En el PSOE no hay documento sobre cómo afrontar la plurinacionalidad de España que no haya pasado por las manos de Miquel Iceta. Él y Alfredo Pérez Rubalcaba eran los que tenían en la cabeza un modelo viable y alternativo a la uniformidad del PP y las vías rupturistas del independentismo. La Declaración de Pedralbes, el acuerdo que alcanzó el Gobierno de Pedro Sánchez en 2018 con el Ejecutivo de Quim Torra para retomar el diálogo, son dos folios y un párrafo que Iceta casi puede recitar de memoria. Se enfada cuando interpreta que los independentistas hacen una lectura tergiversada de lo que aparece en un escrito que, como tantos otros, siempre tiene a mano en su despacho en la sede de los socialistas catalanes.
Durante años se teorizó que el partido más parecido a Catalunya era el PSC, con una combinación de la llamada ala catalanista y otra con una sensibilidad más próxima al PSOE. Ese equilibrio se rompió con el auge del procés y algunos nombres históricos decidieron apartarse del partido. El trabajo, primero de resistencia y después de reconstrucción, no fue sencillo y el principal artífice fue Iceta, que asumió el liderazgo cuando nadie estaba dispuesto a dar el paso.
El todavía primer secretario del PSC se apartó para que el que había sido su discípulo, Salvador Illa, se convirtiera en el candidato a las autonómicas. Tal y como las encuestas auguraban, la operación fue un éxito aunque no lo suficiente como para convertirse en presidente de la Generalitat. Illa no ocupa el despacho de primer secretario de Iceta pero desde entonces ejerce de líder del partido, con un equipo propio y un estilo diferente. A cambio, Iceta fue nombrado ministro de Política Territorial y Función Pública, un cargo que le encajaba a la perfección pensando en sus habilidades negociadores y no solo en la futura mesa de negociación con el Govern de Pere Aragonès. Decidió rebautizar el Ministerio como “la casa de los pactos” y en solo seis meses ha demostrado que no era únicamente un propósito.
'Iceta, clave para el diálogo con Catalunya', titulaba 'La Vanguardia' en una información cuando fue elegido para sustituir a Carolina Darias en Política Territorial. Era una lectura compartida por la mayoría de medios y analistas, incluso aquellos que son contrarios a rebajar la tensión con el independentismo. También así lo entendieron y explicaron en el PSC. Iceta no es un federalista de boquilla pese a que no sea fácil defender este modelo de vertebración territorial ni en Catalunya ni en Madrid. Ahora tenía la oportunidad de diseñar una salida al conflicto catalán pero su gozo ha durado seis meses.
El PSC asegura que el dirigente catalán seguirá teniendo un papel clave en la negociación con el Govern aunque varios dirigentes consultados no esconden su sorpresa por el nuevo destino que Sánchez ha escogido para el primer secretario. “Seguirá participando en los asuntos que hagan referencia a Catalunya”, ha afirmado Illa para zanjar la polémica por el cambio de ministerio de Iceta, que desde este lunes se ha convertido en el titular de Cultura y Deportes. Elegante, pero para que quedase constancia, Iceta reconocía en el acto de relevo que sentía “mucho” dejar la cartera de Política Territorial.
La estrategia de Illa
La elección de Raquel Sánchez como nueva ministra de Transportes ha causado también sorpresa en el partido. No estaba en ninguna quiniela. Avalada por Illa, representa a una nueva generación de alcaldesas del área metropolitana, que de manera discreta han ido ganando protagonismo en el PSC. Definida por los que la conocen como competente y trabajadora, se convertirá en interlocutora habitual de los empresarios catalanes, algo que forma parte de la estrategia de Illa desde que asumió las riendas del partido. El papel que tradicionalmente había jugado Convergència ahora lo interpreta el PSC, que se ha convertido en una ventanilla a la que dirigirse para hablar de proyectos económicos.
El estudio más reciente de todos los que se han publicado sobre el déficit de infraestructuras en Catalunya es el que ha publicado IESE y en él participan varias entidades económicas y universidades. Concluye, como otros estudios, que la inversión en Cercanías sigue siendo una de las asignaturas pendientes. El presidente de Renfe es Isaías Táboas, que fue jefe de gabinete de José Montilla tanto en el Ministerio de Industria como en la Presidencia de la Generalitat, y que sabe perfectamente que esta es una cuestión que genera gran malestar en Catalunya. En el extenso análisis de IESE, conocido la semana pasada, se cita también la polémica ampliación del aeropuerto del Prat, una obra que lleva el sello del PSC gracias al exdiputado socialista y ahora presidente de AENA, Maurici Lucena. La nueva ministra, que se define como ecologista, ha pasado de las reticencias iniciales a apoyar más explícitamente un proyecto que entusiasma al empresariado catalán pero que despierta recelos no solo entre los municipios cercanos (entre ellos el suyo) y las entidades ecologistas, sino también en Bruselas por tratarse de un espacio de la Red Natura 2.000.
Fomento es uno de los ministerios con mayor protagonismo en el reparto de los fondos europeos, lo que convierte a la nueva ministra en una interlocutora para el resto de administraciones y los sectores empresariales. Fomento y las consejerías de obras públicas son conocidas coloquialmente como las 'repartidoras' de los gobiernos por su alta capacidad inversora, algo que solo en los momentos de mayor crisis, se ha visto limitada. Ahora, con la llegada de la inyección de millones procedentes de las arcas europeas, hasta 17.000 millones directos para Fomento, su protagonismo se ha revalorizado.
La nueva ministra simboliza mucho más que la ampliación de la cuota del PSC en el Gobierno. Raquel Sánchez ya se ha convertido en un nombre a tener en cuenta para futuras contiendas electorales.