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La implosión del Govern vista desde dentro: las 120 horas que liquidaron la legislatura de Torra

Así fueron las horas en que Torra decidió anunciar elecciones sin echar a ERC

Neus Tomàs / Arturo Puente

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El fin de semana había sido movido. En las direcciones de ERC y Junts per Catalunya sabían que la tormenta que se avecinaba en el Govern era de las gordas, después de que el viernes el presidente del Parlament, Roger Torrent, hubiese convocado pleno para el lunes. Es la primera sesión tras el aval del Supremo a la decisión de la Junta Electoral de retirarle el escaño a Quim Torra y la incógnita de si el president podrá votar se mantiene. Torrent y su equipo se habían blindado para no hacer declaraciones en todo el fin de semana. Solo anunciaron que harían gestiones con JxCat para tratar de encauzar la situación.

Los contactos entre los socios del Govern se suceden durante los dos días. Hablan a través de representantes de ambos grupos parlamentarios; el president Torra y el vicepresident, Pere Aragonès, se intercambian mensajes de móvil; pero los contactos más intensos se producen entre la secretaria general de ERC, Marta Rovira, y Carles Puigdemont. La líder republicana, instalada en Ginebra, ofrece a su interlocutor en Waterloo la opción de aplazar el pleno y ganar tiempo para “evitar el show”. En JxCat no lo ven: quieren que el pleno se celebre el lunes y abogan por “plantarse” ante la orden de la Junta Electoral, tal y como había pedido Torra.

Mientras las gestiones se multiplican, Torrent consensúa con su equipo cómo actuará el lunes si finalmente hay sesión plenaria. El presidente del Parlament sabe que el secretario general debe enviar un certificado a la Junta Electoral sobre la sustituta de Torra, lo que significa que los funcionarios acatan la orden de relevar el escaño del president. Cuando esto pase, Torrent mantendrá la decisión y evitará que Torra vote en el pleno.

En la formación republican están dispuestos a aguantar porque la alternativa a atender la petición de Torra para que no se le retire el escaño implica que el presidente del Parlament pueda ser acusado también de un delito de desobediencia y que los Presupuestos diseñados por Aragonès se queden en nada. Fuentes republicanas aseguran también que, durante las negociaciones del fin de semana, ofrecen a JxCat la posibilidad de que que el president no vote pero sea reconocido simbólicamente como diputado.

Los republicanos son invitados a asistir al programa FAQS de TV3, el prime time del sábado noche, pero rechazan la propuesta. Quien sí acepta es el vicepresidente del Parlament, Josep Costa, uno de los dirigentes de Junts per Catalunya más próximos a Torra. En la entrevista televisiva insiste en que Torra era y sería diputado. A esa hora eldiario.es ya publica que Torrent acatará lo que diga el secretario general del Parlament, Xavier Muro, el funcionario de más alto rango de la Cámara. Preguntado Costa por esta posibilidad, asegura que lo que opine el secretario no tiene importancia. Es decir, a JxCat le daba igual si Muro informaba a la Junta Electoral del nombre de un nuevo diputado en sustitución de Torra, cosa que acabó pasando el lunes a primera hora.

El escrito del secretario es leído en directo en el programa de Jordi Basté en RAC-1 mientras en el Parlament los diputados de JxCat insisten en que Torra mantiene el escaño. A las 12:30 horas se reúne la Mesa. Una vez dentro, se toma nota del contenido del escrito del que informa el propio secretario, un trámite que es más que un trámite puesto que permite despojar al president de su acta de diputado. No hay votación. Costa intenta que se deje sin efecto la decisión del secretario pero fracasa en su pretensión. A la salida de la reunión, el vicepresidente del Parlament no disimula su enojo.

Antes del pleno, Costa y el presidente del grupo parlamentario, Albert Batet, comparecen ante los periodistas en rueda de prensa para anunciar una última alternativa que estaba condenada al fracaso puesto que solo cuenta con el apoyo de la CUP: votar en el pleno una propuesta de resolución para dejar sin efecto las instrucciones del secretario del Parlament. Finalmente no se llega a votar.

Mientras esto ocurre, tras la reunión del grupo de JxCat se produce un último intento para enderezar la situación, que protagonizan tres diputados del partido de Torra, entre los que está el miembro de la Mesa Eusebi Campdepadrós. A pocos minutos de que el pleno comience, los representantes de JxCat piden verse con Torrent y le piden que suspenda la sesión. El presidente del Parlament asegura que es demasiado tarde y que no podría justificarlo ante el resto de grupos. El pleno seguirá adelante.

Una imagen sirve para constatar que el divorcio entre JxCat y ERC se ha consumado. Los diputados republicanos no se levantan para aplaudir al presidente de la Generalitat después de que este hubiese reivindicado su derecho a votar. Parecía que Torra tenía intención de seguir hasta el final pero cuando le toca apretar el botón no está en el hemiciclo. Torrent no desobedece y él tampoco.

A partir de ese momento se desatan las especulaciones sobre los planes del president. Su entorno traslada el mensaje de que la situación es “grave” y que quiere escuchar a mucha gente antes de tomar cualquier decisión. Y es lo que hizo.

“¿President, qué vas a hacer?”

Una vez se ha evidenciado la pérdida del escaño de Torra el pleno se suspende. El grupo JxCat se reúne en la Cámara catalana, con conexión por videoconferencia con Waterloo. Los diputados están enfadados y al otro lado de la pantalla el cabreo no es menor.

Tanto Torra como Puigdemont piden a los diputados que den su opinión. “¿President, qué vas a hacer?”, le pregunta más de un diputado. A lo que él responde que está ahí para “escuchar”. Según algunos de los presentes, son muchos los partidarios de echar a ERC del Govern, entre ellos algunos consellers como Damià Calvet y Miquel Buch. “Mañana vienen los presos, no nos precipitemos”, pide Torra a los suyos. Los más críticos con ERC al mismo tiempo son partidarios de que haya Presupuestos y, por lo tanto, de que los comicios no se celebren de forma inmediata. La reunión acaba con el acuerdo de darse un día de tregua para recibir en el Parlament a los exconsellers encarcelados. 

El martes poco después de las ocho de la mañana Torra ya está en el Parlament para esperar a los presos que deben comparecer a lo largo del día en la comisión de investigación del 155. Los espera junto a Torrent y se funde en un abrazo con cada uno de ellos, también con Oriol Junqueras. A media mañana se desplaza de nuevo al Palau de la Generalitat y allí va hablando con dirigentes independentistas pero también con gente de fuera de los partidos. Aprovecha la hora de comer para contactar de nuevo con Waterloo para analizar la situación con Puigdemont. Ambos coinciden en que no hay que expulsar a ERC del Govern y que es importante que se puedan aprobar los Presupuestos. Desde que accedió al cargo, Torra siempre ha insistido, con poco éxito, en que había que preservar la unidad de los partidos independentistas. Y no quiere aparecer como el presidente que acabó bloqueando unos Presupuestos con un gasto récord en sanidad y educación.

Después de almorzar, Torra regresa al Parlament. Allí tiene ocasión de hablar con los presos, la mayoría de los cuales aprovechan sus comparecencias para reclamar que no se rompiese la frágil unidad independentista. En la Cámara, durante la despedida a los dirigentes encarcelados, el president se encuentra con Aragonès y Torrent, e intercambian unas palabras. El vicepresidente aprovecha para preguntarle si tiene intención de abrir una crisis de gobierno y el president le tranquiliza diciéndole que no. Aún hay tiempo para que Junqueras dirija unas palabras a Torra. “Recuerda”, le dice el preso, “que el Govern tiene que gobernar para todos los ciudadanos”. El jefe del Ejecutivo no llega a decirle nada. Los dos socios de Govern se habían impuesto una tregua durante todo el martes con motivo de la visita de los exconsellers y, ante ellos, mantuvieron la cortesía.

Pero entre bambalinas los contactos siguen en un tono menos distendido. El presidente del grupo de JxCat, Albert Batet, han acudido esa misma tarde a los despachos del grupo parlamentario de ERC para verse con dirigentes republicanos. Según fuentes conocedoras de ese encuentro, Batet asegura que Aragonès ha roto la confianza dentro del Govern por haber permitido que Torra perdiera el escaño y avisan de que eso puede desembocar en unas elecciones inminentes.

La reunión definitiva

Tras despedir a la comitiva de los presos, el president vuelve al Palau de la Generalitat. Allí se ha convocado una reunión en la Casa de Canonges. Asisten Costa, Batet, el director general de Análisis y Prospectiva, Josep Rius, la consellera de la Presidencia, Meritxell Budó y Pere Cardús, uno de los asesores de máxima confianza de Torra. Carles Puigdemont está también por videoconferencia. De nuevo hay debate y en las dos horas que dura el encuentro vuelven a plantearse distintos escenarios. “La opinión mayoritaria era que había que dar alguna respuesta en lugar de asumir como normal que el socio de gobierno mienta, sea desleal y abiertamente desafiante”, relata uno de los asistentes.

Otra vez son Puigdemont y Torra los que consideran más contraproducente la expulsión de ERC o de Aragonès. En la práctica daba lo mismo porque era más que improbable que los republicanos se quedasen en el Govern si se destituía al vicepresidente y hombre de máxima confianza de Junqueras. Puigdemont había insistido desde que empezó esta crisis en que no hay que echar a ERC. No se sabe quién puede rentabilizar una decisión como esta. Finalmente se acuerda que se anunciarán Presupuestos y después, elecciones.

Tras la reunión, se anuncia a los consellers de JxCat que se modifica el horario del Consell Executiu del día siguiente y, a las 23:33 horas de la noche, se envía una convocatoria urgente a la prensa, en la que se anuncia que Torra comparecerá a las 12h del miércoles y que el Govern se reunirá a las 15h. Con este cambio, el president consigue mover el horario que estaba previsto, aparecer ante la ciudadanía antes que Aragonès y aplazar la presentación de las cuentas. El comunicado hace sonar todas las alarmas en ERC, que no conocen la decisión definitiva que ha tomado Torra. 

El miércoles, El Confidencial publica que Torra condiciona aprobar los Presupuestos a desplazar a Aragonès de la vicepresidencia. En el Palau de la Generalitat se guarda silencio y esta hipótesis empieza a circular por redes mientras en ERC aseguran que nadie les ha explicado qué tiene Torra en la cabeza. Antes de comparecer ante la prensa, el president informa a los consellers de JxCat de lo que dirá a los medios a las 12. Después hace lo propio con el presidente del PDeCat, David Bonvehí. Y quince minutos antes de la hora prevista para anunciar públicamente qué piensa hacer cita también a Aragonès. La cúpula republicana está reunida en la sede del partido preparada para cualquier nuevo escenario mientras Torra, cinco minutos antes de salir a la Galería Gótica, le comunica formalmente al vicepresidente cuál es la decisión. Ahora solo queda saber la fecha exacta de las elecciones.

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