El Govern “de transición nacional” encabezado por Carles Puigdemont comienza a acusar sus primeros giros de guión respecto a la hoja de ruta independentista sin que se cumplan dos semanas de su formación. El nuevo Ejecutivo se ha puesto como objetivo “cumplir el mandato del 27-S”, para lo que tendrá que conjugar un programa electoral que se compromete a declarar la independencia en 18 meses, un Govern en coalición y una mayoría parlamentaria para la que es necesaria la CUP. Tres características que ya han comenzado a generar las primeras contradicciones.
El primer cambio con respecto a la hoja de ruta se verbalizó en la primera entrevista del recién investido, en TV3, donde Puigdemont descartó hacer una declaración de independencia en esta legislatura. El president asumió que el 27-S el independentismo no había conseguido alcanzar la mitad de los votos favorables, por lo que los electores debían ratificar en referéndum la nueva Constitución, que según el plan de JxSí se elaborará la siguiente legislatura.
Pero el nuevo calendario dibujado por Puigdemont no satisface a ERC, que por boca de su secretaria general, Marta Rovira, aseguró este martes que habría una declaración de independencia antes de 18 meses, y por tanto antes de las nuevas elecciones y del referéndum sobre la Constitución. El propio líder republicano y vicepresidente del Govern, Oriol Junqueras, ratificó poco después las intenciones de su partido, recordando que en la hoja de ruta acordada entre los partidos de la coalición de gobierno incluye una “declaración de intenciones de qué estamos haciendo”.
La portavoz del Govern, Neus Munté, ha salido este miércoles para intentar volver a meter a un mismo cauce las posiciones que en los últimos días parecían tomar caminos divergentes. Munté ha señalado que la cohesión en el Ejecutivo en el objetivo de la independencia es “total” y que la “declaración de intenciones” mentada por Junqueras “se puede adjetivar de la manera que ustedes quieran”.
La portavoz ha descartado la unilateralidad con el argumento de que “en Europa ese concepto tiene un carácter muy negativo”, pero ha esquivado la confrontación directa con Rovira asegurando que no hay diferencias entre las palabras de ambas. Independencia sí, por tanto, pero sin determinar si se declarará en esta legislatura ni si se contempla hacer de forma unilateral con la actual minoría en votos.
Esta falta de concreción en los planes independentistas le permite al Govern cerrar el primer conato de crisis entre los dos socios, pero también cambia por la vía de los hechos la hoja de ruta de Junts pel Sí, que antes del 27-S parecía cerrada y calendarizada. Pese a que el Govern afirma que la cohesión interna es total, la visualización de las dos posturas respecto a los futuros pasos no solo han marcado el inicio del nuevo Ejecutivo sino que ponen en la agenda de Puigdemont la necesidad de redefinir el plan independentista heredado de Artur Mas.
Una posible salida a la encrucijada que se le plantea al Govern Puigdemont es la mostrada por Munté este miércoles. La consejera portavoz ha centrado el peso político de la legislatura en la consecución de las “estructuras de Estado”, lo que requiere “tener a apunto y aprobadas leyes muy importantes, como la de transitoriedad jurídica, la de la hacienda catalana y la de la seguridad social”. ¿Cuándo se declara la independencia en ese plan? No está claro, pero Munté ha dejado entrever que la propia convocatoria de elecciones constituyentes podrían ser el vehículo para introducirla. “La convocatoria de elecciones constituyentes es la declaración de una intención muy clara, puesto que son para elaborar la Constitución de un Estado independiente”, ha asegurado.