Y al noveno día, Artur Mas pisó el cinturón rojo

Han tenido que pasar nueve días de campaña electoral para que el candidato a la presidencia de la Generalitat de Junts pel Sí, Artur Mas, aparezca en un gran mitin en el área metropolitana de Barcelona. Hasta este sábado, Mas había participado en grandes actos de Junts pel Sí en poblaciones fecundas para el independentismo. La candidatura había optado por los perfiles más progresistas para apuntalar el área metropolitana de Barcelona, la zona que decidirá los resultados del 27-S y donde tradicionalmente el soberanismo ha encontrado menos simpatías.

Mas no parece el candidato ideal para ir a buscar votos entre el electorado progresista que ha perdido la confianza en el PSC, antiguo partido hegemónico del cinturón barcelonés. Mas arrastra dos mandatos que han recortado un 20% del gasto y el peso de ser el hijo político de Jordi Pujol, el president salpicado por la confesión de la herencia secreta paterna y por la presunta corrupción de sus hijos. Los recortes en sanidad han tenido uno de sus focos en el Hospital de Bellvitge, un centro emblemático de la comarca del Baix Llobregat.

Hasta este sábado, Mas había pisado el área metropolitana de Barcelona en dos ocasiones. El miércoles ofreció una rueda de prensa sobre pensiones en Badalona y el sábado anterior protagonizó un acto en Martorell (un feudo municipal convergente del Baix Llobregat), mientras Raül Romeva y Oriol Junqueras intervenían en Terrassa, uno de los bastiones municipales que el PSC ha sabido mantener el cinturón.

Entre Martorell y L'Hospitalet, Mas había participado en actos de Junts pel Sí en poblaciones más decantadas hacia el soberanismo y que tienen un alcalde convergente: Olot, Vilanova y la Geltrú, Figueres y Manresa. Durante la primera semana de campaña, Mas sólo ha pisado territorio hostil el jueves en Tarragona, otro bastión socialista donde Junts pel Sí quiere recoger parte de los 150.000 votos que calcula que le faltan para obtener una gran mayoría.

La amenaza de la banca

Pero si precisamente Junts pel Sí flaqueaba en el flanco social, el pronunciamiento de las patronales de la gran banca con la amenaza de abandonar Catalunya en caso de independencia unilateral le ha venido como anillo al dedo para reivindicarlo. Por momentos pareció que el mitin de Junts pel Sí era una acción de la PAH o un acto de Podemos. “No deja de sorprendernos que nos vengan a dar lecciones los mismos que han provocado la crisis en donde estamos, y que para salir de ella se han hecho rescatar con nuestros impuestos. Hay algunas lecciones que no necesitamos”, ha aseverado el número 5 y presidente de ERC, Oriol Junqueras.

Aún más dura ha sido la número dos, Carme Forcadell: “Si no respetan la voluntad del pueblo de Catalunya, no merecen tener nuestros ahorros”, ha afirmado la expresidenta de la ANC. “Que se vayan los bancos de los desahucios, de las hipotecas abusivas y las preferentes”, ha exclamado ante el éxtasis de las más de 9.000 personas que han llenado La Farga de L'Hospitalet. Aquí es donde ha intervenido el Mas más presidenciable.

“No se irán, Carme, tranquila”, ha dicho Mas poniendo la cordura al furor de sus teloneros. Mas ha puesto en duda que las entidades bancarias se marchen de Catalunya, un territorio que, ha recordado, representa el 20% del PIB español, es una “potencia exportadora” y tiene “el lugar de compras más importante de todo el Estado”, el Passeig de Gracia. “¿Os pensáis que se marcharán?”, ha preguntado Mas, y el público ha respondido un largo “no”, al unísono. “No son las hijas de la caridad ni hermanitas de los pobres. ¡Que lo hacen por interés!”, ha agregado el president.

Crecimiento de ERC

Con o sin banqueros, el cinturón metropolitano es un mar donde todos los partidos quieren pescar después del fin de la hegemonía del PSC en la zona. Los socialistas pasaron de obtener casi la mitad de los votos en el área metropolitana en 1999 al 21% en las elecciones al Parlamento del 2012. ERC, con un trabajo de hormiga, había logrado resultados importantes gracias a la atracción de socialistas desencantados que apostaron por ERC por su tradición y carácter progresista. Todo ello, antes del pacto con CDC y de la plasmación de Junts pel Sí.

L'Hospitalet es un ejemplo. Las elecciones al Parlament de 2012 fueron la última convocatoria electoral donde CiU ganó a ERC en l'Hospitalet. En las europeas de 2014, la alianza de ERC con los antiguos miembros del ala soberanista del PSC llevó a los republicanos a quedar terceros en la ciudad, obteniendo 3.000 votos más que CiU, que quedó quinta. Los republicanos se quedaron a 500 votos de ser la segunda fuerza, el PP.

En las municipales de hace cuatro meses se repitió la historia. A pesar de la incontestable victoria de la socialista Núria Marín, ERC, que la legislatura anterior ni había ni entrado en el consistorio, obtuvo más de 8.000 votos y dos concejales, mientras que CiU perdió casi la mitad de los sufragios que había obtenido en 2011 y se quedó con un concejal gracias a 5.500 votos.

Mas ha notado que algo está cambiando en el área metropolitana. “¿Quién iba a decir que el día que La Farga de Hospitalet estaría más llena desde su inauguración sería por los soberanistas catalanes que buscan la independencia?”, se ha preguntado el president. Los tiempos en que el PSC llenaba el Sant Jordi y La Farga se han terminado, y Junts pel Sí quiere coger la alternativa.