito de JxCat y ERC es que la designación del Govern sea también lo más rápido posible para que se levante la aplicación del artículo 155. Será un gabinete paritario y tendrá 13 departamentos, los mismos que en la pasada legislatura.

En ERC apuntan que probablemente su secretaria general, Marta Rovira, no estará en el Govern y que la vicepresidencia será para Pere Aragonés, que en la anterior legislatura ocupó la secretaria de Economía y que se convertirá en el hombre fuerte de ERC en el nuevo Ejecutivo. Mantiene buena relación con Turull, tiene un perfil más técnico que otros dirigentes republicanos, aunque se ha fogueado ya en la brega política. Aragonés es uno de los representantes de ERC que participa en las negociaciones con JxCat.

Otro de los cambios destacados respecto a la anterior legislatura es que la cartera de Ensenyament, hasta ahora en manos de la exConvergència, pasará a manos de ERC. Uno de los departamentos más complicado de gestionar será el de Interior después de que los Mossos d’Esquadra se hayan convertido en foco judicial y mediático a través de sucesivos informes de la Policía Nacional. El nombre que aparece con más opciones para dirigir esta conselleria es el del expresidente de la Asociación Catalana de Municipios, Miquel Buch, uno de los dirigentes más respetados en las filas de la antigua Convergència. 

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