La decisión estaba tomada y solo hacía falta que el Consell Nacional la ratificase. Así ha ocurrido este martes por la tarde, cuando el máximo órgano de decisión entre congresos del PSC ha ratificado el 'no' de sus siete diputados en el Congreso a la investidura de Mariano Rajoy, tanto en la primera como en la segunda votación. Como consecuencia, los diputados socialistas catalanes romperán la disciplina de voto del PSOE.
La secretaria de organización del PSC, Assumpta Escarp, lo ha anunciado este martes, en la rueda de prensa posterior al Consell Nacional y después de mantener una reunión con los siete diputados. En la formación de los socialistas catalanes el consenso a favor del 'no' es total, y así se ha demostrado en la votación, donde de los 242 asistentes, 241 han votado a favor de la propuesta de la dirección. Respecto al PSOE, los miembros del Consell reclaman “seguir caminando juntos”.
“Debemos ser conscientes de que nuestra decisión entra en contradicción directa con el que decidió el Comité Federal del PSOE”, ha advertido Iceta en el discurso con el que ha abierto la reunión. La dirección del PSC quería asegurarse que todos entendieran que la decisión, con bastante probabilidad, desencadenará consecuencias. Asumen, de entrada, las posibles sanciones que el PSOE pueda imponerles, que van desde una multa de 600 euros hasta la expulsión del grupo. Pero no solo eso. “Seamos conscientes de ello porque, dejémoslo claro, dos partes no desarrollan un proyecto común si una de las partes no quiere”, ha explicado el primer secretario.
Con la decisión final de este martes, que viene a confirmar la postura defendida por Iceta tanto en público como en el último Comité Federal del PSOE el pasado domingo, el PSC romperá la disciplina de voto del grupo parlamentario y pondrán negro sobre blanco el distanciamiento entre los dos partidos. La crisis entre las formaciones socialistas catalana y española es profunda, aunque desde Catalunya se han intentado calmar los ánimos porque se desea alejar el fantasma de la ruptura. “Espero que pase lo que pase podamos seguir compartiendo con el PSOE un proyecto federal para España. No me gustaría dar esta satisfacción ni a los inmovilistas ni los independentistas”, se ha limitado a desear Iceta.
Más negras son las señales que llegan desde Ferraz. La Gestora que ha tomado las riendas tras la salida del exsecretario general, Pedro Sánchez, ha intentado hasta la última hora que el PSC se plegase a la decisión tomada el pasado domingo, alegando que después de participar de la votación y de haberla perdido, el PSC debe asumir la posición mayoritaria. Ante su rechazo, anunciado, diversos barones y voces de peso en el PSOE han señalado a las medidas drásticas, como replantearse el marco de relaciones entre ambos.
Este es uno de los escenarios que barajan los socialistas catalanes, que aseguran que asumirán cualquier consecuencia que tenga su desobediencia, aunque no ocultan que hubieran preferido que no tuviera ninguna. “Sabéis que nunca he sido partidario de revisar el Protocolo de Unidad”, ha explicado Iceta. “En general, no soy muy partidario de cambiar cosas si no hay garantía de mejorarlas”.
El marco de relaciones, ha explicado, está incorporado en los estatutos de ambos partidos, por lo que cualquier cambio debería ser decidido en un Congreso. Esta es una baza para el PSC, que aspira a que en una futura cita de este tipo en el PSOE no se repitan los actuales contrapesos. De cualquier forma, esperan no tener que llegar a eso pues, como el documento aprobado este martes indica, el PSC espera del PSOE “capacidad de aceptar las diferencias y de gestionar las discrepancias”.
Temiéndose la decisión que este martes ha adoptado el PSC, Javier Fernández, presidente de la Gestora, ha contribuido también ha calmar los ánimos entre las dos formaciones. Fernández ha asegurado que no piensa en castigos para los diputados díscolos y que, en el caso del PSC, habrá que “hablar” con ellos y ver cómo se soluciona la situación.