El verde ha sido el color predominante en la manifestación de este 12-M en Barcelona. La cantidad de gente que se ha ido acercando a la plaza Catalunya este fin de semana, en las charlas, debates y puntos de información, ha sido significativamente inferior a los últimos dos años, pero los activistas lo explican: “Estamos trabajando en otros espacios”. La PAH es uno de esos espacios, probablemente el que acumula más victorias -que son lo que se quería de estacar año- y uno de los que más empuja el movimiento hacia adelante.
Los miles de personas que han recorrido el centro de Barcelona lo han hecho en un ambiente festivo. Las personas afectadas por la hipoteca han bailado y cantado todo el camino, intercalando gritos de “Sí se puede”, “escrache” o “El próximo desahucio, que sea a la Moncloa”. La música bailable que han elegido para acompañar la protesta y el buen tiempo han colaborado.
“Esto no es un cumpleaños, es un período de lucha intensa. No se trata de apagar velitas sino de pensar otro modelo de sociedad”, gritaban desde el camión. Más allá de lo que tiene de simbólica la fecha, el movimiento sigue desarrollando propuestas. Este año toma fuerza, por ejemplo, la propuesta de la renta básica universal, que ha sido el centro de la protesta de los Iaioflautas, que cargaban con una pancarta donde se leía “Renta básica, vida digna”.
Otro de los colectivos con presencia en la manifestación, con sus banderas rojas, ha sido la Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda. El 15-M del 2011 esta plataforma no existía y, de hecho, no fue hasta marzo de 2012 que se configuró como tal. Sin embargo, hoy ya han conseguido que algunos municipios publiquen sus presupuestos y adopten más transparencia.
Al final de la manifestación, ante el Arco de Triunfo, parte de los manifestantes se ha adentrado en el Casco Antiguo, donde se ha presentado un edificio okupado hace cinco días por un grupo de activistas que quieren hacer un centro social, el CSOA Barricadas, en la calle Sant Pere Més Baix. Los ocupantes lo han definido como una “vivienda política”. “Expropiar lo que por lógica nos pertenece a todos, y no sólo por el derecho humano a la vivienda. Queremos dar alternativas reales al capitalismo”, afirmaron. Quieren centrar la actividad en el edificio, propiedad del ayuntamiento, en varios ejes, entre ellos la sanidad, con un centro de atención primaria autogestionado.