Esquerra Unida i Alternativa comienza el curso político con varios temas decisivos sobre la mesa. Por una parte, la formación está actuando junto a otras fuerzas como contrapeso de CiU en el proceso soberanista, poniendo toda la carne en el asador para forzar al Govern a celebrar la consulta del 9-N. Por otra, EUiA impulsa procesos de confluencia tanto a nivel municipal como nacional ante el desbordamiento de fuerzas ciudadanas y el desembarco de Podemos en Catalunya. Joan Josep Nuet (Reus, 1964), líder y diputado en el Congreso del partido, mira al futuro con optimismo, subrayando la potencialidad rupturista del proceso catalán, apostando por un nuevo federalismo y saludando la aparición de Podemos como “una alegría” de la que su partido debe extraer lecciones.
El Parlament de Catalunya aprobará la ley de consultas esta semana, pero el Gobierno de Rajoy ya ha anunciado que la impugnará ante el Constitucional. En opinión de EUiA, ¿debería el Govern de Mas poner las urnas pese al veto?
Yo creo que sí. El Govern tiene un compromiso con el Parlament de que la consulta tenga una base legal, que cumplirá con la ley de consultas, y por tanto pensamos que se dan todas las razones políticas y jurídicas para que se organice la consulta el 9N, tal como le hemos encomendado. Solo una consulta organizada por el Govern puede tener garantías, por eso no vemos otra alternativa que que se haga y que la haga el Govern de Catalunya.
Si el Govern finalmente acata el veto, ¿que debe hacerse?
Si el Tribunal Constitucional impide hacer lo que hemos acordado, los partidos y la sociedad civil nos tendremos que volver a reunir para acordar otra cosa. Lo que no puede pasar es que, si el Govern no organiza la consulta, se haga por parte de la sociedad civil o de partidos. Esa no sería la consulta. La consulta tiene una serie de garantías democráticas que no pueden ser minorizadas. Pongamos que alguien diga que pondrá las urnas por su cuenta, que si su colegio electoral no se abre pondrá una urna en su terraza. Se puede hacer, sería una acción democrática, legal, e incluso podría ir mucha gente a votar a la terraza de esa persona, pero eso sería la consulta.
Una de sus conquistas es que IU, como partido estatal, ha respaldado la consulta. Pero en las últimas semanas Cayo Lara ha asegurado que, de no poder hacerse legalmente, se tendrá que esperar a que cambie el Gobierno de España. ¿Por qué este giro?
Yo creo que esto no es un cambio de opinión. Lo que piensa IU, y nosotros, es que las dificultades para la consulta eran enormes porque la mayoría absoluta del PP actúa en el país como una mayoría de represión de derechos sociales y libertades. Por tanto es normal que mucha gente verbalice que para hacer la consulta con plenas garantías se ha de echar al PP.
¿Cómo se plantean el 10-N desde EUiA?
Si en la consulta gana el Sí-Sí, en el conjunto del Estado Español deberíamos establecer una negociación para ver cómo se desarrolla esta respuesta. Si ganara el Sí-No, exactamente lo mismo, porque también significa un cambio de estatus político. Nosotros tenemos un proyecto federal en el que pensamos que hay que cambiar la relación entre los pueblos, no creemos en la España del 78. Creemos en un proyecto común, pero en uno nuevo que no cabe en la Constitución del 78. Para hacer este nuevo proyecto común desde Catalunya se ha de impulsar un nuevo estatus jurídico y político como nación. Pero también desde el Estado interesa este cambio, tanto como a nosotros, porque las tres patas sobre las que descansa el pacto de la Transición, un modelo político, uno económico y uno territorial, se están cargando España.
Han hablado siempre de buscar el diálogo con el Estado. Pero si este diálogo no es suficiente para avanzar, ¿debería Catalunya avanzar unilateralmente?
La unilateralidad es negativa porque suele llevar al aislamiento y a pensar que todo depende solo de nosotros, cuando no depende solo de nosotros. Y menos en un mundo completamente interconectado económicamente. Por ejemplo, para cambiar Europa, Alexis Tsipras sabe que no es suficiente con ganar las elecciones en Grecia, que debe establecer diálogos y alianzas en el marco europeo. Eso es exactamente lo mismo que pasa en España.
¿Cuáles serían las alianzas necesarias para hacer avanzar el modelo territorial en España?
Los vectores de cambio son los pueblos de las naciones que quiere decidir libremente su encaje, pero también los trabajadores y sectores populares del conjunto del Estado. Esto quiere decir que los mineros asturianos o los campesinos andaluces no pueden ser enemigos de los catalanes que quieren libertad, sino que estas luchas tienen procesos comunes puesto que están bajo un sistema oligárquico que impone un modelo político, social y territorial. Cuando abramos el melón de todo eso, los pueblos podrán ser libres. Pero nuestra convicción es que la oferta de convivencia entre pueblos que ofrecería un nuevo estado español podría satisfacer las reclamaciones de Catalunya. Está claro que los estados grandes tienen más futuro que los pequeños, pero los únicos estados que tienen futuro son los que saben gestionar su pluralidad.
Últimamente se ha señalado que el modelo de federal, como idea de encaje, está superado en Catalunya.
Sí, estoy de acuerdo. Es que el PSC lo ha quemado.
¿Por qué cree que lo ha quemado?
Porque es una propuesta centralizadora. El federalismo como idea, si nos remitimos a Pi i Margall, está sin desarrollar. Pi i Margall decía que entre soberanos solo puede haber pactos, y por tanto él defendió España como pacto entre naciones y pueblos. Este es el verdadero federalismo, el que ha respetado siempre el derecho de autodeterminación. El PSOE abandonó el modelo federal y compró, en nombre del federalismo, el centralismo que desarrolla la derecha española. Y hoy lo que plantea continúa sin ser federalismo. Por eso nosotros hablamos de cosas como Nuevo Federalismo, porque necesitamos rescatar la idea del federalismo de lo que se han entendido durante los últimos 35 años, cuando ha estado prostituída por una acción política que no era federalista sino centralista. El proceso catalán es perfectamente compatible con el federalismo que nosotros defendemos, un modelo con el que Catalunya puede ser libre.
Un nuevo federalista como usted, ¿qué votaría en la consulta?
Nosotros haremos un referéndum interno para votar. La mayoría de la gente de EUiA quiere una relación federal entre los pueblos de España y por tanto yo creo que la mayoría se siente más cómoda con un voto Sí-No. Pero hay otra parte que cree que una forma de provocar la ruptura con el modelo de la Transición es el Sí-Sí. Y hay una tercera, que es gente que votaría Sí-Sí porque se siente independentista. Pero estas culturas políticas pueden convivir perfectamente en EUiA y no haremos de la respuesta un motivo de conflictos.
¿Usted es de los que cree que se ha utilizado el independentismo para tapar políticas antisociales?
Evidentemente, CiU se ha hecho independentista porque si no estaba arruinada. A lo largo de la historia, la gran burguesía catalana, ante la posibilidad de perder su poder y riqueza, siempre ha optado por hablar en castellano y traicionar los intereses del pueblo catalán. Y eso pasa ahora. A CiU le tiemblan las piernas más que a nadie ante el proceso soberanista.
Pues algunos no paran de decir que es un desafío personalista…
Recordemos que en la Diada de 2012 Mas quería que se saliera por una nueva financiación. Pero se vio tan desbordado por millones de personas que tuvo que cambiar de partitura sobre la marcha. Y ahora no lo puede parar. El president tiene la sensación de que si no tiene la consulta no tiene nada. Pero al mismo tiempo, sus intereses de clase, sus compromisos históricos con la estabilidad del modelo político de la Transición le aprietan. De hecho Unió y sectores de CDC ya le están alertando de que se están pasando líneas rojas. ¿Qué haremos nosotros? Cuando Mas esté colocado delante de las líneas rojas, darle un empujón. Haremos todo lo posible por que traspase la línea roja y, si no lo hace, quedará en evidencia la utilización que ha hecho de este proyecto político.
Según los sondeos para Catalunya, Podem superaría a ICV-EUiA tanto en votos como en escaños, incluso sin tener un programa ni un candidato para Catalunya. ¿Qué reflexión hacen de eso?
Quien no entienda los cambios no entiende Podemos. Podemos surge porque hay un sentimiento de enojo y de voluntad de cambio al que los partidos actuales, también el nuestro, no dan salida.
Pero, ¿por qué son ustedes incapaces de darle salida a esa demanda social?
Porque somos percibidos como parte del problema y no parte de la solución. Ante eso tenemos que hacer varias cosas. La primera es no asustarnos ni enfadarnos. La gente es bastante más sabia de los que nos pensamos. Y después entender que esto es un mensaje que se nos está enviando. Hemos de reaccionar ante esto y hace falta un proceso de confluencia entre los partidos políticos que están por la ruptura, algunos de ellos históricos, nuevos partidos políticos y, este factor es clave, ciudadanía crítica diversamente organizada. Todo esto tiene que formar un nuevo espacio político, que hace dos años lo llamamos Syriza catalana y hoy podríamos llamarlo Guanyem Catalunya. En este sentido, Podemos es una alegría.
¿Tanto como alegría?
Desde luego. En Francia no hay Podemos y están votando a Le Pen. Por suerte aquí hay Podemos, y otras cosas, y el enfado ciudadano se canaliza hacia posturas rupturistas, antisistemas, de izquierda… Lo que hay que hacer es tener capacidad de articular eso y si algunos partidos y líderes tenemos que dar un paso atrás para abrirnos, no un paso, daremos un salto atrás.
Precisamente en los últimos meses se ha hablado mucho de confluencia en IU. Pero también ha habido sectores que se han quejado de que estaba llegándose demasiado lejos, que había que mantener las siglas o ciertos liderazgos.
Bueno, hay una parte que es más vieja y otra más nueva. Eso se debe ensamblar. Por ejemplo Guanyem Barcelona mostrando un modelo. La marca será Guanyem Barcelona, no ICV-EUiA. La cabeza de lista será Ada Colau, no Ricard Gomà. Ya hemos dado dos pasos de caballo. ICV y EUiA estará dentro de esto, pero no solos, también estará Podem, Procés Constituent y el Partido X, y ninguno de ellos tiene por qué desaparecer. Eso es hacer y articular un espacio político nuevo.