Eclipsada por su valoración de las detenciones de CDC fruto de la investigación sobre el 3%, el president de la Generalitat ha lanzado este miércoles un aviso a la CUP, la formación de la que depende, en principio, para continuar en el cargo de president de la Generalitat. Mas ha sacado la carta del adelanto electoral, al que Catalunya se precipitaría si el Parlament no logra investir a ningún candidato para presidir la Generalitat antes del 9 de enero. El president en funciones ha afirmado que un adelanto electoral “no es 100% imposible”, aunque ha matizado que es “moderadamente optimista” sobre las conversaciones entre Junts pel Sí y la CUP.
Con la tinta de su firma todavía fresca en el decreto de convocatoria del nuevo Parlament (Mas lo ha firmado justo antes de comparecer ante los medios), Mas ha pedido “tiempo y paciencia” para que las negociaciones entre Junts pel Sí y la CUP “acaben bien”. El president ha admitido que las negociaciones entre ambas formaciones son “de alta complejidad” y que las posiciones son “muy diferenciadas”. “El puzle es muy complejo”, ha añadido.
Frente a la dificultad de las negociaciones, Mas ha decidido agotar los plazos que la ley le da para convocar la cámara surgida de las elecciones del 27-S, por lo que la sesión constitutiva del nuevo Parlament no se producirá hasta el próximo lunes 26 de octubre. Una vez formada la Mesa de la cámara, el reglamento da 10 días para celebrar el primer pleno de investidura, que podría celebrarse como fecha límite el 9 de noviembre, una fecha especial pues caería en el primer aniversario del proceso participativo del 9 de noviembre por el que Artur Mas, la exvicepresidenta, Joana Ortega, y la consellera de Enseñanza, Irene Rigau, están imputados.
“La complejidad de las negociaciones que se están llevando a cabo requieren tiempo y paciencia por parte de todos si se quiere que acaben bien. Si lo que se pretende es que se acaben mal se puede ir muy rápido”, ha avisado Mas.