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Entrevista

Manel Lucas: “En la historia de ERC la apuesta por el independentismo rupturista es un periodo breve”

El periodista e historiador Manel Lucas, autor de 'Breve historia de Esquerra'

Arturo Puente

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El periodista e historiador Manel Lucas (Barcelona, 1963) acaba de publicar 'Breve historia de Esquerra' con la editorial Catarata y prólogo de Gemma Nierga. Una obra que no es ni una hagiografía de partido, ni una crítica, ni siquiera una revisión de los capítulos más importantes de la formación, sino una tarea mucho más complicada: un repaso pormenorizado pero breve y con vocación de neutralidad por 89 años de historia del partido fundado por Lluis Companys y Francesc Macià en 1931 y que hoy lidera Oriol Junqueras desde la prisión de Lledoners.

Lucas hace un recorrido por los hechos y los eventos, pero también y sobre todo, por la historia de la ideas que ha albergado ERC. Una formación en la que han convivido dos almas, una con acento nacionalista y otra más de izquierdas, pero que siempre ha tenido unas fronteras ideológicas muy difusas. Tanto que a lo largo de nueve décadas, el partido ha pasado del catalanismo federalista al independentismo rupturista, y de la tradición socialdemócrata con toques liberales a encarnar durante algunos años la apuesta más izquierdista en Catalunya.

Ha escrito un libro donde repasa de forma histórica y objetiva la historia de ERC, desde su fundación hasta prácticamente ahora mismo. ¿Qué tiene ERC por haberla elegido y por qué ahora?

El libro es un encargo editorial que trata de explicar qué es ERC fuera de Catalunya. La primera versión es la castellana, porque lo que consideraba la editorial es que en un momento en el que ERC se ha convertido en un actor importante, o más importante de lo que había sido en la política española, pensaban que debía explicarse qué es Esquerra y diferenciarlo del universo independentista, que muchas veces desde fuera se ve como una sola cosa y aquí sabemos que no es así. ERC es uno de los partidos más antiguos del Estado y el más antiguo del Parlament, y en cambio es bastante desconocido.

Una de las cosas que se ven en el libro es que Esquerra es un partido con 89 años de historia en constante cambio. Pero también describe similitudes actuales con la ERC de 1931, como esas dos almas de izquierdas y catalanista a veces no muy bien ensambladas.

Yo diría que la combinación ideológica entre el catalanismo o nacionalismo, que no siempre ha sido independentista, y que de hecho había mucha gente en ERC que no era específicamente independentista, sin ir más lejos, Lluis Companys, junto a una ideología social de izquierdas que ellos llaman “no dogmática”, en sus estatutos. Esta izquierda de ERC puede recoger desde un keynesiano como Pere Aragonès a un marxista actualizado como Joan Tardà. E incluso puede incorporar a Miquel Puig [concejal de ERC en Barcelona], que sería difícil ponerlo en la izquierda izquierda, pero entra porque Esquerra tiene las fronteras ideológicas un poco blandas. Pero esta combinación ideológica es una constante en el partido.

Dos almas, la catalanista o independentista, y la de izquierdas, que se pelean con frecuencia. Por ejemplo, desde el primer día de la II República. Parece que nunca acaban de estar bien ensambladas.

Sí, pero ese es un pecado o una riqueza que está en la genética de ERC. El partido se funda a partir de diferentes grupos con diferentes sensibilidades. Algunos como Estat Català, que era el partido de Francesc Macià, eran claramente independentistas. Pero otros como la gente del entorno de Companys, que eran abogados de sindicalistas, con una sensibilidad social muy clara. Después estaban los intelectuales de una revista que se llamaba L'Opinió, entre ellos por ejemplo Tarradellas, que lo que querían era reproducir el Partido Laborista británico en Catalunya. 

Todo esto provoca choques desde el inicio y prácticamente hasta el 2010. Desde entonces año hasta 2020 son los únicos 10 años de la historia de ERC en los que se puede decir que ha habido una unidad indiscutible. Y es porque en 2010 llegan en una situación tan deplorable, tras unas elecciones en las que pierden la mitad de sus diputados, que eligen a una persona alejada de las luchas intestinas, como es Oriol Junqueras, y cambian el discurso, reforzando la vertiente independentista. Con esto consiguen hacer sombra a Convergència por primera vez. A partir de 2017, la prisión de Junqueras también ayuda a cohesionar el partido.

Un partido fundado casi unos meses antes de la II República se convierte en absolutamente hegemónico durante todo el periodo. ¿Cómo se explica?

Hay una gran capa de la población que no se siente representada ni por la Lliga, que son los patrones y los burgueses de forma más clara que Convergència en los 80. Y después, la clase obrera está controlada por la CNT, que es antipolítica. Entonces hay unas capas populares por ahí en medio de clases medias-bajas, que acaban votando ERC, que es un partido recién fundado pero solo relativamente, porque por ejemplo Macià era conocido y venía con un aura mítica. O también Companys era conocido. Se agrupaban en centros republicanos, ateneos… y por tanto había un agujero electoral que ocupan muy rápidamente. Ocuparían el espacio que fuera de Catalunya fue el azañismo [de Manuel Azaña].

Es curioso porque, mientras que en Catalunya este espacio político ha permanecido, en el resto de España es más difícil de rastrear. ¿Quién cree que sería hoy el depositario español de esta tradición?

Supongo que ahora estaría en el PSOE. En algún momento alguien pensó, equivocadamente, que eso podía ser Ciudadanos. Pero claro, Ciudadanos no tiene nada que ver con eso, tiene una genética nacionalista española, y mucho más vinculada al mundo de los negocios, el “Podemos de derechas” al que se refirió el presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu.

Hay una división muy clara entre el Área Metropolitana y el resto de Catalunya, que ERC vive con un cierto complejo y como una tarea constante para consolidarse en el cinturón de Barcelona. ¿Históricamente esto ha sido siempre así?

En los años 30 la situación era diferente, pero ERC tenía mucho poder en los pequeños centros y ateneos republicanos de las ciudades medianas. Pero cuando Esquerra comienza a crecer a finales de los 80, lo que se ve fuera del Área Metropolitana es que es el partido mayoritario de izquierdas en localidades medianas y pequeñas, donde la presencia del PSC, y por descontado de ICV, es nula, y en cambio las opciones son o CiU o ERC. 

Es a partir de la llegada de Carod-Rovira cuando se impone esta obsesión, o esta estrategia, que dice “no conseguiremos nunca nada si no penetramos en el Área Metropolitana y si no le quitamos los votos al PSC”. Esto está en el reciente libro de Junqueras y Rovira, pero eso mismo viene de muy lejos. Hay un pasaje que yo siempre recuerdo que es un mitin de Carod-Rovira en Sant Vicenç dels Horts, una ciudad del Baix Llobregat en la que después gobernaría Junqueras, en la que él grita: “Algún día se reclamará la independencia en castellano”. Es la metáfora de su estrategia, que es llevar votantes del PSC hacía el independentismo, explicándoles que la independencia no es la cultureta ni los juegos florales, sino que es que tú podrás vivir mejor porque podremos gestionar desde aquí.

De Carod hace más de 10 años y las similitudes entre su estrategia y la actual parecen enormes.

Sí, muy similar. Bueno, eso de “pedir la independencia en castellano” al final lo han conseguido, porque Gabriel Rufián es el ejemplo más claro. Pero también es verdad que en el periodo entre 2012 y 2017 dejan eso un poco de lado, en beneficio de la idea de “es el momento, vamos a enfrentarnos con el Estado”. Vemos un independentismo rupturista, con defensa de la unilateralidad, etc. Hay tuits de Sergi Sol [estrecho colaborador de Junqueras] poco antes de la consulta del 9 de noviembre de 2014 en los que dice que después del 9N hay que hacer “una DUI como una casa”. Claro, esto no casa con lo que dice ahora Sergi Sol. En el fondo, esta apuesta por el independentismo rupturista es un periodo breve en la historia de ERC. 

Algunos han hablado de cierto flirteo de ERC con las ideas de extrema-derecha o racistas, sobre todo centrados en dos momentos, el de los hermanos Badia y el liderazgo de Heribert Barrera. ¿Qué hay de esto? ¿Hay tendencias así en el partido?

Tiendo a pensar que es una anécdota. En el caso de Heribert Barrera, cuando empezó a hacer aquellas declaraciones contra la inmigración, incomodó muchísimo a la dirección del momento, que acabó saliendo a desmarcarse. Desmarcarse de un mito, claro, con todo lo que ello supone. Y en el caso de los hermanos Badia, claro, nos situamos en los años 30, y formaban parte de aquel sector de Estat Català, que eran muy militaristas, les gustaban mucho los uniformes. Y por ejemplo Josep Dencàs, que era el jefe de aquel grupo, tenía cierto deslumbramiento por Mussolini. Pero yo creo que la tendencia era más individual que colectiva. Era un sector muy minoritario y las veleidades fascistas eran también minoritarias.

Otro 'fact-checking'. Junqueras suele decir que son un partido “sin un solo caso de corrupción en 89 años”. ¿Es así?

Yo recuerdo un conseller del Tripartit, Jordi Ausàs, al que le procesaron y le condenaron por tráfico de tabaco en Andorra. Es verdad que ha tenido muy pocos. También es verdad que ha gobernado poco. Y eso claro… Ciudadanos también tiene pocos casos de corrupción o ICV también tiene pocos, es más fácil que los tenga CiU, los socialistas o el PP. Creo que la tentación individual siempre existe en el ser humano, pero es verdad que fuera del caso de Ausàs no le constan.

La idea de que ERC no ha gobernado mucho o que no ha alcanzado demasiado poder está muy extendida. Y, sin embargo, se da la paradoja que es el partido que más años ha estado en el Govern durante los últimos 15.

Es cierto. ERC estuvo en el tripartito del 2003 al 2010, del 2010 al 2015 no, y después de nuevo del 2015 hacia aquí. Pero las inercias que te hacen patrimonializar el Govern todavía no las ha sufrido.

¿Por qué cree que se toma a ERC como a un partido con ciertos toques de 'outsider', con esta trayectoria en el Govern?

Diría que lo pensamos porque siempre ha sido como compañero de viaje de otro más grande. Compañero de viaje del PSC en el tripartito y después compañero de viaje de Convergència. Es decir, no ha tenido la presidencia de la Generalitat, desde el año 39. Y eso marca. 

Siempre con compañeros de viaje y siempre con debate interno sobre quién debe ser ese compañero, entre ser muleta de Pujol o del PSC, ¿no?

ERC con el Tripartit intenta varias cosas a la vez. La primera es enviar a Convergència a la oposición, cosa que consiguen. Con eso intentan ocupar el espacio central del catalanismo y a la vez llevar al PSC hacia sus posiciones. Y también lo consiguen. De hecho, no solo llevan al PSC hacia posiciones más catalanistas, sino que además después logran romperlo, en 2012, absorbiendo las corrientes más cercanas.

Pues como compañero de viaje, parece un poco puñetero…

Los que han gobernado con ellos lo dicen. Yo supongo que los gobiernos de coalición siempre son complicados en cualquier circunstancia. Lo que tiene ERC es que es como un poliedro que hace frontera con muchos partidos y tiene opciones de pactar con todos. Pactar sillas nunca es difícil, lo difícil es pactar un programa de gobierno. Y ahí lo tiene siempre más fácil Esquerra, porque si tira hacia la parte catalanista está Convergència, si tira hacia la más izquierdista, con PSC o los 'comuns'. Ahora mismo, si no hubiera el problema de la “represión”, o el conflicto, como se le quiera llamar, yo creo que ERC y el PSC estarían llamados a pactar tras las elecciones. Pero claro, así es muy complicado.

Otro problema que tiene Esquerra es que no acaba de ser capaz de tocar poder ni cuando gana elecciones. Pienso en el Ayuntamiento de Barcelona, pero también en la Diputación, donde JxCat eligió al PSC para la presidencia…

En el ayuntamiento fueron esclavos de su propio discurso nacionalista. Maragall hace una campaña clarísima de “queremos echar a Colau” y además diciendo que era por no ser una alcaldesa suficientemente catalanista. Y además decían que sus socios prioritarios serían JxCat. Creo que a veces les pasa esto, que quedan atrapados ahí. Y después les pasa otra cosa: en ERC son grandes ganadores de encuestas y grandes perdedores de elecciones. Eso les ha pasado en varias ocasiones, veremos a partir de ahora. 

Durante el proceso, ERC ha pasado de ser el partido que reunía al independentismo más militante al partido de los independentistas moderados. ¿Por qué cree que ha pasado esto?

La cuestión es que hablamos de un periodo corto. ERC había sido el abanderado del independentismo, sí, pero un independentismo que podía votar a favor en la investidura de Zapatero. Y Puigcercós y Zapatero, grandes amigos, hasta que Zapatero pactó el recorte del Estatut con Artur Mas. Esto es así siempre hasta un momento dado en el que vieron la opción de tirar adelante hacia la independencia y arrastrar a Convergència. A mí me gustaría saber qué hubiera pasado a mediados de 2017 si no hubiese habido esta rivalidad entre unos y otros, cuando ya se veía que la “hoja de ruta” era complicada de cumplir. Pero claro, ¿quién era el guapo que frenaba? 

La cuestión es que parece que el giro de ERC es de un día para otro, el 27 de octubre declaramos la independencia y el 28 de octubre ya estamos a favor del diálogo. Creo que no, creo que había una reflexión anterior, durante todos aquellos días, que no podían manifestar. Yo he preguntado por esta cuestión a gente de ERC para el libro y una persona me lo resumió así: “Ibamos encima de un caballo desbocado y no podíamos pararnos”. 

El plan de Junqueras es un independentismo de tipo moderado que vaya consolidando la hegemonía poco a poco. Hay quien dice que esto es CiU. ¿Qué opina?

Lo primero, que CiU no planteó nunca la independencia. ERC sí. Por tanto, aquí hay una diferencia importante. Pero después, claro, hay que fijarse en la agenda social también. Si tu solo votas a ERC por la agenda nacional, a lo mejor te parece poco, o te parece pragmático como te parecía Convergència. Pero la agenda social es diferente y no se puede olvidar, tampoco el personal político se parece, las bases no son las mismas y, bueno, el electorado es cierto que lo comparten en parte, pero tampoco sería exactamente lo mismo.

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