La idea de proponer a Oriol Junqueras como candidato a la investidura está descartada en ERC. Pese a que este viernes el portavoz Sergi Sabrià ha asegurado en los micrófonos de Catalunya Ràdio que en la lógica del “Govern legítimo” el sustituto natural de Carles Puigdemont debería ser Junqueras, que ocupaba la vicespresidencia, estas palabras no tendrán más recorrido.
De hecho, este mismo portavoz ha asegurado este sábado en los micrófonos de Rac1 que aceptan el nombre de Jordi Sànchez, al que el propio Puigdemont ha señalado, como candidato a la investidura. Sànchez, que fue número 2 en la lista de Junts per Catalunya, se encuentra en prisión provisional y acusado de delito de sedición y rebelión por su papel como presidente de la Asamblea Nacional Catalana en las manifestaciones previas al 1 de octubre.
Fuentes de los republicanos explican a eldiario.es que la conocida como 'vía Junqueras' no está entre sus planes, ya que su objetivo es formar un Govern efectivo desde el primer día, algo difícil de hacer con el vicepresident cesado en la prisión de Estremera. Tan asumido está en la formación que Junqueras seguirá encarcelado que esta semana el líder de ERC reclamó la delegación de voto en el Parlament para todo el periodo de sesiones de la legislatura.
El entorno del propio Junqueras explica que el político no tiene especial inclinación por ser candidato a la investidura mientras está en prisión, ni siquiera por formar parte del Govern, aunque también estima que lo haría si su partido así se lo pidiese. Pero en ERC no tienen intención. El “pragmatismo” que, aseguran, guía su actuación no recomienda necesitar la firma de un recluso para aprobar decretos, órdenes o papeleo administrativo diario. Precisamente por eso Sànchez tampoco es el candidato ideal para ERC, aunque entienden que le corresponde a JxCat decidirlo.
Los republicanos han negociado con JxCat un diseño del Govern en el que se les garantiza la vicepresidencia, que quieren que sea ocupada por alguien “que físicamente pueda estar en el Palau de la Generalitat”. Esta cuestión física, más allá de la referencia a que el vicepresident esté en libertad, no es inocente. En ERC se quejan de que en la pasada legislatura a Junqueras se le apartó del Palau, el corazón del poder político catalán, relegándolo al Departament de Economía de la Rambla de Catalunya. La formación aspira ahora a que quien ocupe la vicepresidencia tenga despacho en la sede gubernamental, independientemente de si el president puede o no estar en el despacho grande.
Pero la formación no piensa en Junqueras para ocupar ninguna de las dos estancias. De hecho, en el partido guardan una vicepresidencia que quieren llenar de atribuciones y competencias para Marta Rovira, si es que ella acaba aceptándola, algo que la secretaria general aún medita.
Los republicanos han asumido que el president será un miembro de JxCat, sin que por ello acepten investir automáticamente al propuesto por sus socios. Quieren, antes de eso, cerrar un acuerdo lo más detallado posible sobre la estructura del Govern y sobre el programa de legislatura. Esta semana se dio por hecho, y los equipos de ambas formaciones incluso comenzaron a hablar del acto de presentación. Finalmente, la ratificación del acuerdo no llegará hasta la próxima semana.
A la CUP le disgusta la propuesta de Sànchez
El debate sobre la investidura catalana ha vuelto esta semana a un escenario con ciertos paralelismos al de las navidades de 2015, cuando la CUP decidió no dar apoyo a Artur Mas y este acabó dando su famoso “paso al lado”. En esta ocasión Puigdemont ya se ha apartado, contra los planes de la CUP, y los anticapitalistas tienen en sus manos la investidura de quien él ha designado para sustituirle, Jordi Sànchez, una opción que genera más rechazo que Puigdemont en la izquierda independentista.
La formación ha decidido este sábado no respaldar el acuerdo de investidura de ERC y JxCAT para que Jordi Sànchez sea president. Si la votación de investidura de Sànchez sorteara los impedimentos legales y llegara a producirse, la CUP se abstendría, según la decisión comunicada por su consejo político.
La CUP considera que Jordi Sànchez es alguien cercano a Artur Mas y a la antigua Convergència. En la formación no olvidan que Sànchez, como presidente de la ANC, llegó a pedir disculpas públicamente por haber pedido el voto para ellos cuando la CUP rechazó investir a Artur Mas.
Con todo, las altas probabilidades de que el Supremo impida a Sànchez ser investido condiciona la estrategia, en la medida que consideran que el nombre del preso aparece como una táctica de presión al Estado y calculan que una abstención no les sería tan costosa. Al fin y al cabo, lo más probable es que no lleguen a tener que votarlo.