Nunca es fácil saber hasta qué punto la congelación de las relaciones entre la Generalitat y Moncloa es cierta o responde a la gesticulación de las partes. La broma que este jueves ha conseguido colar Radio FlaixBac a la oficina de la presidencia española, haciendo que Mariano Rajoy se pusiera al teléfono de un falso Carles Puigdemont, demuestra que el presidente del PP en funciones está dispuesto a hablar e incluso a verse con el líder independentista, contra el criterio que había sostenido hasta ahora.
La actitud afable de Rajoy durante la llamada de quien él cree que es Puigdemont, en la que recuerda al imitador que se conocieron “allí, inaugurando el AVE, en Girona”, sorprende viniendo de un líder que rechazó llamar al president de la Generalitat tras ser investido, algo que era reclamado por los líderes del PSOE, Podemos y Ciudadanos. De hecho los dos primeros sí llamaron al Palau, Pablo Iglesias en primer lugar y unos días después Pedro Sánchez. Este jueves, gracias a la broma de FlaixBac, ha trascendido que Rajoy ha cambiado su posición respecto al bloqueo en las comunicaciones con los independentistas.
Más allá de la broma, la cita entre los dos mandatarios podría acabar produciéndose, sobre todo ahora que se sabe que Rajoy tiene “la agenda muy libre”, según sus propias palabras. El president de la Generalitat ha mostrado esta semana su interés en entrevistarse con el próximo presidente del Gobierno, asegurando que quiere “felicitarle” y mantener con él “una relación de normalidad institucional”. Pero como condición indispensable para un encuentro entre presidentes, el líder del PP debe resolver su investidura en las Cortes, un asunto del que Rajoy afirma que “no sabe cómo va a quedar”. Puigdemont llegó a usar esa situación para atacar a Rajoy, asegurando que era “un presidente en funciones que hace declaraciones en funciones”.
El clima de diálogo al que parecen dispuestos ambos presidentes contrasta con el cerrojazo de las instituciones españolas al nuevo gobierno catalán, que ha tenido su capítulo más destacado en la negativa del rey a entrevistarse con la presidenta del Parlament, Carme Forcadell. Este hecho, insólito en las relaciones entre la Casa Real y las instituciones catalanas, ha levantado ampollas en Catalunya. De hecho el presidente del grupo de Convergència en el Congreso, Francesc Homs, aseguró este martes tras su encuentro con el rey Felipe de Borbón que le había afeado al monarca su “error” al no querer reunirse con la segunda autoridad catalana.
Durante el último tramo de la pasada legislatura no se produjeron encuentros oficiales entre Rajoy y Artur Mas. El último de ellos ocurrió en julio de 2014, unos meses antes de la consulta del 9-N. A partir de entonces, desde Moncloa se impuso un clima de bloqueo que pretendía visibilizar la firmeza y determinación del Ejecutivo contra el proceso independentista.