¿Cómo ganar Barcelona?
El verano pasado la Escuela de Verano del IGOP organizó un acto en el Ateneu de Nou Barris con el nombre de “De la calle a las urnas, de las urnas a la calle”. En aquel acto participaron David Fernàndez, diputado de la CUP en el Parlament, Simona Levi, quien sería meses después número dos al Parlamento Europeo por la lista del Partido X, Arcadi Oliveres, uno de los impulsores de Procés Constituent, Itziar González, promotora de Parlament Ciutadà, además de Ada Colau. Allí se habló de la relación entre los movimientos y las instituciones, de los problemas que encontraban las luchas populares para relacionarse con los espacios electorales, o de los ensayos que había habido en la ciudad de Barcelona para apropiarse de las instituciones. Un encuentro fructífero, pero de evidente corte teoríco.
Un año después, miles de personas en el patio de un colegio miran a través de un streaming la presentación de una iniciativa que quiere explorar ese camino, el que va de la calle a las urnas. En el salón de actos del centro Collaso i Gil, en el Raval, se presenta Guanyem Barcelona, plataforma que pretende crear una candidatura ciudadana para ganar la alcaldía de la capital catalana. Unas dos mil personas se ha acercado a presenciar el evento. En el escenario, el abogado Jaume Asens, la activista vecinal Gala Pin, el académico Joan Subirats, Ada Colau, exportavoz de la PAH, y Natalia Rosetti, profesora de Ciencias Políticas. En el ambiente, la sensación de estar ante el acto que más radicalmente puede cambiar la política municipal en años.
“Esta no es la candidatura de Ada Colau”, asegura Subirats. “Es proceso hecho desde abajo, desde donde se hacen las prácticas democráticas y de confluencia en la ciudad. No competimos con ninguna entidad vecinal, queremos abrir un espacio donde acercar a las personas”. Guanyem Barcelona despliega sus ideas, “de mínimos”, a partir de las que quieren hacer confluir a movimientos, plataformas vecinales y partidos. Una apuesta por la democracia que rescate las instituciones “secuestradas por la oligarquía”, que garantice los derechos sociales desde lo concreto y que amplíe la lucha institucional que ya se está dando en la calle.
“Democracia radical y gobierno desde abajo”, reclama Jaume Asens, quien defiende el derecho a decidir “para decidirlo todo y para cambiar las reglas del juego”. “Queremos decidir el 9 de noviembre, antes del 9 de noviembre y después del 9 de noviembre”, asegura entre aplausos.
“¿Por qué una apuesta municipal?”, se pregunta Gala Pin. “Porque la democracia empieza en casa, en la calle”. Y porque Barcelona, además de ser el lugar de Europa donde más revoluciones se han dado, como recuerda Subirats, tiene competencias en muchos ámbitos que cambian la vida diaria de los ciudadanos que la habitan, como política educativa o en vivienda.
La idea de Guanyem Barcelona no es ser la plataforma de Ada Colau para confluir con los partidos. Lo dicen varias veces, lo subrayan y la propia Ada Colau lo repite en su turno de palabra. Y los líderes de los partidos de izquierda aplauden satisfechos. Porque entre las cerca de dos mil personas están todos los primeras espadas de los partidos de izquierdas que pintan algo en la ciudad. Diputados como Joan Herrera de ICV, David Fernàndez de CUP, David Companyon de EUiA, ediles como Ricard Gomà e Isabel Ribas, de ICV-EUiA, o caras conocidas de Podemos, como el eurodiputado Pablo Echenique, Juan Carlos Monedero e Íñigo Errejón. Ninguno se ha querido perder el parto de esta apuesta municipalista.
Pero la presencia de partidos no significa que la inspiración de Guanyem no sea realmente ciudadana. La intención de la plataforma, aseguran, es ir poco a poco creando complicidades entre los movimientos que trabajan desde hace décadas en el tejido social de la ciudad, del que provienen la mayor parte de los promotores. Rosetti explica cómo lo harán. Primero con una recogida de firmas a la que seguirá una ronda de charlas para explicar el proyecto en los barrios. “Queremos crear ilusión, llevar la democracia que ya se hace en la calle hasta las instituciones, y que desde ahí se replique”.
Todos están nerviosos porque el paso es importante. Y admiten que pueden fracasar, pero creen que tampoco pueden permitirse no intentarlo. “Hemos aprendido la lección de que los derechos sociales son frutos de las luchas y solo fracasaremos si no podemos empoderar a la gente”, aseguran. Esta es la hora y Barcelona es el lugar donde comenzar una revolución, una democrática esta vez, que comienza de la mano de un puñado de impulsores, pero en la que a partir de hoy será la gente la encargada de llevarla hasta el ayuntamiento. Ganar el consistorio para ganar Barcelona y de ahí, ganar la democracia.