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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

“El problema del Estado español es que no sabe ni ganar ni perder, sólo sabe vencer”

Si hay una figura con ascendente sobre el independentismo es el exdiputado de la CUP y periodista David Fernàndez. Pese a que se había mantenido en un discreto segundo plano, estos días ha regresado a la primera fila política para participar en tantos mítines como la agenda le permite, sea compartiendo escenario con el exalcalde de Barcelona, Xavier Trias (PDeCAT), o con el cantante y amigo suyo Fermín Muguruza.

El historiador Josep Fontana aportaba esta semana la siguiente reflexión: “No digo que esta sea una batalla entre buenos y malos, pero es una en la que es posible que perdamos todos”. ¿Coincide en este pronóstico? historiador Josep Fontana aportaba esta semana la siguiente reflexión:

No lo espero ni lo deseo. Comparto siempre muchas de las cosas que dice Fontana porque es una persona a la que siempre hay que escuchar. El dilema al final se ha convertido en escoger entre profundización democrática o involución democrática. Y en involución democrática perdemos todos. Pierden Gràcia y Vallecas, pierden les Terres de l'Ebre y Andalucía. En este sentido entiendo que si hay un retroceso, retrocedemos todos. Se comprueba en ámbitos sensibles como en la libertad de expresión. Interpreto que Fontana quiere decir esto.

En otro ámbito, habría que desterrar las imágenes binarias, la de buenos y malos, la de la Europa de maquis y partisanos. Catalunya es Cambó y el Noi del Sucre, Madrid es Vallecas y el barrio de Salamanca. Hay que prescindir de los planteamientos binarios, aunque también creo que tener claro que las razones son distintas. No es lo mismo la razón de Estado que la razón democrática, la de la libertad catalana. Y espero que gane la razón democrática.

Pero el referéndum también es un planteamiento binario. Es un sí o un no.

Por supuesto, como en todos los referéndums las preguntas son binarias. Ahora resulta que nos lo podemos preguntar todo menos si Catalunya tiene derecho o no a elegir libremente su futuro. La otra cuestión es cómo se llega aquí. Me encantaría que hoy me estuviese preguntando el por qué sí la independencia y por qué no a la independencia, o sea, que estuviésemos en un debate normal, un debate en el que no todo está tan claro.

Porque tú puedes tener un Estado independiente y que sea profundamente injusto. En realidad se trata un debate del sur de Europa, de recuperación de las soberanías políticas y populares. Este es el dilema de Europa. Me encantaría estar asistiendo a una campaña del sí y del no, con sus debates y sus dudas, pero lo que estamos haciendo es un debate sobre democracia sí o democracia no.

La democracia es votar, pero no solo es votar.

La democracia precisamente no es votar cada cuatro años. Es implicarte en el AMPA de la escuela, en la defensa de tu centro de asistencia para defender la sanidad pública... Como diría Jorge Riechmann, una persona a la que quiero mucho, que ve con preocupación lo que pasa en Catalunya y que no es precisamente independentista, la democracia implica muchas tardes libres. Implica dejarte horas en pensar cómo quieres convivir y cómo resistir en un siglo XXI que tiene muchos nubarrones.

¿Por qué se ha llegado a este punto? ¿Sólo es culpa del Gobierno central?

Las cosas sabes cómo empiezan pero no cómo acaban.

Eso es lo que pasa con las revueltas.

Sí, eso es así. Lo que está pasando tiene ese punto de contingencia. Nadie sabe exactamente qué pasará el domingo pero yo lo único que sé es que habrá colas de miles de personas queriendo votar. Veremos cómo se intenta frenar esta voluntad democrática, con qué grado de violencia institucional, simbólica o física, aunque espero que la física ni exista.

¿Cómo se ha llegado hasta aquí? Por la gestión autoritaria del Estado practicada por el PP. Llegan tarde y mal. Esto lo explica mucha gente de las élites catalanas, de los que han ido a llamar a la puerta de La Moncloa, tipo Isidre Fainé o el conde de Godó, diciéndoles 'haced algo porque los catalanes se están yendo'. Y el PP se lo tomó como el suflé catalán.

La política ha sido sustituida por el Código Penal. La libertad política es un delito, el referéndum es clandestino, las urnas están perseguidas y este pueblo es casi ilegal porque acaban de decirle que le persiguen por sedición.

Que haya colas de gente no significa que esa gente pueda votar. Es probable que no haya un referéndum.

Es probable. El único factor que puede invertir las probabilidades es la fortaleza de la gente. No digo la fuerza porque la fuerza es del Estado. Digo la fortaleza de la gente. Habrá escuelas, papeletas y urnas. El recuento que se haga al final del día serán en realidad muchos recuentos. Es muy posible que el Estado devalúe tanto el referéndum que los resultados sean ilegibles. Pero incluso así no es lo mismo que en la calle haya 100.000 personas a que haya dos millones.

¿Entiende que haya gente que esté a favor de votar pero no de hacerlo de esta manera o que tenga miedo?

Yo les entiendo a todos menos a los que dicen que este pueblo no puede elegir libremente su futuro. Estos son mis únicos adversarios políticos. Yo estoy defendiendo este referéndum para que la gente que quiera pueda ir a votar que no. O que quien quiera se abstenga, aunque es obvio que yo votaré sí. Lo que defiendo es que el futuro de esta sociedad lo decide la propia sociedad. Claro que entiendo el miedo.

Nuestro lema es Sense por, pero no es un sin miedo temerario. Al contrario. Es un sin miedo contra el miedo y a pesar del miedo. El problema del Estado español es que no sabe ni ganar ni perder, sólo sabe vencer. A mí lo que me da miedo es que no cambie nada o que ganen ellos. La única opción que nos dejan, por dignidad, es desobedecer. Pacíficamente, desde la resistencia ética de la no violencia.

Diría que eso puede pasar.

Yo creo que ellos ya han perdido. Lo digo con toda la humildad. Perdieron hace siete años. Si se piensan que el día 2, cuando despierten, el dinosaurio ya no estará ahí, están muy equivocados. El qué, la libertad de decidir, la razón democrática está más que ganada. El cómo y cuándo es lo que está por resolver. El domingo nos jugamos cómo será este país en los próximos 10 años.

¿Qué pensó cuando leyó el manifiesto de un grupo de intelectuales de izquierdas reclamando que no se vaya a votar? leyó el manifiesto de un grupo de intelectuales de izquierdas reclamando que no se vaya a votar?

Si no me moderase diría que son la barandilla del sistema. Pueden decir lo que quieran, sólo faltaría, pero me parece ruin, mediocre y miserable. Y me parece que no saben quién los ha engatusado porque la UCE [Unificación Comunista de España] está considerada como secta por el Ministerio del Interior. Es un discurso camuflado de izquierda social inexistente. Me parece una operación de Estado.

Usted ha sido uno de los primeros en plantear que será necesaria una huelga general. Una cosa es ir a una manifestación y otra es pedir a la gente que a lo mejor se juega su trabajo, que tiene un contrato precario, a a un autónomo que haga huelga.

Es una huelga en términos sociopolíticos, lo cual es una anomalía y recuerda otros tiempos. Han cambiado muchas cosas, pero la comparación con otros tiempos la hago porque si seguimos así, con representantes del Govern detenidos, con webs clausuradas, con hackers acusados de desobediencia, con asaltos como el que se hizo en una nuestra sede sin disponer de orden judicial... La única forma de parar el golpe del Estado, para no hablar de golpe de Estado, es la calle. No en el sentido tumultuario sino como espacio de ágora pública.

Su foto hablando con un agente de la Policía Nacional a las puertas de la sede de la CUP es una de las imágenes que más se ha comentado. ¿Qué le estaba diciendo?

Me limité a exigirles una orden judicial. Única y exclusivamente. Les recordé que si no la tenían estaban cometiendo un delito y les informé de que la resistencia estaba planteada en términos pacíficos y no violentos. También les dije que entrasen a recoger los coches y que ya les acompañábamos nosotros porque no teníamos ninguna intención de que les pasase nada a los coches. A día de hoy solo lo veo como un intento de provocación, a ver si su tesis de que aquí hay violencia la podían validar. Venían a provocar.