Ciudadanos ganó las pasadas elecciones al Parlament tanto en el conjunto de Catalunya como en la ciudad de Barcelona. El análisis pormenorizado de los resultados de los comicios del 21 de diciembre arroja que Inés Arrimadas triunfó porque fue capaz de convencer en todos los barrios más pobres de la ciudad pero a la vez ganar en la mitad de las secciones censales de los votantes más acomodados de la capital catalana.
Según el estudio presentado este lunes por el geógrafo Oriol Nel·lo, de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y que fue diputado en el Parlament, la clave del éxito del partido naranja en la capital se debió a su capacidad para desplazar al PSC y a los Comuns en las zonas de Nou Barris consideradas más vulnerables. De hecho, Ciudadanos ganó en 59 de las 60 zonas con menos renta de Barcelona. Mientras, en los barrios acomodados, el partido naranja fue capaz de plantar cara al tradicional reinado del nacionalismo catalán y absorber buena parte de los votos que el PP solía obtener en estos lugares.
¿Cómo consiguió sobreponerse Ciudadanos en los barrios de rentas altas? Los datos ofrecidos por Nel·lo constatan que Arrimadas convenció a los más ricos de entre los ricos, residentes en barrios como Pedralbes, las Tres Torres o Sant Gervasi-Galvany, donde las rentas superan el 200% de la media de la ciudad. Para JxCat quedaron barrios también ricos, pero en una franja algo inferior, como Sarrià, Les Corts o los dos Eixamples, donde las rentas superan ampliamente la media pero no llegan a doblarla.
“Hay una relación muy estrecha entre la polarización en términos políticos y el crecimiento de la desigualdad y la segregación urbana”, ha explicado el geógrafo. El estudio de Nel·lo ha sido presentado en un acto del grupo Pròleg, nacido hace un año para agrupar a federalistas, partidarios del referéndum y contra la independencia unilateral. Nel·lo ha estado acompañado por el politólogo y exconseller Josep Maria Vallès y el también politólogo Joan Botella.
Botella ha dibujado un escenario político catalán muy polarizado en torno a la independencia. “La polarización es mayor cuando dos grupos son de tamaños similares y el grupo que no tiene una opinión definida en ese eje es pequeño”, ha explicado el académico, señalando que esa es la situación de Catalunya.
Para medir los efectos de la segregación por renta en la cuestión independentista, Nel·lo ha separado las rentas en tres grupos: vulnerables, sin segregación extrema y acomodados, y ha agrupado las preferencias sobre la secesión en función de estas tres situaciones sociales. El resultado es que, entre los vulnerables, el deseo de independencia ni siquiera alcanza a uno de cada tres votantes. En cambio, la independencia es mayoritaria entre las clases medias y, por ello, podría ganar en el conjunto de Barcelona.
“Hay una resistencia más alta a la independencia tanto a las rentas más bajas como en las acomodadas”, ha indicado Nel·lo, que ha explicado que es ERC la formación independentista que se muestra más competitiva entre las clases medias barcelonesas, consiguiendo un 22% del voto en esta franja. Esto hace que, cuando se observa la curva de voto de cada partido según la renta del barrio, ERC tiene una campana convexa, mientras Ciudadanos describe una campana cóncava, una relación entre ambas similar a un espejo.
Esto no pasa en el caso de JxCat, cuyo voto en las elecciones al Parlament de diciembre de 2017 asciende a la vez que la renta del barrio. En el caso del PSC ocurre casi al revés: obtiene muy buenos resultados entre los barrios por debajo de la media pero, cuando llega a la media, ya no cae más y se mantiene entre las clases acomodadas. En el caso de los comuns el comportamiento es similar al del PSC entre los pobres, pero obtiene descensos más pronunciados entre las rentas altas.
De estos gráficos, Nel·lo ha destacado sobre todo el nivel de participación electoral. Una recta ascendente de correlación positiva que sigue dejando a los barrios pobres lejos de los niveles de voto de los ricos. “Es la variable en la que la segregación territorial más pesa en el comportamiento electoral”, ha indicado el profesor, tras observar que solo uno de los barrios que registraron una abstención mayor del 30% está por encima de la media de la renta de la ciudad.
Pese al panorama de alta polarización dibujaba por Nel·lo y Botella, ambos se han mostrado optimistas en la capacidad de encontrar consensos por parte de la sociedad catalana. A su entender, dibujar una Catalunya partida en dos mitades es “maniqueo”, pues hay un tercer espacio que podría ampliarse en los próximos años.