El Parlament avalará a Puigdemont mientras crece la desconfianza entre Convergència y ERC

El president Carles Puigdemont acudirá al Parlament este miércoles, un año después de las primeras elecciones ganadas por el independentismo, para reclamar la confianza del Pleno. La obtendrá, puesto que la CUP ya ha anunciado un 'sí' sin condiciones. Pero, de vuelta al Palau, Puigdemont se reencontrará con el principal problema de confianza al que debe hacer frente: la desconfianza creciente entre los principales socios en el Govern, Partit Demòcrata y ERC. La introducción del referéndum en la hoja de ruta, la forma de relacionarse con la CUP en futuras negociaciones e, incluso, la forma de encarar las próximas elecciones están haciendo mella en la unidad de los socios del Govern.

La habitual relación tormentosa entre ambos partidos se ha venido agriando desde la pasada primavera, con desencuentros en temas centrales como el propio anuncio de la cuestión de confianza por parte del President. Desde ERC vieron esta iniciativa como un movimiento extraño y personalista, y tampoco estuvieron de acuerdo en con cómo se ha gestionado. Consideran que Puigdemont tardó demasiado en reunirse con la CUP, lo que bloqueó la negociación sobre los presupuestos, y que, cuando finalmente se produjo el encuentro, tampoco el president ligó con excesiva fuerza la cuestión de confianza a la aprobación de las cuentas. “Parece más una segunda investidura que un instrumento para resolver dificultades del gobierno”, resumía los reproches una voz parlamentaria de Esquerra.

Las suspicacias no vienen de un solo lado. Desde la antigua Convergència se mira con recelo algunas de las posiciones mantenidas por ERC, como haber apoyado la idea del referéndum no acordado, que constituye una modificación de facto de la hoja de ruta y no encuentra consenso entre los convergentes, o capítulos como el acto de recuerdo a la Diada de Sant Boi de 1976, que consideraron un flirteo de sus socios con izquierdas no independentistas. Todo esto, entienden desde el ala derechista del gobierno, está encaminado a preparar el terreno ante unas futuras elecciones.

Este domingo el expresident Artur Mas publicó un artículo en el diario El Punt Avui de tono epistolar hacia el independentismo, en el que reclamaba, entre otras cosas, “aprovechar” el escenario de bloqueo español si se volvían a dar elecciones. La sugerencia era evidente: una candidatura de unidad, obsesión convergente desde hace casi cuatro años y pesadilla de los de Junqueras desde hace los mismos. Mas daba muestras así de poder cumplir la amenaza hecha por el Partit Democràta a ERC de que el debate sobre la lista conjunta volvería a ocupar primeras planas, un marcaje que ha sido recurrente cada vez que Convergència ha querido castigar a Junqueras.

El referéndum en la hoja de ruta

Si algo se da por hecho sobre la intervención de Puigdemont este miércoles es que el presidente mostrará la posibilidad de retocar la hoja de ruta pactada. Según el anuncio del propio president en la Diada, lanzará un último intento de acuerdo del referéndum al Estado, que previsiblemente volverá a quedar sin respuesta. Pero, además de eso, fuentes cercanas al Govern confirman que, tal y como han publicado diversos medios en los últimos días, Puigdemont pretende abrir también la vía hacía la celebración un referéndum vinculante de forma unilateral.

Este volantazo responde a diversos movimientos que se han producido en la base social independentista, incluyendo la ANC, que han apostado sin ambages por celebrar este referéndum. Sin embargo, poco se sabe de hasta qué punto Puigdemont hará suya esta reivindicación, barajándose desde que simplemente se abra a la posibilidad y se comprometa a estudiarlo hasta que anuncie su inclusión en la hoja de ruta. Destacados miembros de ERC aseguraban al inicio de esta semana no conocer las intenciones de Puigdemont, lo que también contribuye a un cierto clima de incerteza entre los socios.

Carrera de obstáculos parlamentaria

De quienes se esperan pocas sorpresas es de la CUP. Los anticapitalistas despejaron la patata caliente al inicio del curso asegurando que Puigdemont tenía esta votación asegurada, sin condiciones previas. Se evitaban así un debate interno que han comprobado como muy dañino y en el que tenían poco que ganar, y focalizaban las tensiones con JxSí, aún muy presentes, a próximas citas parlamentarias importantes con un contenido menos genérico que la cuestión de confianza.

La sesión que comenzará este miércoles por la tarde con el discurso del President y que continuará al día siguiente con el debate de los grupos y la votación, será solo el inicio de un ciclo parlamentario que se alargará hasta la siguiente semana, fecha en que está fijado el debate de política general. Será entonces cuando la discusión baje al terreno de lo concreto, puesto que habrá oportunidad de introducir mociones. La CUP ha anunciado que quiere que sea en esa fecha cuando Puigdemont concrete una fecha para el referéndum unilateral, marcando un calendario molesto para JxSí, que quiere tener primero el 'sí' de los anticapitalistas a los presupuestos.