La negociación en el bloque independentista ha quedado esbozada esta semana, tras el encuentro que las delegaciones de los tres partidos han mantenido en Bruselas. Aunque por el momento no han trascendido avances sustanciales y todavía hay más diferencias que consensos, sí se ha definido el alcance de la negociación: JxCat, ERC y CUP buscarán un acuerdo en bloque sobre la configuración de la Mesa, la investidura y la composición del nuevo Govern.
Las tres cuestiones están estrechamente ligadas y deberán resolverse a lo largo del mes de enero. La composición de la Mesa fue fijada para el día 17 por Mariano Rajoy y, a partir de aquí, el Parlament tiene 10 días hábiles para hacer el primer intento de investidura. El equipo de Puigdemont desea que la votación de investidura, con presentación telemática del programa de gobierno, se haga lo antes posible, lo que lo colocaría, como tarde, el día 31 de enero.
Este calendario ha sido uno de los aspectos que han planeado sobre las reuniones de Bruselas, a las que han asistido las cúpulas de JxCat, ERC y la CUP con la única ausencia señalada de Marta Rovira. Además, según reveló la CUP este jueves, no ha habido ninguna reunión a tres bandas, sino bilaterales y separadas de la CUP y ERC con Puigdemont y su núcleo de máxima confianza.
Estas conversaciones han servido para constatar las dificultades. Los tres partidos reconocen, de entrada, la legitimidad de Puigdemont para someterse a la investidura. Pero, además de cerrar el diseño de la Mesa y la fórmula para investir al ahora presidente cesado, el independentismo deberá encajar en las próximas semanas un reparto de las carteras del nuevo Govern que se aproxime lo máximo posible a la estructura del Ejecutivo que fue destituido en aplicación del artículo 155.
La petición de la CUP
La CUP, que no participó en el anterior Govern, sí se ha mostrado dispuesta a entrar en este. Los anticapitalistas, además, aseguran que solo facilitarán la investidura si el candidato llega con un programa independentista bajo el brazo. La fuerza de la CUP para imponer la vía unilateral será esta legislatura menor que la anterior pues sus votos son necesarios para que el independentismo superare la mayoría absoluta pero no para la simple.
Los integrantes de la Mesa cobran, en el inicio de esta legislatura, un especial protagonismo porque en sus manos estará la interpretación de un reglamento que, a priori, impide investir de forma telemática a Puigdemont, tal como pretende JxCat, y bendicen de momento tanto ERC como la CUP. Los diputados que se encuentran en Bruselas para eludir a la justicia española, cuatro más Puigdemont, podrían dejar sus actas para evitar forzar el reglamento del Parlament en lo relativo al voto delegado. Ahora bien, los partidos sí asumen que el reglamento debería ser interpretado a su manera para encajar la investidura telemática, que en ERC y la CUP dan por inevitable con los resultados del 21D.
Pero el problema del independentismo no acabará el día de la investidura ya que, si el Gobierno de Rajoy considera que se ha forzado la interpretación del reglamento, no es descartable que presente un recurso ante el Tribuna Constitucional que paralizaría automáticamente el nombramiento de Puigdemont.
Este escenario no tiene precedentes pero, si Rajoy decidiera jugar la carta de la suspensión de la investidura, supondría que Catalunya continuaría sin president tras agotar el plazo para celebrar la primera investidura, por lo que comenzaría a correr el plazo para la segunda. Si el independentismo no se pone de acuerdo en un nuevo candidato antes del 6 de abril, el Parlament quedaría automáticamente disuelto y habría una nueva convocatoria electoral.
Es esta la razón por la que ERC habla de un “plan B” a la investidura de Puigdemont, que pasaría por lanzar a Junqueras. El diputado en el Congreso, Gabriel Rufián, lo ha hecho explicito este jueves ante las puertas del Supremo en el que ha comparecido el vicepresident cesado. Los republicanos tratan de no abrir una batalla por la presidencia pero sí se quieren mantener firmes en el hecho de que Junqueras tiene legitimidad para ocupar la vicepresidencia con todas sus atribuciones, incluida la de sustituir al president. A estas alturas, y situados en esa hipótesis, los planes de Puigdemont y los de ERC son distintos.
En un documento interno repartido a los diputados electos de la lista de Junts per Catalunya se insiste en que para ellos solo existe un plan: “restituir el president Puigdemont y el Govern legítimo”. Y en un claro dardo a los republicanos se añade que “cualquier otro plan es dar por bueno el golpe de estado de Rajoy y no respetar los resultados de las elecciones”. La sombra de la repetición electoral acecha de nuevo.