Una joven denuncia que los porteros de una discoteca la “trataron de loca” tras sufrir una agresión sexual

“Fue como si me agredieran dos veces”. Así se expresa una joven tras recordar la agresión sexual que sufrió hace diez días en la discoteca Jamboree de Barcelona y la reacción de los porteros del local cuando acudió a ellos para que encontraran al agresor. La joven denuncia que los dos vigilantes del local no sólo se negaron a localizar a su agresor, sino que la culparon a ella de lo sucedido. Hasta la acusaron de estar inventándoselo. “Estoy segura de que esto le ha pasado a muchas otras mujeres y que por miedo o por vergüenza no lo han hecho público”, reflexiona la joven, que prefiere mantenerse en el anonimato, en conversación con este diario.

Los hechos ocurrieron la madrugada del sábado 8 de octubre. La joven agredida se encontraba en la discoteca Jamboree con un grupo de amigos. Cuando estos salieron a fumar, ella conoció a un chico de unos 25 años, cuenta. Comenzaron a bailar y ella le hablaba, pero el joven no respondía. Fue entonces cuando el chico le empezó a tocarla sin su consentimiento. La joven lo apartó a empujones, pero el agresor respondió metiéndole los dedos por debajo de la falda. La joven escupió a la cara de su agresor y lo empujó. El chico huyó entre la multitud de la discoteca.

La joven salió inmediatamente fuera del local para buscar a sus amigos y denunciar la agresión a los dos porteros que había en la puerta de la discoteca. “No me podía imaginar lo que me iban a decir”, recuerda. Y es que los porteros empezaron por relativizar la agresión. “Si le estabas bailando, ¿qué te esperas?”, asegura que le dijeron.

La conversación no terminó aquí. Enfadada, la joven recriminó su actitud a los porteros y les instó a entrar en la discoteca para localizar a su agresor, ya que ni ella ni sus amigos lo habían visto salir. “Vete al psiquiatra, que es al único sitio al que tienes que ir”, explica que le dijeron, mientras ella y sus amigos intentaban, sin éxito, volver a entrar a la discoteca para localizar al agresor. “Me trataron de loca por denunciar una agresión sexual”, reflexiona la joven.

El tono de la conversación fue elevándose hasta que, rememora la joven, los porteros la amenazaron con denunciarla “por mentirosa” y le prohibieron volver a entrar en la discoteca. Dos testigos corroboran que los porteros impidieron la entrada a la víctima. Ella y sus amigos fueron a buscar a una patrulla de los Mossos d'Esquadra que se encontraba en la plaza Reial para denunciar los hechos.

Pocos minutos después la joven entraba otra vez en la discoteca acompañada de dos agentes. Intentaron, sin éxito, encontrar a su agresor. La noche continuó en la comisaría de Ciutat Vella. En la denuncia policial se recoge “que los vigilantes recriminaron a la declarante [la víctima] que si baila con un chico qué puede esperar”.

Con todo, la joven también lamenta el trato que recibió por parte de algunos agentes de los Mossos d'Esquadra. “Las cosas iban bien con la primera agente que me atendió en privado. Me tranquilizó y me dijo que tendría en cuenta las dos cosas: la agresión y la actitud de los porteros”, explica. “Pero luego vino otra agente que empezaba su turno y lo primero que me preguntó era si había bebido y si estaba borracha”, lamenta.

“Le contesté que no iba borracha y que me acordaba de todo, pero ella seguía insistiendo”, añade. Esa segunda agente, al contrario que la primera, le dijo que no podía denunciar a los porteros porque seria “su palabra contra la tuya”, recuerda la joven.

Pero la cosa no terminó aquí. La víctima explica que, tras enseñarle unas fotos del archivo policial en las que no identificó a su agresor, otro agente entró en la sala y le preguntó si la “chica tan borracha” de la recepción de la comisaría era amiga suya. “Si tú ibas tan borracha como tu amiga a lo mejor no has entendido lo que te decían los porteros”, asegura que le espetó el mosso. “Al final me sentí más acompañada por mis amigas que por la policía”, asevera la joven, que está estudiando la posibilidad de denunciar a los dos porteros. Desde la sala, por su lado, aseguran que no tienen constancia de los hechos y que les parece “muy extraño”.

De momento, el agresor no ha sido localizado. “Que haya hombres que te vean como un objeto y te agredan solo por llevar falda es asqueroso. Pero es lamentable que quién se supone que tiene que actuar contra esto, que por eso pagas tu entrada de la discoteca, no haga nada”, concluye la víctima.