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Un encarcelado y 5 imputados en la dirección: así ha “descabezado” la justicia a ERC

“¿Quién ha hecho que ERC, JxCat y el resto de independentistas no tengan líderes porque están descabezados? Mariano Rajoy y el Partido Popular”. Las palabras de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría en plena campaña electoral resonaban este lunes en la sede de ERC mientras Marta Rovira declaraba en ante el Supremo. ¿Saldría? ¿Llegaría el “descabezamiento” también a la líder con la que han sustituido a Junqueras?

Rovira volvió, tras imponerle el juez una fianza de 60.000 euros. Pero un repaso a la cúpula del partido republicano, formada por una veintena de personas, permite observar cómo en diferentes grados toda la dirección está inmersa en procesos judiciales de calado. Lo está, como es conocido, el presidente del partido, Oriol Junqueras, encarcelado en Estremera desde el pasado 2 de noviembre. También Rovira, en libertad con cargos.

Pero la mancha de aceite judicial se ha extendido mucho más abajo en el escalafón. La adjunta a la presidencia del partido, Anna Simó, está en libertad provisional después de declarar ante el juez por su actividad en la Mesa del Parlament. También lo está quien ocupa el puesto de adjunto a la secretaría general, Lluís Salvadó, quien además fuera secretario de Hacienda en el Govern. Salvadó está imputado por el juez del juzgado número 13 de Barcelona, quien le detuvo el día 20 de septiembre en la investigación que seguía contra el referéndum.

En esa misma investigación está imputado otro de los pesos pesados del partido: Josep María Jové, presidente del Consell Nacional de ERC y secretario general de Economía en el anterior Govern. Jové es el hombre al que el instructor considera cerebro del referéndum, y se le practicaron seguimientos y escuchas durante los meses previos al 1-O. En ese mismo procedimiento del juzgado está imputado Josep Ginesta, quien fuera secretario general de Treball y que en la ejecutiva republicana ocupa el lugar de secretario de la misma área.

Sin plan B a Rovira

En total son 6 nombres entre presos, en libertad condicional e investigados, en la cúpula de un partido que el pasado lunes contuvo la respiración cuando Rovira cruzó la puerta de los juzgados. Según explican fuentes de la formación, en ERC no estaba decidido qué harían si su secretaria general no volvía por donde había venido. Sin embargo, todas las miradas se dirigieron al actual portavoz, Sergi Sabrià.

“Es un escenario con el que no habíamos trabajado”, recuerda un cargo de la formación, “pero supongo que por organigrama Sabrià sería el sustituto natural de Rovira ante cualquier eventualidad”. El portavoz es uno de los pocos nombres de la primera línea del partido que no tiene causas abiertas en ningún juzgado. Como él, Isaac Peraire o Pere Aragonés. Este último, de hecho, es una de las personas llamadas a ganar visibilidad y peso político en el nuevo Govern, después de la quema judicial de buena parte de los liderazgos del partido.

Tranquilidad en el PDeCAT

La situación por la que pasa la dirección de ERC es difícil de comparar con la del resto de partidos independentistas. En la CUP los liderazgos son mucho más móviles y funcionan muchas veces por prestigio, sin cargo, como el que ejercen los exdiputados David Fernàndez y Anna Gabriel. Los anticapitalistas además acaban de renovar su secretariado nacional, el órgano de dirección política, en el que ha entrado Mireia Boya, una de las dos exdiputadas imputadas por el Supremo junto a Gabriel.

Tampoco la cúpula del PDeCAT está especialmente tocada. De los 13 nombres que la forman, solo la coordinadora general, Marta Pascal, está imputada en el Supremo, y salió en libertad sin fianza tras declarar el pasado lunes. Desde la formación se transmitía “tranquilidad” en las horas previas a la vista, ya que estaban convencidos de que no el juez Llarena no dictaría orden de prisión contra Pascal. También en la cúpula del PDeCAT están las exconselleras Neus Munté y Meritxell Ruiz, que evitaron una imputación segura saltando del Govern a tres meses del referéndum.

Diferente es la situación de JxCat, marca de una candidatura en la que no hay una estructura de partido más allá del PDeCAT, por un lado, y el estrecho equipo de colaboradores de Puigdemont. En la lista electoral sin embargo, sí estaban la mayoría de los miembros del partido tocados por los procesos judiciales, comenzando por el propio president cesado, el encarcelado Jordi Sànchez en el número dos y todos los consellers cesados de Convergència.