“Que explique JxCat cómo piensa hacer que Puigdemont vuelva al Parlament”, contestaban durante la campaña las primeras figuras de ERC al ser preguntadas por la propuesta de sus competidores de “restituir” al Govern. Los republicanos han recuperado esta misma fórmula ahora para encarar las negociaciones sobre la investidura, con la diferencia de que, una vez los resultados les han dejado por detrás de la marca exconvergente, han asumido que deberán volver a votar a Puigdemont para la presidencia. Si es que se puede.
ERC no plantará de momento batalla por la primera silla de la Generalitat. “Solo trabajamos con la opción de Puigdemont como president”, aseguró este martes contundente el portavoz Sergi Sabrià en los micrófonos de Rac1. A dos semanas de la sesión constitutiva del Parlament, convocada por Rajoy como president de la Generalitat en funciones para el día 17 de enero, el bloque independentista cierra filas en torno el candidato más votado de entre los suyos, el del president cesado que elude desde Bélgica ya hace dos meses la acción de la justicia española.
Mientras, el núcleo duro del equipo de Puigdemont en Barcelona también está en Bruselas estos días. Elsa Artadi, Eduard Pujol, Damià Calvet y Jaume Clotet se han desplazado a la capital belga para diseñar la estrategia de la negociación, en la que tratarán de cerrar un acuerdo global sobre la Mesa del Parlament y sobre el Govern antes del día 17. Según explicaron este martes fuentes de la formación, los contactos entre las tres fuerzas independentistas son “permanentes”.
Junts per Catalunya ya ha dejado claro que no tiene intención de investir a Junqueras, ni como último recurso. Tal como la candidatura reiteró en campaña, el papel que asignan al de Esquerra es la vicepresidencia, por ser el que tenía en el anterior gobierno que, a su juicio, fue depuesto de forma ilegítima por Rajoy. Consideran además que esta postura está ahora legitimada electoralmente por los resultados del 21D, cuando la propuesta de Puigdemont obtuvo 11.000 votos más que la de ERC.
La fórmula que reúne el consenso de todo el bloque, incluida la CUP, es la llamada “restitución del Govern legítimo”, que significaría volver a colocar a Puigdemont en la cabeza del ejecutivo con Junqueras como número dos, independientemente de la situación procesal de ambos. A partir de aquí el reparto de carteras por departamentos sería lo más parecido posible al del gobierno de JxSí, aunque no se descartan cambios consensuados o por renuncia personal de los interesados.
Pero ni siquiera en este escenario se despeja el interrogante de quién llevará el día a día del Govern si, como es probable, continúa la ausencia del president y el vicepresident. Esta incógnita se avanza como una de las principales batallas soterradas entre ambas formaciones, por el control de la figura que se elija como la más destacada del nuevo Ejecutivo en suelo catalán. Otro de los cabos sueltos será qué papel dar, de representación, simbólico o plenamente ejecutivo, a los consellers cesados que continúan en Bruselas.
La dificultad de una investidura a distancia
Pero, más allá del clima de entendimiento que los dos grandes partidos independentistas desean transmitir, los republicanos no obvian las enormes dificultades técnicas de una investidura “a distancia” como la que plantean sus socios. En primer lugar, porque habría que forzar la interpretación del reglamento del Parlament para conseguirlo.
Es obvio que cuando se redactó la norma interna de la Cámara nadie pensó en la posibilidad de que el presidenciable no estuviera presente en la sesión de investidura, más aún cuando en el artículo 4 del reglamento se fija la asistencia a los plenos como uno de los derechos y deberes de los diputados. En lo referente a la investidura, el artículo 146 dispone que el candidato ha de presentar su programa de gobierno al Pleno. ¿Puede hacerlo por videoconferencia? Depende de cómo se interprete, en primera instancia por la Mesa y, si se diera el caso, finalmente por el Tribunal Constitucional, que podría llegar a anular la investidura.
Tiempo muerto hasta la vista de Junqueras
Por todos estos posibles contratiempos, ERC ha sido reacia a descartar a Junqueras de la lista de presidenciables. Más aún cuando, como aspirante a la vicepresidencia, sería el recambio natural de Puigdemont. Ahora bien, ERC no pondrá esa opción sobre la mesa antes de tiempo y solo si se constata que la investidura de Puigdemont es imposible. “No tendría sentido plantearnos alternativas”, dejó sentado Sabrià. Con todo, las conversaciones en el bloque independentista se han aplazado hasta el final de esta semana, cuando el juez se pronuncie sobre la liberación que la defensa de Junqueras reclamará en la nueva vista que tiene fijada el jueves.
El líder de los republicanos acudirá ante la sala de apelaciones del Tribunal Supremo para volver a argumentar que no hay razones para mantenerle en prisión preventiva. Tal y como explicó en una entrevista a eldiario.es el abogado de Junqueras, Andreu Van den Eynde, el hecho de que haya sido elegido diputado constituirá un nuevo elemento en su defensa para demostrar que no hay riesgo de fuga ni de reiteración delictiva.