Catalunya, eslabón débil del PSOE en las elecciones del 26J
El PSOE encara las próximas elecciones del 26J queriendo mostrarse como la formación que ha hecho un mayor esfuerzo para erigir un gobierno alternativo al de Mariano Rajoy, una supuesta voluntad dialogante simbolizada por su pacto con Ciudadanos. La estrategia del centro, basada en un acuerdo entre PSOE, Ciudadanos y Podemos, cuenta, sin embargo, con un punto débil: Catalunya. El pacto con la formación naranja ha despertado poco entusiasmo entre el electorado catalán, que considera a Ciudadanos como un partido casi igual de conservador y españolista que el PP. Además, las difíciles perspectivas electorales de los socialistas catalanes han desembocado en la retirada de la candidatura de Carme Chacón y en tensiones internas a pocas semanas del inicio de la nueva campaña electoral.
Aunque el 79% de los militantes socialistas catalanes apoyaron en febrero el pacto con Ciudadanos, sólo el 31% de ellos participaron en esta consulta, frente a una media estatal del 51,7%. Catalunya fue, de hecho, la comunidad autónoma donde hubo una menor participación de las bases socialistas. El acuerdo entre Pedro Sánchez y Albert Rivera ha sido recibido con cierta inquietud por el PSC, una formación vinculada históricamente al catalanismo y defensora de la inmersión lingüística en las escuelas catalanas, a la que Ciudadanos se opone.
Los electores catalanes consideran, además, la formación naranja, cuya trayectoria empezó en Catalunya en 2006, como un partido más de derechas que Convergència y solo un poco menos que el PP (con una calificación de 7,58 frente al 8,74 del PP, según los datos del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat de Catalunya). Y casi igual de españolista que la formación de Mariano Rajoy (con una nota de 2,27 frente al 1,33 del PP en el eje españolismo-catalanismo).
Un acuerdo del que “no se puede sacar pecho”
Un acuerdo del que “no se puede sacar pecho”La dirección del PSC ya advirtió en su momento sobre la mala percepción del pacto con Ciudadanos en Catalunya. El secretario general de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, calificó a finales de febrero en el comité federal del PSOE a la formación naranja de ser “una fuerza política de un anticatalanismo y un antinacionalismo casi primario”. Además, recordó, en unas declaraciones que el PSOE difundió a los medios por error, que el pacto con Ciudadanos había tenido “una lectura distinta en Catalunya”.
“El acuerdo con Ciudadanos es un pacto necesario para conseguir una mayoría que permita al PSOE conformar un gobierno”, asegura el exsenador Carles Martí, que se ha postulado ahora para liderar la candidatura del PSC en las elecciones generales de junio. Éste reconoce, sin embargo, que en una hipotética nueva campaña los socialistas catalanes “no sacarán pecho del pacto con Ciudadanos”. “No lo podremos negar, pero algunos pensamos que era un acuerdo imposible y tras la primera investidura habría que haber intentado un nuevo acuerdo con las otras formaciones de izquierda”, asegura un miembro de la dirección del PSC.
Disputa interna por remplazar a Chacón
Disputa interna por remplazar a Chacón
El PSC obtuvo en diciembre su peor resultado de la historia en unas elecciones generales, con sólo un 15% de los votos y 8 diputados, frente a los 14 que consiguió en el 2011 o los 25 de 2008, cuando Catalunya resultó clave para que el expresidente Zapatero fuera reelegido en el cargo. Según el politólogo Jordi Muñoz, estos resultados aún podrían empeorar en la próxima contienda electoral. “Con el pacto con Ciudadanos, el PSC está dando señales a sus electores de que es un partido más españolista y esto podría hacer perderle votos entre aquellos electores de izquierda que dudan entre el PSC y En Comú-Podem”, afirma este experto en análisis electoral. Asegura también que el acuerdo con el partido de Albert Rivera también “podría hacerle ganar votos procedentes de sectores españolistas, pero estos en Catalunya son más minoritarios”.
Los pobres resultados del 20D y las difíciles perspectivas electorales han incentivado que la exministra Carme Chacón renuncie como cabeza de lista en Barcelona. Una decisión que ha tomado “por motivos políticos”, según ha anunciado ella misma este jueves por la mañana. El exsenador Carles Martí anunció el pasado lunes que se presentará a las primarias que se organizarán el 14 o 15 de mayo. En ellas competirá probablemente con Meritxell Batet, que ocupó el número dos en la lista del PSOE por Madrid en la anterior contienda electoral. El PSC celebrará este viernes una reunión extraordinaria de su ejecutiva para abordar la repetición de las elecciones.
“Quizás no es el mejor momento para organizar unas primarias para elegir el candidato”, asegura uno de los miembros de la dirección del PSC. Éste considera que no existe una gran diferencia entre la candidatura de Carme Chacón y la de un nuevo candidato, como sería el caso de Carles Martí, que dispone de una trayectoria de más de treinta años en el seno del partido. Una mayor renovación podría encarnarla la figura de Meritxell Batet, aunque ésta asumiría el lastre de ser la candidata preferida por la dirección del PSOE en Madrid.
“Me presento porque no solo debemos dar una respuesta programática, sino también en los valores que representa cada candidato, y que estos nos diferencien del PP”, explica Carles Martí. Estos valores, según él, deberían reflejarse en un discurso más catalanista “que muestre nuestra voluntad de diálogo que permitiría que se encuentre una solución acordada entre el gobierno catalán y español” respecto al proceso independentista.
Un cambio de caras en la lista del PSC difícilmente provocará que este partido deje de oponerse a la organización de una consulta sobre la independencia en Catalunya. Una fuente de la dirección del partido considera que deberá hacerse “una campaña en positivo en la que tendrán una gran importancia la búsqueda de soluciones al encaje territorial”. Pero reconoce que no podrán entrar en confrontación con el partido de Albert Rivera y “decir que PP y Ciudadanos son lo mismo”. Lo que dificultará que el PSC se distancie del discurso beligerante que hacen las fuerzas de la derecha española en contra del independentismo y el derecho a decidir de los catalanes.