Las del 21 de diciembre no serán unas elecciones al uso en Catalunya. No lo serán por haber sido convocadas por el Ejecutivo central, con el Govern cesado y el Parlament disuelto por la aplicación del artículo 155 y con una parte de esos mismos responsables políticos en prisión. Tampoco lo serán por el día escogido, un jueves laborable. No obstante, la elección del día no será el factor que más pese en la participación del 21-D, según politólogos y expertos en citas electorales consultados por este diario.
Los expertos desmienten el tópico que dice que entre semana se eleva la abstención. Al contrario, con la cita en día laborable entran en juego otras claves, como las cuatro horas de las que disponen los trabajadores por ley para acudir a la votación. Esta variable, dicen los politólogos, podría incluso llegar a estimular el voto. En cualquier caso, la polarización política o la incertidumbre resultaran factores mucho más determinantes que el día escogido y si éste es festivo o no.
Tampoco los analistas consideran que haya ninguna estrategia por parte del Ejecutivo tras el anuncio de comicios en jueves. El Gobierno anunció fecha electoral 54 días después de su publicación en el BOE: el anuncio de Mariano Rajoy fue un viernes, el BOE se publicó en sábado y, tras los días preceptivos, los comicios resultaron el 21 de diciembre. La fecha corresponde más a la “celeridad” con la que el presidente quería convocar comicios que a algo “premeditado”, explica Berta Barbet, politóloga y experta en comportamientos y opiniones políticas.
“En general, el electorado partidario de la unidad de España tiende a abstenerse en las catalanas –menos en los últimos años– y, por lo tanto, si hubiera una estrategia del Gobierno, esta tendría que basarse en la idea de que se debe movilizar a ese electorado. Si es que hay efecto, celebrando unas elecciones un jueves podrías disminuir la participación y, en consecuencia, te perjudicarías”, acompaña Toni Rodón, politólogo experto en participación electoral.
Si bien la fecha no es un factor decisivo, los cambios, ya sea de día o de espacio electoral, no son buenos para la participación pues desubican al votante. Aunque esta no es –según Barbet– “un hándicap grave” en este caso, teniendo en cuenta la polarización que se presupone en los comicios del 21D. “Un debate parecido al de la fecha se produce con la meteorología. La lluvia empuja a la baja la participación, pero su efecto es pequeño. Hay otros factores más importantes, como la polarización, la movilización de los partidos o la incertidumbre”, matiza Toni Rodón.
Sea como sea, las elecciones entre semana y en día laborable no son una anomalía. En España también se había dado dicha circunstancia, con la democracia recién estrenada. Las primeras elecciones al primer Congreso tras la muerte de Franco, en 1977, fueron en miércoles.
También el primer Parlament escogido tras la dictadura franquista se decidió en unos comicios en día laborable, en este caso un jueves, día que se repetirá 37 años después. Tan sólo hay una excepción en casi cuatro décadas al domingo electoral: Pasqual Maragall convocó para el 1 de noviembre de 2006 unos comicios. Era miércoles, pero festivo.
Domingo electoral, convención nacional
Toni Rodón cita un artículo de la publicación especializada Irish political studies para destacar que el día no tiene incidencia en la participación. “O, sí la tiene, es muy pequeña”, insiste. De esta forma, la elección de la fecha –prosigue Rodón– depende mucho más “cuestiones históricas u organizativas”.
El domingo electoral se ha convertido en seña de identidad de las elecciones en España. Pero no siempre fue así. Ni tampoco todos los países optan por ese mismo día. Para ejemplificarlo, Rodón recurre a la web Brilliant maps, con una completa cartografía sobre el abanico de fechas que se usan en el mundo como días electorales.
Como recuerda Rodón, el caso paradigmático en cuanto al uso de días laborales es el de Estados Unidos, donde se escogió el martes como fecha electoral porque se interpretaba que era el día mas fácil para los campesinos para acudir a los comicios. “Los sábados trabajaban [los campesinos] y se requería incluso de un día para llegar al centro de votación”, recuerda. En el caso del Reino Unido, el día recurrente es el jueves: fecha lejana en la semana a los sermones de las iglesias, que se daban en domingo.
Madrid-Barça o la Lotería: clima “eufórico”
Las próximas elecciones en Catalunya se producirán el 21 de diciembre. Un día antes del sorteo extraordinario de Lotería de Navidad. Tres días antes de la Nochebuena... Y dos días antes del clásico, el Real Madrid-Barcelona. Una semana repleta de actividades que comparten una característica: la euforia.
“¡Es la época más eufórica del año! Eso tendrá incidencia”. Así lo remarca el doctor en ciencia política por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), ex director del CEO en Catalunya y último director de la campaña de la socialista Meritxell Batet a las elecciones generales, Gabriel Colomé.
“Hay algo en lo que no pensamos: será 21 de diciembre. Éste periodo navideño es característico de un ambiente de máxima euforia, estudiado por los sociólogos que, por cierto, no hacen nunca encuestas políticas en dicha época: la gente está de más buen humor, es más optimista”, destaca Colomé, que apunta que las fechas pre-navideñas y futboleras podrían incluso activar al electorado.