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Artur Mas y el 'Procés' se someten a su primera prueba en el nuevo Parlament

Semana de alto voltaje político en Catalunya. El recién formado Parlament será el centro de dos importantes asuntos que discurrirán entre el lunes y el jueves de forma paralela pero separada. Por un lado, la declaración de inicio del proceso independentista, que será debatida y votada por el pleno el lunes por la mañana. Por otro, la investidura del actual president en funciones, Artur Mas, que comenzará con el discurso del candidato el lunes y, previsiblemente, se alargará hasta el jueves. Con tres días de pleno y mayorías cambiantes, tanto Artur Mas como el proceso soberanista se someterán a su primera prueba en el Parlament salido de las elecciones del 27 de septiembre.

El primer asunto en pasar por la Cámara será la declaración independentista, propuesta por Junts pel Sí y la CUP. Lo hará a las 10 de la mañana del lunes, en un pleno que los independentistas han convocado forzando el reglamento para que se debata antes de la investidura, que agota su plazo el mismo lunes. Ciutadans, PSC y PP acudieron al Constitucional la semana pasada para interponer un recurso de amparo, al entender que la decisión de celebrar la sesión parlamentaria no se había ajustado a derecho, aunque el Alto Tribunal decidió no suspender el pleno.

El texto de la resolución que se votará este lunes declara solemnemente el inicio del proceso de creación de un nuevo Estado en Catalunya y de un proceso constituyente, e insta al Govern a obedecer exclusivamente el mandato del Parlament y, por lo tanto, a desobedecer a organismos como el Tribunal Constitucional. Los dos grupos añadieron el pasado viernes un anexo a la resolución concretando los temas para los que proponen la desobediencia al TC, como son el decreto de pobreza energética, la ILP de vivienda, el acceso universal a la sanidad, paralizar la reforma educativa o la renegociación de la deuda, entre otros.

Aprobación de la declaración y suspensión judicial

En vista de la aritmética parlamentaria, se espera que no haya sorpresas y que el texto salga aprobado a medio día con 72 votos favorables, correspondientes a los diputados de JxSí y la CUP. Está por ver qué posición toma el grupo de Podemos, ICV y EUiA, Catalunya Sí que es Pot, al que los independentistas, sobre todo la CUP, han querido acercarse utilizando en la declaración expresiones usadas en el programa electoral de los primeros, o con el anexo social posterior.

Sin Catalunya Sí que es Pot, esta declaración no tendrá todo el recorrido potencial que podría tener”, reconoció el diputado Benet Salellas en una entrevista concedida a Catalunya Plural. Pese a eso, es difícil que el grupo morado acabe votando favorablemente, aunque sí podría abstenerse.

El recorrido de la declaración, que incluye explícitamente un apartado donde considera al Constitucional “deslegitimado y sin competencia”, será corto. El Gobierno central ha avanzado que pedirá al Consejo de Estado el informe preceptivo para impugnar el texto el mismo martes, por lo que el Constitucional tomará en consideración el rescurso del Gobierno en los días siguientes, probablemente con celeridad. En cuanto que el Tribunal admita a trámite la petición, la declaración queda suspendida de forma automática. Todo este proceso podría producirse antes del viernes.

Con la declaración suspendida cautelarmente, será la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, la encargada de hacer que la resolución no se cumpla. Si los tribunales entendieran que se ha producido un incumplimiento de la suspensión judicial, esto es, se ha actuado con base en el documento independentista, la responsable directa será la expresidenta de la ANC, que podría incluso llegar a ser apartada de su cargo, gracias a la reforma exprés del Constitucional efectuada por el PP en octubre, evidentemente pensada para Catalunya.

Investidura, en tres episodios y fracasada

Mientras el carril judicial de la declaración independentista siga su marcha, el Parlament catalán no se parará. Este mismo lunes, después de aprobar la resolución, el pleno volverá a convocarse para dar comienzo a la primera parte de la primera sesión de investidura, a partir de las 17 horas y rozando el plazo máximo exigido por el reglamento. Artur Mas leerá su discurso como candidato a la reelección, el tercero en su carrera. Pero su alocución poco tendrá que ver con las pronunciadas en 2010 y 2012, cuando contaba con una mayoría clara gracias a un pacto previo con otros grupos. En esta ocasión, el president se dirigirá a una Cámara en la que no cuenta con suficiente respaldo para ser elegido.

La votación de esta primera investidura, en la que el candidato necesita obtener mayoría absoluta de 68 diputados, se producirá el martes. Los diputados solo pueden votar “sí” o “no” y, salvo que se produzcan sorpresas, Mas solo contará con 62 diputados, insuficientes para su reelección. La CUP ya ha anunciado que votará en contra, pero ni siquiera con una abstención de alguno de los grupos Mas podrá convertirse en president.

Si como se prevé Mas no logra ser investido en la primera sesión, se convocará la siguiente para 48 después, esto es, el jueves por la mañana. En esta segunda votación de investidura a Mas ya no le hace falta contar con mayoría absoluta, sino que puede ser investido si reúne más votos afirmativos que negativos. Pero esa ventaja no le podrá la reelección más fácil, ya que la suma de los diputados de Ciutadans, PSC y PP da 63 escaños, uno más de los que controla Junts pel Sí. Pese a todo, la CUP también ha asegurado que no se abstendrá sino que volverá a votar de forma negativa.

De no haber investidura esta semana, la opción más probable, la presidenta del Parlament tiene hasta el 9 de enero para convocar tantas sesiones de investidura como considere, a petición de los grupos. Una vez traspasada esa fecha, se convocan elecciones automáticas, que se celebrarían en marzo. Según han anunciado, la CUP hará una propuesta de candidato a Junts pel Sí después de esas dos sesiones de investidura. Tampoco se descarta que Ciutadans, PSC y PP puedan proponer un candidato de consenso que, pese a tampoco obtener mayoría, represente la posibilidad de un gobierno alternativo al independentismo.