ERC y el PSC han demostrado ser como el agua y el aceite en el Ayuntamiento de Barcelona, pero las cosas se ven diferentes cuando se sale de la Ronda de Dalt. La guerra fría entre los partidos que sostienen al Govern por la hegemonía en el independentismo se ha trasladado a media docena de ayuntamientos de ciudades repartidas por la geografía catalana, donde los republicanos están buscando sumar alternativas para arrebatar la alcaldía a Junts per Catalunya. En algunas de ellas, gracias a pactos con los socialistas.
Las negociaciones municipales han seguido lógicas propias en cada ciudad pese a que las dos principales formaciones independentistas pactaron priorizar acuerdos municipales mutuos. Así, el pacto se ha cumplido en ciudades como Manresa, donde JxCat se repartirá la alcaldía con ERC, o en Girona, donde la formación posconvergente da por hecho que podrán mantener la alcaldía. Sin embargo, en localidades como Tàrrega o Figueres los republicanos están acabando de encarrilar pactos alternativos para hacerse con las varas de mando en detrimento de sus socios en el Govern.
En Esquerra justifican esta situación con el argumento de la regeneración, pues Convergència ha gobernado largamente en ambos consistorios. Aluden además a las “dinámicas locales” que se dan en los municipios pequeños -Tàrrega tiene 17.000 habitantes y Figueres 46.000-. A última hora de este jueves, los socialistas de Figueres han anunciado que este viernes al mediodía firmarán el pacto a cuatro a ERC y otras dos fuerzas de izquierdas, al que han llamado “acuerdo republicano de progreso y transformación”. El portavoz de JxCat en el Parlament, Albert Batet, se ha quejado con un mensaje en Twitter en el que reclama que alguien “dé la cara y explicaciones”.
Pero los movimientos de la formación de Oriol Junqueras van más allá y llegan también a ciudades más importantes, como Sant Cugat y Reus. Por el momento las negociaciones no están cerradas en ninguna de las dos plazas, aunque fuentes conocedoras de las conversaciones explicaban este jueves que las opciones de que llegaran a buen puerto eran complicadas en ambos ayuntamientos, sobre todo en el de Reus.
En Sant Cugat, el movimiento que lidera la candidata republicana, Mireia Ingla, pone en jaque la histórica hegemonía de Convergència y sus sucesores en su último bastión metropolitano. Aunque ERC ha mantenido conversaciones a ambas bandas, la dirección republicana no oculta que el pacto con el PSC es una opción en esta ciudad. Los socialistas, por su parte, reclaman presencia en el gobierno municipal, avalados por haber pasado de ser sextos a terceros en las últimas elecciones. Para salir a flote, este pacto necesitaría además el aval de la CUP, lo que complica aún más los equilibrios.
Más difíciles aún son las cosas en Reus para esas tres siglas. En la capital del Baix Camp la formación republicana ha estado también en conversaciones con PSC y CUP, después de haber destronado a los segundos como segunda fuerza más votada. ERC además quedó a poco más de 100 votos del PSC, por lo que cualquier pacto alternativo pasaría por un gobierno conjunto. La candidatura de Ara Reus, sin embargo, ha jurado fidelidad al actual alcalde. A menos de 48 horas de la constitución del ayuntamiento, ninguna de las tres formaciones implicadas en este movimiento era optimista sobre las opciones de llegar a un acuerdo.
Malestar en JxCat por las alianzas de ERC
El acercamiento de ERC al PSC se circunscribe a pocas ciudades más de las citadas aquí, pero son suficientes para que en JxCat tengan la sensación de haber sufrido una deslealtad de sus socios. Fuentes de la formación posconvergente lo ven como poco menos que de una ruptura del pacto con el que encararon el inicio de las negociaciones municipales. “Están pactando en todos los sitios que pueden para echarnos de la alcaldía”, resume una voz de la formación de Carles Puigdemont, que destaca que ellos, en cambio, sí están apoyando a ERC allá donde lo necesita, como en Tarragona o Lleida.
Como telón de fondo de esta maraña de pactos están también los cálculos sobre el poder en las diputaciones. Según explican fuentes de los partidos, los pactos sobre algunas alcaldías podrían acabar siendo claves para decantar el control de las entidades supralocales, tan cotizadas por todos los grupos. Por ejemplo, el pacto en Tàrrega con el PSC sería una pieza clave para que ERC pudiera aspirar a la presidencia de la Diputación de Lleida, indican estas mismas fuentes.