Puigdemont lo ha conseguido. Le faltaba controlar el grupo parlamentario en Madrid y a partir de la próxima legislatura también será suyo. Pese a los ultimátums del PDeCAT y sus advertencias asegurando que no cederían a las pretensiones del expresident de relegar a los diputados del sector más moderado en el Congreso, finalmente se ha impuesto la estrategia del ala más dura, la que está dispuesta a hacer saltar por los aires la legislatura española si sus votos son imprescindibles para que Pedro Sánchez pueda repetir como presidente del Gobierno.
“Tendremos el grupo que necesitábamos”, resume un alto cargo afín a Puigdemont. El derecho a la autodeterminación, añaden fuentes próximas al expresident, regresará a primer plano como condición para abrir una negociación para facilitar una investidura. El pragmatismo de Convergència es ya historia. Quedan fuera dos de los diputados más veteranos y más duchos en negociar, ya fuera con grupos de la izquierda o de la derecha: Carles Campuzano y Jordi Xuclà. Su salida es el mejor resumen de la nueva estrategia que Junts per Catalunya (así es como se denominará la candidatura) pretende adoptar en la Cámara baja. En el rico diccionario del procés se incorpora con fuerza un nuevo vocablo: bloqueo.
A Puigdemont nunca le había interesado el partido hasta que lo ha necesitado. Logró configurar un grupo en el Parlament dirigido por un núcleo de diputados independientes cuyo único nexo en común era y es su lealtad al expresident. Ahora podrá hacer lo mismo en Madrid.
La lista por Barcelona estará encabezada por Jordi Sànchez, que el sábado obtuvo el aval de las bases de la Crida Nacional, haciendo tándem con Laura Borràs, ahora consellera de Cultura y también miembro de la plataforma impulsada por el expresident. En el número tres estará Míriam Nogueras, diputada en el Congreso y vicepresidenta del PDeCAT (desde que Puigdemont consiguió apartar a Marta Pascal). Nogueras es de las que se ha enfrentado más claramente a la vía pragmática que defendían algunos de los parlamentarios de la antigua Convergència que han sido descabalgados de las listas. Otro de los nombres que se incorpora a la candidatura para el Congreso es el hasta ahora eurodiputado Ramon Tremosa. Además, se ha situado a otros dos presos, Jordi Turull y Josep Rull, encabezando las listas de Lleida y Tarragona, respectivamente. Para Girona, se ha logrado convencer a Jaume Alonso-Cuevillas, uno de los abogados de Puigdemont, que se ha convertido en una estrella mediática del independentismo gracias a sus apariciones habituales en tertulias televisivas.
Que los presos consigan ser diputados dependerá del Tribunal del Supremo que les está juzgando. Las normas del Congreso no prevén que se pueda tomar posesión del acta a distancia, como sí sucede en el Parlamento catalán. Tanto ellos como Oriol Junqueras, que será el cabeza de lista de ERC, tendrían que comparecer personalmente para jurar o prometer acatamiento de la Constitución ante el Pleno del Congreso. En ámbitos jurídicos se da por hecho que estos políticos serán suspendidos como diputados, pero para que esa suspensión tenga lugar, antes deberían adquirir la condición de diputado y, para ello, abandonar la cárcel temporalmente. Cosa que no está nada clara.
La otra decisión que ha tomado Puigdemont, y que no es nada menor, es la de encabezar la lista de las europeas. O lo que es lo mismo, enfrentarse a Junqueras (que ha asegurado que tras presentarse a las generales quiere también ser candidato al Parlamento Europeo). La lucha por hacerse con el liderazgo del independentismo tendrá en este duelo entre Puigdemont y Junqueras una de sus batallas más decisivas. Si el líder de ERC ha decidido que va a por todas, Puigdemont quiere demostrar con esta maniobra que no se da por vencido. Junts per Catalunya defiende que esta candidatura “es la mejor manera de seguir internacionalizando el conflicto y que se nos escuche en Europa, que se vea la represión, que haya una voz libre de JxCat en Europa”.
Pero una cosa son los discursos y otra los hechos. Es más que probable que ni Puigdemont ni Junqueras puedan ser eurodiputados puesto que para que recoger el acta deberían personarse en Madrid ante la Junta Electoral Central. También es fácil adivinar que, como ya pasó tras las autonómicas del 21D, el expresident no se arriesgará a ser detenido. Y está por ver si la justicia española permitirá al líder de ERC salir de la cárcel para acreditarse como eurodiputado.
En su pugna por hacerse con el control de todas las candidaturas, el expresident ha logrado aún otro triunfo (aunque está por ver cuál será la respuesta en las urnas). Se trata de la lista de Barcelona, en la que Elsa Artadi finalmente se ha confirmado como la número dos de Joaquim Forn. El PDeCAT ha conseguido, no con poco sudor, que Neus Munté sea la número tres. Los sondeos son más que pesimistas para esta candidatura y todas las encuestas les sitúan en cuarta posición, por detrás de la ERC de Ernest Maragall, los comuns de Ada Colau y la candidatura de Manuel Valls.
La salida de Artadi i Borràs del Govern se sumará a la que ya protagonizó el republicano Ernest Maragall hace unas semanas. Un Ejecutivo que, pese a que prometió ser “efectivo”, no ha logrado aprobar sus presupuestos y que ahora prioriza la configuración de las candidaturas a la gestión de la Generalitat.