Si hay dos temas que costaron la alcaldía al convergente Xavier Trias esos fueron, sin duda, la repartición de la riqueza –o la lucha contra la pobreza— y la gestión del turismo. O, como mínimo, esos fueron dos de los ejes que usó la Barcelona en Comú (BComú) de Ada Colau para penalizar el mandato de CiU al frente del consistorio de la capital de Cataluña. La brecha entre barrios ricos y barrios pobres y conceptos como saturación turística o gentrificación fueron una constante en una campaña electoral que, ahora, pasa de las palabras a los hechos.
Precisamente para dejar atrás la estela de acusaciones sobre su, de momento, breve obra de gobierno -los partidos de la oposición critican “postureo y pocas decisiones”— Colau escenifica este viernes sus prioridades como alcaldesa en un pleno extraordinario sobre pobreza, turismo y una cuestión muy ligada a la segunda, la ordenanza de terrazas del negocio de la restauración.
En el pleno, el equipo municipal pretende aprovechar los escasos márgenes de que dispone como institución local para reducir el impacto fiscal a los vecinos más necesitados. Unas grietas que Colau usará para revisar los impuestos municipales en función de la renta de los ciudadanos. O lo que es lo mismo, explorará rebajas, bonificaciones o la eliminación parcial o puntual de tributos que dependen del municipio —como es el caso del IBI, los precios públicos o la tasa de basuras—.
Colau ha expresado estos días su voluntad de “empezar a trabajar unas primeras líneas estratégicas comunes para hacer frente a cuestiones urgentes”, donde ha citado aspectos como la vivienda, la alimentación, la pobreza energética o las guarderías. Sobre el papel, algunas de las medidas que han trascendido son los tres millones de euros que prevé destinar de forma urgente este 2015 para aumentar una de sus obsesiones como activista y, también, alcaldesa: el parque de viviendas públicas de alquiler. Además, su equipo viene preparando en las últimas semanas un informe para medir el coste real de la vida en Barcelona. Un cálculo que serviría para reformular los baremos necesarios para acceder a las prestaciones sociales.
El pleno llega después que Colau anunciara la semana pasada su convocatoria junto con ERC y PSC, que pese a dar apoyo a la iniciativa, en los últimos días se han mostrado hostiles con la alcaldesa por “falta de concreción”. Si el socialista Jaume Collboni, ha asegurado que a BComú “le da miedo gobernar” y que a pesar de que las medidas están “bien orientadas” les falta “concreción”; el republicano Alfred Bosch ha avisado que su grupo “presionará” para que Barcelona dé el “giro social” que necesita.
Turismo y terrazas, el otro punto caliente
Turismo y terrazas, el otro punto calienteAnte la oleada de calor más tremenda que se recuerda en Barcelona, uno de los temas a regular, acentuado en pleno verano, sigue siendo el turismo y las terrazas que, en algunas zonas de la capital, se han comido más espacio público del que los vecinos desearían. En esta dirección, el ejecutivo municipal sugiere la creación de un Consejo Municipal de Turismo que aproveche el trabajo hecho por el anterior gobierno y amplíe el debate a los 73 barrios de la ciudad.
El día del anunció del pleno, Colau destacó que era oportuno no esperar al Pleno ordinario -que se celebrará a principios del mes de octubre- y señaló que el Pleno extraordinario dedicado a turismo debe llevar a dos acuerdos: “la creación del Consejo Municipal del Turismo y el inicio de la revisión de la ordenanza de terrazas”. Precisamente en este último extremo, Colau deberá lidiar con los grupos que lleven el clamor de los bares y restaurantes, la mitad de los cuales tendrían que adaptarse para cumplir con la actual ordenanza.
El pleno también servirá para medir la solidez del gobierno de Colau, con solo 11 concejales en un pleno que tiene 41. De hecho, un cuarto punto del pleno será fundamental para constatar la capacidad transformadora del nuevo consistorio, y es que renacerá la discusión sobre que Barcelona presente candidatura a los Juegos de Invierno de 2026. ERC y PSC, junto con CiU, podrían usar sus votos para redirigir el rumbo de Barcelona en esta cuestión que, según Colau, “no es prioritaria para Barcelona”.
Este no es el primer pleno de legislatura. El pasado 14 de julio de julio, el ejecutivo debutó con un primer pleno extraordinario en la que se aprobó, no sin polémica, el organigrama interno del Ayuntamiento. La alianza de cuatro partidos (CiU, PP, PSC y C's) impidió entonces que se aprobara la medida de BComú.