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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Josep Borrell, un veterano europeísta y azote del independentismo

Josep Borrell (La Pobla de Segur, Lleida, 1947) es un asiduo a la fiesta de los 'raiers'. Cada año, esta población del prepirineo catalán rememora los tiempos en que los 'rais', embarcaciones formadas por troncos, bajaban la madera de las montañas al llano a través de la Noguera Pallaresa. Tras toda un vida en política, Borrell asumirá la cartera de Exteriores del Gobierno de Pedro Sánchez para navegar una legislatura que se avecina como mínimo tan movida como las aguas de los ríos pirenaicos.

Después de una etapa en la empresa petrolífera CEPSA, con 35 años fue nombrado en 1982 secretario general del presupuesto del Gobierno del PSOE. En febrero de 1984, Miguel Boyer le situó al frente de la secretaría de estado de Hacienda y le convirtió en el número dos del ministerio. Durante seis años Borrell fue el responsable de la modernización del fisco español y de la lucha contra el fraude fiscal.

Entre 1991 y 1996 lideró el Ministerio de Obras Públicas y Transportes. En las elecciones al Congreso de junio de 1986, que inauguraron el declive electoral del Gobierno de Felipe González, Borrell conquistó el acta de diputado por Barcelona, que renovaría renovar sucesivamente en las elecciones de 1989, 1993, 1996 y 2000.

Su etapa en el PSOE, partido en el que ha militado toda su vida (no en el PSC), estuvo marcada por su enfrentamiento contra Joaquin Almunia. Borrell ganó en 1998 contra pronóstico las primarias para ser el candidato del PSOE en las generales del año 2000. Batió a Almunia, en aquel momento secretario general del partido y candidato apoyado por Felipe González por un 55% de los votos. No obstante, renunció un año después a ser candidato por la investigación de dos de sus excolaboradores en la secretaría de Estado de Hacienda por fraude fiscal.

Las primarias que ganó Borrell pueden compararse con el proceso que llevó a Pedro Sánchez a volver a liderar el PSOE tras el recordado Comité Federal de octubre de 2016. El ahora presidente del Gobierno, igual que Borrell, ganó entre las bases socialistas sin apoyos orgánicos relevantes.

Tras su fallido intento de ser candidato a la presidencia del Gobierno, inició su etapa en Europa, que le ha labrado gran reconocimiento político. Entre 2004 y 2007 presidió el Parlamento Europeo. Antes lideró el Comité Parlamentario en Asuntos Europeos, y el año 2002 fue uno de los representantes del Congreso para la Convención para el futuro de Europa, encargada de redactar el borrador de la Constitución Europea.

Borrell abandonó la presidencia del Parlamento europeo, pero siguió vinculado con las instituciones comunitarias. En 2010 fue nombrado presidente del Instituto Universitario Europeo (IUE) de Florencia, ciudad en la que curiosamente se encontraba este lunes cuando Pedro Sánchez le ha ofrecido la cartera de Exteriores.

Estuvo solo dos años en el cargo, que abandonó por un conflicto de intereses: Borrell compaginó su cargo en el IUE con una silla en el Consejo Asesor Internacional de la empresa Abengoa, dedicada al desarrollo tecnológico sostenible en los sectores de energía y medioambiente, materias que también eran de estudio en el IUE.

En los últimos años, Borrell se ha significado como uno de los azotes al independentismo. Ha escrito, junto a Joan Llorach, Las cuentas y los cuentos de la independencia (Libros de la Catarata, 2015), en el que desmiente uno por uno el memorial de agravios económicos que agita el independentismo para defender la secesión.

Además, ha participado en manifestaciones de Sociedad Civil Catalana (SCC) y ha suscitado polémica en algunas de sus declaraciones. Por ejemplo, cuando avisó a Miquel Iceta, en referencia al 'procés', que “antes de cerrar las heridas hay que desinfectarlas o se pudren”. O al referirse eclesiásticamente a Oriol Junqueras como “padre” Junqueras (mossèn, en catalán). La última fue el pasado lunes, cuando Borrell lanzó: “Es injusto para Le Pen compararla con Quim Torra”.