Catalunya se encamina a un primer pleno de investidura que sirva solo como cuenta atrás electoral
Cuando una delegación del PSC encabezada por la portavoz del partido en el Parlament, Alícia Romero, se reunió el 6 de junio en Ginebra con Marta Rovira salió convencida de que el encuentro había ido muy bien y de que ERC estaba por la labor de priorizar la negociación con los socialistas.
Pero no solo ellos habían acudido a la ciudad suiza. Como adelantó El Periódico de Catalunya, el día antes quien se había reunido con la secretaria general de ERC había sido Carles Puigdemont. Acompañado de Jordi Turull, que desde hace un tiempo ha recuperado la buena interlocución con Rovira, mantuvieron un encuentro que en Junts califican de “importante”.
La relación entre Puigdemont y Rovira se había limitado hasta ese miércoles al intercambio de mensajes. Verse cara a cara y hablar del futuro del independentismo fue un paso relevante pese a que en ERC siguen desconfiando de las buenas palabras y las apelaciones a la unidad de los posconvergentes. En todo caso, el primer resultado de ese encuentro ha sido que Josep Rull es el nuevo presidente del Parlament.
Los socialistas se enteraron solo unas horas antes de la votación de la Mesa de la Cámara catalana de que ERC iba a apoyar al candidato de Junts. Tanto el PSC como los Comuns, que con su portavoz, David Cid, a la cabeza, habían estado en la ciudad suiza el mismo día que la delegación de Junts y también para entrevistarse con la secretaria general republicana, habían trasladado a ERC su disposición a facilitarles la presidencia del Parlament. Les parecía bien que la elegida fuese la número dos de Pere Aragonès, Laura Vilagrà. Pero en ERC ganaron los partidarios de renunciar al cargo (el segundo de mayor rango en Catalunya) para evitar que la primera foto de la legislatura fuese con el PSC. De esta manera el tanto fue para Junts puesto que además le regalaron la capacidad de debilitar tanto a Salvador Illa como a los propios republicanos en las negociaciones para la investidura.
La decisión de ERC enervó a Illa porque interpretó que una vez más a los republicanos les habían temblado las piernas ante Junts. En el PSC han recibido mensajes contradictorios desde las filas de ERC: han acordado la Mesa con Junts mientras hay dirigentes republicanos que no solo dan por hecho que permitirán que Illa sea presidente sino que les han trasladado incluso que les gustaría que algunos cargos de la Generalitat que son afines a ERC, nombres del llamado ‘sottogoverno’, pudiesen seguir igualmente en la Administración catalana aunque la controle el PSC.
En ERC insisten en que la votación de la Mesa no presupone cuál será su posición final respecto a la investidura de Illa. A los problemas ya evidentes que tienen los republicanos se añaden los que ellos mismos se buscan. La decisión de la federación de Barcelona de cerrar un acuerdo con el PSC para entrar en el gobierno de Jaume Collboni enfadó a la dirección del partido porque interpretan que el momento elegido no puede ser peor. Era una maniobra del agrado de Oriol Junqueras (que ya no está al mando) pero que no gustó nada a Rovira. También voces como la del exlíder del grupo municipal de los republicanos en el Ayuntamiento, Ernest Maragall, cuestionó las prisas de los que le han sucedido en el consistorio.
El pacto debía ser avalado por la militancia barcelonesa que, en otro ejemplo de la tensión que había provocado este acuerdo con Collboni, desbordó las previsiones hasta el punto que el congreso extraordinario donde iba a votarse la entrada en el gobierno del PSC tuvo que suspenderse este jueves y ha quedado aplazado sine die hasta que se aclare qué pasa con las negociaciones de la investidura.
La clave será la propuesta de financiación
Rovira anunció ante los cuadros del consejo nacional celebrado este sábado que los contactos formales con el resto de partidos empezarán la semana que viene (el martes se reunirán con el PSC) y consideró que hasta ahora lo único que ha habido son conversaciones exploratorias. Insistió ante los suyos que están dispuestos a aguantar las presiones y que no tienen ninguna prisa.
El PSC ya calcula que es muy probable que el pleno del 25 de junio sea puramente instrumental y que aunque Rull proponga a Illa como candidato a la investidura no haya debate porque el líder socialista no aceptará el encargo si no tiene amarrados los votos de ERC para asegurarse que sale elegido. Existe entonces la opción de recurrir al llamado “acto equivalente”, esto es, activar el reloj de los dos meses hasta llegar a la fecha límite para evitar la repetición electoral: el 25 de agosto. Los comicios deben celebrarse 47 días después de la convocatoria cuando se trata de una repetición o sea que las nuevas elecciones se celebrarían en octubre.
Los socialistas albergan la esperanza de que puedan ofrecer a ERC una propuesta lo suficientemente atractiva para que no acabe propiciando la repetición. La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, deslizó el jueves que Catalunya podría disponer de un “tratamiento especial” en el nuevo modelo de financiación. Es algo que podría parecerse a la “financiación singular” que exigen los republicanos. Lo que no le gustó a Rovira fue que la número dos de Pedro Sánchez lo soltase en una entrevista y se quejó de que el PSOE negocie “a través de los medios de comunicación”.
Probablemente la llave de la investidura esté más en manos del PSC y de Pedro Sánchez que no en manos de ERC
En ERC avisan que la financiación será la prioridad en su negociación con los socialistas (ningunean al PSC y apelan directamente a Pedro Sánchez) y que su exigencia pasa por conseguir que Catalunya salga del régimen común. Su objetivo es lograr una fórmula que se asemeje al concierto vasco. La simple mención de la vicepresidenta Montero al tratamiento especial desató las primeras críticas entre dirigentes territoriales del PSOE. Como era previsible, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, fue el que se mostró más indignado y advirtió que este sería “un precio demasiado caro por mantener un puesto” en La Moncloa.
Illa tendrá que aplicarse para frenar las críticas internas en el PSOE, un debate que levanta siempre ampollas y que explica también por qué el actual modelo lleva casi una década caducado. “No es privilegio, es cuestión de justicia”, argumentó el líder del PSC este sábado. Los socialistas catalanes explican que no puede ser que la tercera comunidad en aportar recursos sea la decimocuarta en recibirlos. La mejora del sistema es algo que llevan reclamando desde hace mucho tiempo desde las patronales a los sindicatos y otros agentes económicos catalanes.
Catalunya no puede ser la tercera [comunidad] en aportar recursos y la decimocuarta en recibirlos. No es ningún privilegio lo que pedimos, es una cuestión de justicia
El PSC considera que también hay opciones de poder atender las peticiones que ERC haga en materia de protección del catalán. En lo que Illa ya ha avisado que no hay margen es en la propuesta de un referéndum. Los republicanos asumen que la prioridad en la negociación con los socialistas será la financiación aunque no dejen de pedir una consulta.
En todo caso, por más planes que hagan unos y otros, todo puede cambiar si Puigdemont cumple su promesa de volver para estar en el debate de investidura y, sobre todo, según en qué condiciones lo haga. No es lo mismo si se arriesga a una detención a que pueda regresar sin problema porque el juez Pablo Llarena acaba levantando la orden.
Fuentes socialistas y de los Comuns coinciden en reconocer que si Puigdemont fuese detenido, a ERC se le complicaría muchísimo poder apoyar a Illa incluso sabiendo que la alternativa es ir a elecciones otra vez. Hasta ahora el expresident nunca había querido asumir el riesgo y en las filas republicanas hay dirigentes que no tienen nada claro que regrese si se arriesga a tener que ingresar aunque fuese solo por poco tiempo en la cárcel.
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