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Convergència cede el testigo a ERC como principal voz propia catalana en el debate de investidura

Durante décadas el Grupo Catalán en el Congreso, formado por CiU, fue una potencia parlamentaria. El de los nacionalistas fue con frecuencia el tercer grupo parlamentario y, como tal, uno de los que disfrutaron de más influencia y presencia en la actividad parlamentaria española. Pero esta situación acabó en diciembre de 2015, cuando la fragmentación general del escenario político unida a los malos resultados de Convergència dejaron al tradicional Grupo Catalán muy minorizado. 

El debate de investidura fallido del pasado miércoles ha certificado el fin de la época en la que Convergència fue la principal voz propia catalana en las Cortes. Su tradicional papel protagonista ha quedado ahora en segundo plano, para beneficio de ERC. Los independentistas son esta legislatura el quinto grupo parlamentario, y el único formado por entero con representantes catalanes, como visibilizaron los holgados tiempos de intervención de los que dispuso Joan Tardà.

Durante más de 50 minutos en total, el de Esquerra expuso con comodidad las razones del 'no' de su grupo a la investidura de Mariano Rajoy. En un discurso marcadamente izquierdista, como corresponde al perfil personal del político, Tardà repasó en tono crítico la legislatura del PP, anunció la determinación del Govern en el proceso independentista catalán y cargó contra el ministro del Interior por su “falsificación de la verdad”, tanto contra los independentistas como contra Podemos. Desde el grupo de estos últimos hubo aplausos a su intervención.  

Mientras, Convergència estrenó en el debate de investidura su nueva situación en el Grupo Mixto. El portavoz del que fuera durante décadas tercer grupo, Francesc Homs, compareció este miércoles después de hasta siete intervinientes, sin contar las réplicas de Rajoy como candidato a la investidura. Homs apenas pudo hablar 18 minutos, 13 en la primera parte y cinco en la contrarréplica.

En su turno de palabra, el convergente aprovechó para anunciar la querella que su partido y el exacalde de Barcelona, Xavier Trias, interpondrán contra el ministro Fernández Díaz por el supuesto caso de fabricación de casos de corrupción falsos con el exdirector de Antifrau, Daniel de Alfonso. Una táctica, la de asegurarse la presencia mediática lanzando una noticia desde la tribuna, propia de los grupos minoritarios.

Pese al intercambio de papeles, las relaciones entre ambos grupos independentistas son fluidas. No en vano son partidos que comparten grupo en el Parlament y el Govern catalanes. En el Congreso, desde la legislatura pasada anunciaron su intención de coordinar su actividad y el miércoles pasado coincidieron en animar a Pedro Sánchez a presentar una alternativa a Rajoy, que ambos aseguraron tener interés en apoyar siempre y cuando haya un compromiso de celebrar un referéndum sobre la independencia. 

En Comú Podem, con voz propia

El relevo entre ERC y CDC tiene su réplica en el cambio de hegemonía entre En Comú Podem y el PSC. Tan habitual como la preminencia del Grupo Catalán había sido que el del PSOE fuera el grupo con mayor número de diputados catalanes. Pero esta es otra de las tradiciones que se ha roto. Ahora es el grupo formado por Unidos Podemos, En Comú Podem y En Marea quien ostenta ese récord, con 12 representantes.

No es esta la única diferencia en la presencia parlamentaria entre los ganadores de las últimas dos generales y el PSC. El grupo liderado por Pablo Iglesias tiene estructura confederal, lo que significa que se reparten los tiempos entre sus diferentes partes: Podemos, IU, En Comú Podem y En Marea. Xavier Domènech se ha convertido así en otra de las voces frecuentes en representación de una candidatura únicamente catalana. El de En Comú gozó el pasado miércoles de casi 9 minutos.

Igual que en el caso de ERC y CDC, la relación entre En Comú Podem y el PSC es buena. Son aliados en el gobierno de Barcelona y el PSOE es visto como socio potencial para formar una alternativa al PP, como Domènech remarcó desde su turno en la tribuna. Además, en la pasada legislatura el líder del PSC, Miquel Iceta, mantuvo varias reuniones con Domènech para compartir puntos de vista sobre la posibilidad de realizar un referéndum, en un último intento por llegar a un entendimiento sobre la investidura de Sánchez, conversaciones que no llegaron a fructificar.