“¿La investidura ideal? Presencial”. Con estas palabras Carles Puigdemont ha vuelto a dejar este miércoles la puerta abierta a estar físicamente en el pleno del Parlament el día de su investidura. Sin embargo, este no es el escenario que contemplan como más probable ni los suyos ni el conjunto de la Cámara. Tanto la Mesa como el bloque independentista, y también la oposición, se preparan para un debate bronco y en ausencia del candidato. Sobre el hemiciclo planea ya la sombra de las tortuosas sesiones de septiembre pasado.
Puigdemont, sin embargo, juega al despiste sobre su posible asistencia al debate de investidura en una estrategia para evitar que el Constitucional suspenda de forma preventiva el debate. Cuando el presidente del Parlament, Roger Torrent, anunció el lunes que Puigdemont sería el propuesto a la investidura, el PSC amenazó con la impugnación. Los socialistas argumentaron que era palmario que Puigdemont no estaría presente al haber pedido el voto delegado para la investidura.
Un día después, el president cesado retiró su petición de voto delegado –no así los otros cuatro diputados que le acompañan en Bélgica–. Manteniendo encendida la posibilidad de que el candidato se presente en la fecha señalada no hay forma jurídica, creen en el bloque independentista, de que el Constitucional pueda tumbar el pleno antes de que este comience. Pero, una vez comenzado, no hay nada escrito.
Será finalmente el próximo martes cuando Puigdemont presente su programa de gobierno para reclamar la confianza de los diputados para que le invistan. Antes, este jueves, el presidente del Parlament, Roger Torrent, reunirá a los grupos para preparar el debate. En ERC, grupo al que pertenece el maestro de ceremonias, han asumido a regañadientes que no tienen alternativa a una sesión de investidura en la que se forzará el reglamento y de la que los miembros de la Mesa podrían salir con una querella de la Fiscalía.
En un intento para ganar protagonismo, aunque se da por hecho su apoyo a Puigdemont, la CUP ha planteado este miércoles a JxCat y ERC sus propuestas de cara a la investidura. Destacan la apertura de un proceso “constituyente” de la república catalana y las estructuras de Estado, así como un plan de choque contra la pobreza.
Será una vez pasado el pleno de próximo martes cuando los republicanos esperan poder volver a tomar la iniciativa. Los independentistas saben que, incluso si consiguen investir a Puigdemont, la votación no se hará efectiva en un nombramiento oficial en el Boletín Oficial del Estado (BOE) porque la impugnación será inmediata.
Alternativas a Puigdemont
A partir de aquí el escenario está abierto. El círculo íntimo de Puigdemont, que hace sólo unas semanas aseguraba preferir elecciones a investir a un sustituto, ha comenzado a valorar las alternativas. “Lo intentaremos hasta el último momento”, ha asegurado este miércoles el propio Puigdemont, en un reconocimiento implícito de que su regreso al Palau de la Generalitat, como prometió en campaña, quizás no se produzca. En el equipo de Puigdemont precisan que la promesa incluyó volver con todo su Govern, algo que tras el abandono de la política de Forn, Mundó o Borràs ya no es posible.
Mientras el independentismo prepara el pleno en la capital belga, el bloque constitucionalista hace lo propio en Barcelona. Desde la oposición que lidera Ciutadans han dado sobradas muestras de que harán todo lo que haga falta para tratar de evitar una investidura de Puigdemont, aunque saben que poco pueden hacer antes del día del pleno. El PSC lo intentó al reclamar por carta a Torrent una reconsideración de su propuesta como candidato, primer paso para un posterior recurso de amparo al Constitucional si el presidente del Parlament no la atiende.
Los de Arrimadas, por su parte, aguardan al propio pleno. La oposición no está dispuesta a dejar pasar ni la delegación del voto de los cuatro diputados en Bruselas ni, aún menos, ninguna fórmula de presentación a distancia del programa de gobierno, ni por medios telemáticos ni delegada en otro diputado. Los grupos de Ciutadans, PSC y PP tienen previsto presentar peticiones de reconsideración a cada una de estas decisiones de la Mesa, lo que pararía el pleno cada vez, como ya ocurrió en las sesiones de los pasados días 6 y 7 de septiembre. Por el momento no tienen pensado si en esta ocasión también abandonarán el hemiciclo.
Roger Torrent se estrenará así en la silla más alta del Parlament en un pleno bronco que, entrevistado por eldiario.es este martes, asumía con resignación anteponiendo el que consideraba “deber de respetar los mandatos democráticos”. Lo mismo aseguraba este miércoles desde Bruselas Puigdemont. El expresident ha vuelto a pedir al Gobierno de Rajoy que evite los “impedimentos” para su vuelta.
No parece ser esta la intención de Moncloa. Al contrario, el Ministerio del Interior ha reforzado la presencia de efectivos tanto en las fronteras como en las inmediaciones del Parlament. Tras el 1-O el ministro Zoido sabe que los juegos al despiste de Puigdemont pueden ser muy serios.