1- El independentismo mantiene su fuerza
El bloque partidario de la secesión ha perdido dos escaños pero ha conseguido mantener con cierta comodidad la mayoría absoluta. La suma independentista no solo ha mostrado capacidad de resistencia, en una de las peores circunstancias judiciales en las que podía acudir a las elecciones, sino que ha podido aumentar cerca de 100.000 votos, que no se han traducido en porcentaje debido al aumento de la participación.
El independentismo ha tenido clara mayoría absoluta en Lleida (64,2%) y Girona (63,8%), pero también ha ganado, de forma inesperada, en Tarragona, donde con un 49,5% el bloque ha obtenido más votos que el resto de partidos con representación, que se ha quedado en el 49,1%. Es en Barcelona, con un 43,4%, donde el independentismo ha retrocedido casi un punto entero.
El bloque formado por Junts per Catalunya, ERC y la CUP ha podido mantener su fuerza porque los dos principales partidos independentistas han sido eficaces en sus respectivos terrenos. La lista de Puigdemont ha ganado con soltura en la Catalunya central y norte, mientras que ERC ha sido segundo partido en buena parte de las zonas metropolitanas y Tarragona, aunque en muchas de ellas no ha quedado lejos de JxCat. La gran perjudica de las listas separadas ha sido la CUP, que se ha desplomado a los 4 diputados desde los 10 que tenía, con una pérdida de casi 150.000 votos.
2- Ciutadans se consolida como la alternativa en Catalunya
La victoria de Inés Arrimadas es rotunda en números pero incompleta por su dificultad para gobernar. Ciutadans se ha lanzado hasta los 37 escaños por haberse convertido en la papeleta más clara y con más posibilidades contra la secesión. En solo 11 de años de andadura, el partido ha sido capaz de penetrar en un electorado transversal de izquierda a derecha, localizado en la Catalunya metropolitana y de perfil castellanohablante.
Ciutadans ha sido además el partido que más ha mejorado sus resultados desde 2015, obteniendo uno de cada cuatro votos. Ciudades importantes como L'Hospitalet, Terrassa, Sabadell o Badalona son ahora 'territorio ciudadano', pero también y sobre todo, en Barcelona. Todo este éxito es posible porque Arrimadas ha convertido a su partido en la única alternativa a la Catalunya independentista, una situación que podrá seguir rentabilizando en el futuro.
Pese a todo esto, el triunfo no es completo porque ni quedando primeros podrán gobernar. Ciudadanos, cuya gasolina es el conflicto en clave nacional, pasará una legislatura más haciendo oposición a un Gobierno independentista. No es el mejor, pero probablemente es uno de los segundos mejores escenarios que podían imaginar.
3- La apuesta de Puigdemont cose la crisis del PDeCAT
Junts per Catalunya ha sido un proyecto personal de Carles Puigdemont. La lista con la que el president cesado se ha convertido en el ganador moral de la noche no existía hace solo tres meses. La fórmula de plantear una lista de apariencia transversal, sin nombres de partido y con personalidades ligadas a la sociedad civil independentista ha sido tan sencilla como efectiva. Su único programa: la restitución del que llaman “Govern legítimo”.
Con la victoria de su apuesta sobre ERC, Puigdemont ha puesto la primera piedra para recoser el espacio social de la antigua Convergència. El partido se halla en una profunda crisis desde 2012, con refundación en el PDeCAT incluida, pero ha sabido capear todos los malos momentos y mantenerse en el Govern hasta el pasado octubre. El exalcalde de Girona que llegó de rebote a la presidencia de la Generalitat se ha convertido en el hombre clave del futuro de la formación, pese a su complicada situación judicial.
4- ERC no es capaz de dar el 'sorpasso' a los convergentes
Los republicanos han quedado en tercer lugar y a solo 12.000 votos de sus eternos rivales y aliados de JxCat. Sin embargo esa diferencia se ha traducido en dos escaños menos y, sobre todo, ha quedado muy por debajo de sus expectativas. ERC era considera la clara favorita al comenzar la campaña. Durante las últimas semanas comenzó a asumir que podía quedar por debajo de Ciutadans, pero hasta la noche de este jueves no ha visto que podía quedar también por detrás de la lista de Puigdemont.
ERC lleva siendo la gran promesa independentista desde las elecciones europeas de 2014, cuando superaron por primera vez a Convergència en votos, pero la victoria se le ha quedado lejos ahora. Con todo, ERC ha sido capaz de quedar segunda en la varias ciudades metropolitanas, como Barcelona, Terrassa, Sabadell o Badalona, lo que ha dibujado una Catalunya ya no bicolor sino tricolor. Para un independentismo al que se le ha escapado casi un punto en la provincia de Barcelona estos resultados metropolitanos son vitales.
5- La izquierda alternativa queda tocada en ambos bloques
Entre 2012 y 2014 comenzó un ciclo electoral que impulsó a varios partidos y candidaturas de la izquierda alternativa, tanto independentistas como no independentistas. La CUP parlamentaria, Podemos, Barcelona en Comú o la coalición que gobierna en Badalona son fruto de esta ola, que ha removido en muchos momentos los cimientos de la política catalana y española.
Pero las elecciones del 21D han cerrado en buena medida aquel ciclo. La CUP ha perdido 6 diputados, aplastada por el voto útil al que apelaban las dos grandes listas independentistas. Aunque la bajada es más suave, los comuns también han retrocedido tres escaños respecto a la candidatura de Catalunya Sí que es Pot. Ambas formaciones han perdido votos en ciudades en las que gobiernan. En Badalona la CUP ha perdido la mitad de los votos conseguidos en 2015, casi los mismos que en Sabadell. Los comuns también han bajado en esas ciudades y, pese al empuje de la alcaldesa Ada Colau, en Barcelona no han conseguido crecer ni un voto.
6- El PSC queda aplastado bajo la fuerza de Arrimadas
Los socialistas de Miquel Iceta han asegurado en campaña que se lanzaban hacia la presidencia. Pero los resultados le han dejado muy lejos de conseguirlo, no solo porque los independentistas han sumado mayoría absoluta, sino también porque se ha quedado a 20 escaños de Arrimadas y con poco más de la mitad de su voto. La apuesta del PSC ha valido para crecer 80.000 votos que se traducen en un solo escaño más, pero no ha podido hacer nada ante el empuje de sus rivales naranjas.
De hecho, el trasvase de voto hacia Ciutadans ha sido tan fuerte que el PSC no ha podido quedar segundo en algunos de los lugares que en otros momentos reinaron. Sí lo han hecho en ciudades como L'Hospitalet, Santa Coloma de Gramanet, Cornellà, El Prat o Gavà.
7- La suma de partidarios de un referéndum se desgasta
En Catalunya los partidos que han apostado por un referéndum sobre la independencia han ganado de forma amplia todas las elecciones desde 2012. También este 21 de diciembre, aunque el bloque se ha desgastado mucho. De los 83 diputados que sumaron en la legislatura pasada los independentistas junto a Catalunya Sí que es Pot, en el nuevo Parlament esta alianza será de solo 78 diputados, lejos de los dos tercios de 90 diputados que el Estatut impone para ser reformado.