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Torra se presenta como un president “de transición” para avanzar hacia la república catalana

Quim Torra, durante su discurso de investidura

Oriol Solé Altimira

Una etapa “de transición”, marcada por la “excepcionalidad” hasta que los presos y los “exiliados” puedan volver a casa. Así ha pedido Quim Torra la confianza del Parlament en su discurso de investidura, en el que ha mostrado su intención de “hacer república” sin demasiadas concreciones. También ha solicitado una reunión inmediata a Mariano Rajoy y a Jean–Claude Jucker. Un diálogo que también ha extendido entre los propios catalanes, en un alegato a favor de la convivencia entre partidarios y detractores de la independencia.

Torra ha seguido el guion previsto. Tal y como remarcó Puigdemont el jueves al designarle candidato, ha enmarcado su presidencia en un periodo provisional. Esto es, una legislatura que difícilmente durará cuatro años y que no tendrá únicamente el Parlament y la Generalitat como centros políticos. Torra ha abogado por compartir protagonismo con el propio Puigdemont y los otros dirigentes en el extranjero así como con la sociedad civil encargada de arrancar el “proceso constituyente” hacia la república.

Si alguien lo dudaba, las primeras palabras de su discurso se han encargado de recordar que su legislatura no será habitual. “Yo hoy no tendría que estar aquí. Quien tendría que estar aquí es nuestro president, Carles Puigdemont”, ha aseverado Torra, que ha subido al atril luciendo un lazo amarillo en solidaridad con los dirigentes independentistas presos, a quien ha calificado de “rehenes” del Estado.

Torra ha empleado la primera parte de su discurso en enlazar referencias retóricas sobre el proyecto republicano. Ha remarcado así la “fidelidad al mandato del 1-O”. Los objetivos de este mandato serán la elaboración de un “proyecto de constitución” catalana, y la creación de una asamblea de cargos electos, con alcaldes y concejales. No ha dedicado ni una frase a explicar cómo revertirá la intervención de las finanzas catalanas por parte de Hacienda, que seguirá aunque se levante el 155.

El candidato ha solicitado una nueva dinámica en el Parlament fuera de la bronca permanente de la legislatura anterior al pedir que la Cámara abandone “el terreno fangoso abonado al ámbito judicial y haga política en mayúsculas”. En este sentido, ha apostado por ir más allá de las filas independentistas y construir un “frente común contra la represión” del Estado. Los otros tres “principios inspiradores” del Govern Torra serán, en sus propias palabras, las “políticas de progreso social, de prosperidad económica para crear riqueza y redistribuirla” así como “la internacionalización del caso catalán”.

En uno de los pasajes más idealistas de sus 50 minutos de discurso, Torra ha abogado porque estos principios sirvan para “pasar de la represión a la vida” y “dar una respuesta política verdadera y sincera a todos los ciudadanos y ciudadanas” en la que “por encima de todo esté el respeto al otro”. “No sé puede mantener el insulto como manera de referirnos entre nosotros”, ha añadido, lo que ha provocado los aplausos irónicos de Ciudadanos y el PSC por los tuits contra los españoles de Torra.

Entre las medidas que Torra sí ha concretado, destacan la creación de un comisionado para “evaluar” los efectos de la intervención de la Generalitat bajo el 155, la retirada de la acusación de la Generalitat ante el Tribunal de Cuentas para reclamar a Artur Mas cinco millones por el 9-N y la reapertura “y ampliación” de las delegaciones en el exterior del Govern, cerradas por el 155.

Pendiente de la CUP

Torra no será investido este sábado. Logrará los 66 apoyos que suman JxCat y ERC, a dos de la mayoría absoluta requerida para lograr la presidencia en primera votación. Si la CUP reitera su abstención el lunes, el candidato sí obtendrá la confianza suficiente de la Cámara para iniciar su andadura como president. Los asamblearios lo decidirán este domingo.

Torra, en una de la decena de citas de escritores e intelectuales que ha introducido en su discurso, ha tirado de Joan Fuster para pedir el apoyo de la CUP: “Toda política que no hagamos nosotros será hecha contra nosotros”. Con todo, no ha mencionado a los cupaires explícitamente.

Rajoy, Juncker y Felipe VI

En el apartado del diálogo, ha pedido una reunión con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el presidente de la Comisión Europea, Jean–Claude Juncker, en la que puedan abordar “sin condiciones” la crisis catalana. A Juncker, además, le ha pedido un papel activo, en contraste con la negativa mostrada hasta ahora por la UE en entrar en un asunto interno español. “Los catalanes, como europeos, merecen la mediación de las instituciones europeas”, ha reclamado Torra.

Frente a la mano tendida hacia Rajoy y Juncker, Torra ha criticado al rey Felipe VI. Ha empleado la misma expresión que Puigdemont tras el duro discurso del monarca del 3 de octubre. “Así no”, le ha dicho Torra, que ha recordado un discurso del rey en el Parlament en el año 1990 en el que el monarca aseguró que la Constitución y el Estatut permiten “la libre exposición de cualquier proyecto”. “Resulta majestad que hay preso políticos y exiliados en este país, y centenares de investigados por defender un proyecto democrático”, ha lanzado Torra.

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