Pablo Iglesias sitúa a Catalunya como el primer reto de Podemos

Las casualidades en política son terreno de la excepción. Que Pablo Iglesias haya elegido Catalunya como primer destino a visitar después de ser elegido secretario general de Podemos es cualquier cosa menos una coincidencia. El obrador del gran fenómeno político del año que acaba ha puesto sus ojos en el territorio catalán como pieza clave en su ascenso hacia La Moncloa, a pesar de tener una idiosincrasia política especialmente complicada, con el Parlamento autonómico más fraccionado de los 17 y en medio de la incertidumbre por el proceso soberanista. Con su visita, Iglesias sitúa su crecimiento en Catalunya como primer reto de la formación, en pleno despliegue autonómico.

El imbricado escenario catalán no parece asustar al líder de Podemos, que dará el domingo su primer mitin como secretario general en el centro deportivo municipal de la Vall d'Hebron bajo el lema '2015 Empieza el cambio', escoltado por Gemma Ubasart, secretaria de Plurinacionalidad y la catalana más cercana al líder. Iglesias se presentará en el distrito de Horta-Guinardó, el tercero de 10 donde su formación obtuvo mejor resultado en las europeas, en medio del proceso de construcción de las estructuras de Podemos en Catalunya y su capital.

En esta primera visita, se espera que Iglesias bendiga a Ubasart como cabeza de Podemos en la comunidad y que haga un guiño a la candidatura de Clar Que Podem a las primarias de Podem Barcelona, que integra a varias personas del Consejo Ciudadano estatal.

Iglesias llega a Catalunya en un momento especialmente difícil para el independentismo. No solo porque la aspiración secesionista haya caído en el último sondeo del CEO, algo que puede achacarse al cambio de metodología en la elaboración de la encuesta, sino porque el proceso soberanista catalán continúa encallado en una negociación entre el president Artur Mas y el líder de ERC, Oriol Junqueras, sobre la conveniencia de una candidatura conjunta a unas elecciones anticipadas. Unos eventuales comicios a los que el partido de Iglesias ya ha anunciado que se presentará, razón por la que hay prisa por consolidarse en Catalunya.

La plaza catalana es especialmente importante para Podemos. En primer lugar porque esta comunidad es la segunda más poblada del Estado y de ella dependen nada menos que 47 escaños en el Congreso. Un porcentaje de la Cámara en el que Podemos ya empieza a tener buenas expectativas. El último sondeo del GESOP para El Periódico pone a los de Pablo Iglesias como la formación más votada en Cataluña en unas generales, con casi el 23% de los votos, entre 10 y 12 escaños, mientras que les deja disputando el tercer puesto del Parlament con Ciutadans. Nada sorprendente desde el punto de vista de una comunidad en la que históricamente el ganador de las autonómicas y el de las generales ha sido de diferente signo, pero una proeza para una formación que no ha cumplido su primer año de vida.

En segundo lugar, como partido enmarcado en la tradición regeneracionista española, Podemos considera que puede hacer disminuir el independentismo catalán ofreciendo un proyecto de reforma del Estado. En clave interna catalana, Podemos se ha empeñado en mostrar que la única salida para el proyecto soberanista está fuera de Catalunya y pasa por un cambio a nivel estatal, la poco definida receta del proceso constituyente. En clave española, una reducción del independentismo sería una buena medalla que exhibir como partido que puede atajar los grandes problemas del país.

Con este guión, el desembarco de los de Iglesias en territorio catalán está provocando un corrimiento de tierras en la izquierda no independentista, cuyos partidos tradicionales ceden importantes porcentajes hacia Podemos, a la vez que agranda un espacio unionista que había venido disminuyendo en los últimos años.

El gran reto del partido es ser capaz de volver a meter la desafección catalana con el sistema político español en un marco estatal. “No somos tan diferentes”, subrayó Iglesias en su primer discurso como secretario general, en referencia a Catalunya y España. En una situación de bloqueo del proceso soberanista y a falta de un programa social atractivo por parte de las formaciones independentistas mayoritarias, Podemos se centra en mostrar que las soluciones para los problemas de catalanes y españoles son las mismas.

En clave municipal, Podemos ha dado su visto bueno a Guanyem como espacio de confluencia de cara a las elecciones al ayuntamiento de Barcelona. En un gesto para sellar esta apuesta estratégica, Iglesias se reunirá el lunes con Ada Colau, cabeza visible de Guanyem.

El beneplácito de la dirección de Podemos a la confluencia municipal es por el momento una excepción en el Estado, ya que la formación no tiene claro integrarse en el resto de Ganemos que han proliferado en los últimos meses. Pero los resultados europeos de Podemos en Barcelona, de largo más discretos que en cualquier otra gran ciudad, junto con el hecho de que este espacio esté avalado por una persona de tanto ascendente como Colau, convierten a Guanyem en una inversión de bajo riesgo para los de Iglesias.