A solo dos semanas del 11 de septiembre, es una incógnita si los organizadores de la gran V humana a favor del derecho a decidir serán capaces de cumplir con las expectativas que ellos mismos se marcaron. La Assemblea y Òminum Cultural ofrecieron esta semana el dato de más de 220.000 personas apuntadas, una cifra que, pese a estar por debajo, comienza a acercarse a las de anteriores movilizaciones. En un momento complicado para el proceso catalán, el éxito de la V evidenciará si el respaldo en la calle del soberanismo sigue intacto o comienza a desinflarse.
La acción de esta Diada consistirá en un mosaico humano que formará una V gigante con la bandera catalana. La V comenzará en la plaza de Les Glòries y discurrirá por la calle Diagonal hasta la plaza Pio XII y por la Gran Via hasta la estación de ferrocarril de Màgoria. En total 11 kilometros que deben ser completados para que los convocantes la consideren exitosa. El ambicioso objetivo de la campaña 'Ara és l'hora' es hacer la mayor manifestación de la historia de Catalunya. Los números, sin embargo, están lejos de ser tan holgados.
La alarma en el mundo soberanista sonó a principios de agosto, cuando el dato de inscritos fue de solo 70.000 personas. En medio del escándalo de las cuentas en paraísos fiscales del expresident Pujol y con los rumores que se han sucedido durante todo el verano de que la consulta no llegara a producirse, muchos achacaron la baja cifra a que el independentismo catalán se estaba desinflando y auguraron que la acción de este año no iba a ser capaz de mantener las cifras de la Via Catalana de la pasada Diada.
Fue a raíz de esos malos pronósticos cuando los convocantes pusieron en marcha toda la maquinaria de comunicación de la que disponen e hicieron un llamamiento a la sociedad catalana, recordando que era indispensable apuntarse para asegurar la coordinación y el éxito de la concentración. “Estamos aquí porque tenemos difícultades, no nos escondemos, pero las dificultades sirven para hacernos más fuertes”, aseguró la presidentan de la ANC, Carme Forcadell, en la rueda de prensa ofrecida para reclarmar más apoyo.
Dicho y hecho, la Assemblea volvió a demostrar el destacable poder de convocatoria que la ha acompañado desde su nacimiento en 2011. Las inscripciones no pararon de aumentar desde entonces y el número está ahora cerca de alcanzar a la cadena humana de 2012, cuando se inscribieron unas 300.000 personas.
Pero el rápido crecimiento de las inscripciones no esta siendo suficiente para garantizar que todos los tramos se completen. Según la web ullsvermells.com, con estadísticas en tiempo real, la mayoría de los tramos tienen baja o poca ocupación, mientras que solo 11 de los 73 tramos están completos o casi completos. La ANC y Òmnium Cultural trabajan a contrarreloj para animar la participación con incentivos diversos, el último de ellos 50 collas castelleras llegadas de diversos puntos de la geografia catalana que actuaran durante la concentración.
Un proceso soberanista hecho a golpe de manifestaciones
Si algún motor político ha tenido el proceso soberanista catalán, ese ha sido la movilización ciudadana en la calle. Las manifestaciones y concentraciones a favor de la independencia de los últimos tres años han sido masivas y se han articulado entorno a la Assemblea, un nuevo actor político que ha utilizado su capacidad de convocatoria para presionar a los partidos en la línea independentista.
La Diada de 2011 dio el pistoletazo de salida del proceso con una de las manifestaciones más concurridas de la historia de la capital catalana, bajo el lema 'Catalunya nuevo estado de Europa'. Solo dos semanas despues de aquella marcha cuando el gobierno de Artur Mas anunció la convocatoria de las elecciones anticipadas que iniciarían un proceso político con el objetivo de convocar una consulta.
Un año después la ANC volvió a convocar una demostración ciudadana, esta vez una cadena humana de 400 kilómetros atravesando el territorio catalán entre Le Perthus, en el Rosellón, y la localidad valencia de Vinaroz. El recorrido se completó, aunque las cifras de participación fueron diversas, entre los 400.000 que contó el ministerio de Interior y los 1,6 millones de la Generalitat. Con el impulso de la 'Vía Catalana', CiU, ERC, ICV, EUiA y la CUP comenzaron unas negociaciones que acabaron tres meses después con el anuncio de un pacto para celebrar la consulta sobre la independencia del 9 de noviembre.
En la recta final hacia la gran fecha del soberanismo, para nadie pasa desapercibido que la Diada del 2014 volverá a ser una prueba de fuego. Si la convocatoria consigue desbordar las previsiones, el Govern de Artur Mas tendrá una importante presión para llevar a cabo la consulta. Si ocurre lo contrario y la acción no cumple con las expectativas, podría indicar el principio del fin del apoyo popular al proceso.