La tensión que el independentismo catalán generó en la carrera judicial inmediatamente después del 1 de octubre, que este diario reveló a través de los mensajes dejados en los correos corporativos de algunos magistrados, empezó durante el mes de septiembre y ha seguido durante el último año, según los nuevos correos a los que ha tenido acceso eldiario.es en colaboración con elmon.cat.
En ellos, algunos de los miembros de la magistratura muestran sin tapujos su animadversión a los miembros del Govern catalán, comparan la situación que se vive en Catalunya con el nazismo y dan vivas al rey y a los cuerpos de seguridad del Estado. Otros magistrados utilizan el chat para hacer llamamientos a la calma, dar su apoyo a los jueces que ejercen en Catalunya o para mostrar disconformidad con su colega Federico Vidal, que tildó de “terroristas uniformados” a los policías del 1-O, y que ha acabado multado por el Poder Judicial y denunciado por la Fiscalía.
Las palabras gruesas, referidas al “régimen nazi”, comienzan antes del 20 de septiembre de 2017, cuando comenzaron a producirse los hechos que serían posteriormente calificados penalmente como sedición y rebelión. Una semana antes, por ejemplo, un magistrado de Barcelona había escrito: “La situación grave se puede producir por el carácter extremista de quienes detentan el poder en Cataluña, pues ya no hay nadie moderado. Lo mismo que ocurrió en Alemania en épocas remotas”.
Quince días después, el mismo juez explica que amigos suyos le han dicho “vete o te enteras”. “Puro nazismo”, zanja. Consultadas por este diario, fuentes cercanas al magistrado explican que el juez dice no recordar exactamente los términos de comentarios vertidos hace un año y que circunscribe “al ámbito personal” el segundo de los mensajes después de que “una persona muy próxima le dijo que se fuera de Catalunya”, tal y como el propio juez escribe en el chat.
A ese mismo correó contestaba otro juez que había estado destinado en diferentes juzgados de Catalunya, y que aseguraba que se marchó para “que el virus del odio no inoculara a nuestro hijo”. Y otro togado tercia en su respuesta que en los últimos años “todo se ha impregnado del germen independentista”.
Pero es en octubre, cuando se suceden los hechos más álgidos del independentismo, el momento en el que el foro privado de los jueces se enciende y recibe el mayor número de mensajes. “El golpe de Estado se salda con vencedores y vencidos o no se salda”, asegura un magistrado el día 6 de octubre: “el baño de sangre que deseaban no puede quedar impune”. “Entre el Rey (¡Viva el Rey!) y la Caixa y el Banco Sabadell los han puesto contra las cuerdas”, añade. “Viva la Policía Nacional, viva la Guardia Civil, viva España y viva los compañeros que de verdad miran por el ordenamiento jurídico”, dice otro magistrado en respuesta al incendiario mensaje de Vidal.
Otro no duda en hablar “como español, catalán y juez” para calificar los hechos como “un golpe de Estado” y verlo por tanto como un delito de sedición y “rayando” el de rebelión. “Con los golpistas, se llamen Tejero o cualquier otro de la actualidad (ya sabéis quiénes son) no se puede dialogar. Se les debe imputar y si son inocentes ya lo dirá la sentencia que en su día recaiga”, asevera, para apostillar: “Con los golpistas no se negocia ni se dialoga”. Un tercero apunta inmediatamente que espera que a los “sediciosos” catalanes “los traten en la cárcel lo mismo que al señor Tejero”.
El inusual chat en el que se vierten estos mensajes son cadenas de mails que reciben cientos de magistrados de toda España, y al que cualquiera de ellos puede contestar, incorporándose en la conversación. Pero, para participar, los jueces deben usar sus cuentas de correo corporativo, que es el que está registrado en estas listas de correo. Esta circunstancia no impide que cerca de una veintena de jueces utilicen el chat profesional para lanzar mensajes con profunda carga política y en tono encendido.
Tampoco dudan en atacar a algunas asociaciones profesionales como Jueces por la Democracia, después de que el 3 de noviembre pasado emitiera un comunicado cuestionando que la juez Lamela hubiera respetado el derecho a la defensa de los encarcelados. Las críticas se centran en la supuesta falta de corporativismo de la asociación, al haber criticado a una magistrada. “Jamás un juez, y menos una asociación, debe criticar públicamente la actuación de otro”, asegura una miembro de la carrera judicial el día 5 de noviembre. También se lanzan críticas a la nueva asociación Àgora Judicial y se tilda de “palabrería hueca” su propuesta de reforma del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
Pero entre tanto ruido también hay togas que llaman a la calma. Una jueza de Barcelona lamenta el “vapuleo” y la “desobediencia” que llevan a cabo los dirigentes independentistas, pero pide a sus colegas “serenidad y respetar incluso al que desbarra”. “No hagamos como los políticos”, añade, para a renglón seguido tildar de “mezquina” la comparación entre el 'procés' y “los tiempos de violencia explícita”.
Otro juez que ejerce en el área metropolitana de Barcelona expone “sin ánimo de polemizar” que no ve el mal ambiente del que hablan sus compañeros. “No aprecio tensión en el juzgado ni en la calle ni el pueblo en el que vivo ni en ningún otro sitio, ni siento presiones de ningún tipo por parte de nadie.... en fin, que no le veo más problema al tema que el de seguir aplicando la ley vigente en todo momento”, asevera antes del 1-O pero después que el independentismo aprobara las polémicas leyes de desconexión en el Parlament.
Y otra jueza del Baix Llobregat hace un diagnóstico a mediados de septiembre que un año después se ha mostrado premonitorio: “Hay cierta inquietud, pero también creo que no es necesario pensar qué pasará después del 1-O porque yo creo que no va a pasar nada. Actos ilegales, normas suspendidas... la Constitución y el resto del ordenamiento siguen vigentes [...] ¿De qué sirve una declaración unilateral de independencia tras un referéndum ilegal y sin garantías y sin que el Estado español ni ningún otro reconozca Cataluña como estado? De nada”.