Puigdemont pide al independentismo que se prepare para un nuevo pulso al Estado en un acto multitudinario en Perpiñán
“Preparémonos porque tenemos mucho trabajo”, ha pedido Carles Puigdemont a las más de 100.000 personas que se habían reunido en Perpiñán para volver a ver al expresident de la Generalitat casi dos años y medio después de su salida de Catalunya. El líder de Junts per Catalunya ha celebrado desde este enclave al lado de la frontera francoespañola su recién adquirida condición de eurodiputado con un baño de masas que ha adquirido sabor de acto de precampaña electoral. El mensaje de Puigdemont ante los suyos ha insistido en la necesidad de persistir en el embate al Estado y en organizarse para “preparar” la “lucha definitiva” por la independencia.
“Como pueblo que quiere ser libre y que se ha puesto a andar, lo sabemos y, sobre todo, lo saben: ya no nos detendremos”, ha dicho Puigdemont, que ha asegurado que el independentismo no debe esperar a “tiempos mejores”. “Ya estamos en el momento”, ha exclamado el expresident, reivindicándose como el principal referente de la corriente del independentismo que considera que la ventana de oportunidad para la secesión sigue abierta.
El multitudinario evento ha acabado convirtiéndose en una enmienda a la mesa de diálogo con el Gobierno central iniciada esta misma semana. Ha sido la también eurodiputada Clara Ponsatí quien con más claridad ha cargado contra la iniciativa que el pasado miércoles puso cara a cara a Pedro Sánchez con Quim Torra. “No nos dejemos engañar por mesas y engaños que solo sirven para que Sánchez gane tiempo”, ha asegurado la exconsellera, “tenemos que preparar el siguiente embate para la ruptura”.
El mensaje de Ponsatí contra la vía dialogada ha sido adobado poco después con el sonoro abucheo que los independentistas concentrados han dirigido contra Oriol Junqueras cuando este, en un mensaje grabado desde la prisión de Lledoners, se ha referido a la mesa del diálogo como una gran conquista del independentismo obtenida gracias a “ser muchos y sin reproches”. El líder de ERC ha equiparado sentar al Gobierno en la mesa con “poner al Estado contra las cuerdas”, una opinión que los presentes han mostrado que no compartían haciendo sonar pitos cuando aparecían imágenes de la reunión entre los dos gobiernos en la Moncloa.
Colapso en la frontera para ver a Puigdemont
Desde primera hora de la mañana miles de personas han llenado la explanada del Parque de las Exposiciones de Perpiñán para esperar la llegada del expresident Puigdemont. Los tres celebraban su recién adquirida condición de eurodiputados, lo que les permite precisamente entrar al Estado francés sin temor a ser detenido. “Muy contentos de volver a pisar tierra catalana como personas libres después de más de dos años y medio viviendo al exilio”, escribió el líder de JxCat en las redes sociales.
La organización del acto en el que participa ha cifrado la asistencia en 150.000 personas, primero, y después en “más de 200.000”, aunque la policía francesa ha dejado el conteo en 110.000. Cualquiera de los números significa una numerosa afluencia, que ha generado atascos de hasta seis kilómetros en la frontera francoespañola y ha obligado a retrasar el acto más de una hora, a la espera de los vehículos retenidos.
El expresident se ha reencontrado este sábado con sus seguidores en un evento organizado por el Consell per la República, en el que han participado también mediante vídeo varios de los dirigentes encarcelados de su formación, y también algunos dirigentes de ERC, como el propio Junqueras o Marta Rovira, que está en Suiza reclamada por la justicia Española. Pese a eso, la presencia de los republicanos en el acto ha sido prácticamente testimonial, solo representada por el líder en Barcelona, Ernest Maragall, el dirigente Isaac Peraire y la portavoz parlamentaria Anna Caula.
Por parte de Junts per Catalunya, en cambio, han acudido todos los miembros del Govern, buena parte de los diputados, alcaldes y otros miembros de la formación, en una delegación encabezada por el president de la Generalitat, Quim Torra. También participan en el encuentro la ANC y Òmnium mientras que la CUP, por su parte, ha decidido no asistir como organización.
Para JxCat la concentración de este fin de semana supone volver a situar la figura de Puigdemont en el centro de la escena política, revalidándolo ante los suyos como el principal protagonista del movimiento independentista. El tirón del expresident es incuestionable en vista de la afluencia. Miles de personas han respondido a su llamada pese a la distancia que separa Perpiñán del centro de Catalunya.
La llamada “Catalunya norte” es un territorio profundamente vinculado por lazos lingüísticos y culturales con el resto de zonas de habla catalana. Esto explica que el expresident haya sido acogido como una personalidad por las autoridades locales y entidades de la zona. Este viernes por la noche fue ovacionado mientras daba una vuelta al campo tras un partido de rugby de la USAP, el equipo local, y ya en la mañana del sábado ha sido recibido en el ayuntamiento de Perpiñán por el alcalde de la localidad, Jean Marc Pujol, y otros políticos catalanes de nacionalidad francesa.
El presidente de la Generalitat, Quim Torra, también se ha referido a esa idea de pertenencia común entre los territorios del sur y del norte de la frontera francoespañola cuando ha dado la “bienvenida a casa” a Puigdemont y el resto de eurodiputados. “Los Pirineos no separan nada, lo unen todo”, ha asegurado Torra.
Desde el sur ha llegado Ferran, concretamente desde Barcelona. Según cree él, Puigdemont es un hombre “que ha luchado durante dos años de exilio”, razón por la que es “emocionante” volverle a ver ahora convertido en eurodiputado. Ha viajado con toda su familia, cinco en total y tres generaciones, desde su hija pequeña a su suegra. “Hemos venido a hacer fuerza y piña, son momentos en los que hay que apoyar”, asegura Ferran, que considera a Puigdemont “la punta de lanza del exilio”. Toda la familia es independentista, aunque Ferran reconoce que conseguir la secesión de verdad “seguramente va para largo”.
“No pienso demasiado en ello”, asegura, “es posible que no seamos suficientes ahora mismo y que no haya predisposición por parte de nadie. Espero que llegue algún día, pero de momento a luchar y a disfrutar”, indica el hombre con su hija pequeña en los brazos y un bocata en una mano.
El matrimonio formado por Joan y Lluïsa llegó el viernes por la tarde a Figueres, porque no encontraron ningún alojamiento libre en Perpiñán. “Y eso que lo buscamos hace un mes”, destaca Joan. Él es independentista “desde que nací”, mientras ella es menos entusiasta. “Somos independentistas pero para nada antiespañoles”, puntualiza él, que recuerda que los padres de Lluïsa eran ambos andaluces. “Pero mi madre, que es de Córdoba, nos hablaba siempre en catalán, era muy catalana”, asegura ella.
El plan del matrimonio, que ha venido con unos amigos, es dar una vuelta por el pueblo por la tarde, y enfilar hacia Barcelona después. Antes verán a Puigdemont, Ponsatí y Comín. Aseguran que no son especialmente seguidores del expresident, solo “tanto como del resto” de líderes independentistas, pero le reconocen que se ha “jugado su patrimonio por su país”.
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