Cuando Marta Pascal se desplazó el jueves a Waterloo para reunirse con el expresident Carles Puigdemont no tenía aún decidido del todo si seguir en su escaño del Senado o renunciar a él. Tras la conversación de más de dos horas que ambos mantuvieron, y una vez estaba ya en el avión de regreso de Bruselas a Barcelona, escribió la carta que ha dado a conocer este lunes y en la que explica los motivos de su renuncia.
Puigdemont y Pascal estuvieron hablando durante dos horas y la excoordinadora del PDeCAT le trasladó que estaba dando vueltas a la posibilidad de dejar el Senado porque la situación era ya “muy incómoda”. Pascal nunca ha escondido sus diferencias con la estrategia de Puigdemont y el título del libro que acaba de publicar, ‘Perder el miedo, un manifiesto a favor de la política’, es toda una declaración de intenciones. En el encuentro del jueves constataron que sus discrepancias son insalvables porque no coinciden ni en el diagnóstico de la situación política ni en la estrategia que debería seguir el espacio posconvergente. “Yo no tengo que decirte qué debes hacer”, le respondió el expresident, según fuentes conocedoras de la conversación.
El tono, añaden esas mismas fuentes, fue cordial porque ninguno de los dos interpreta sus divergencias como algo personal. Ambos están convencidos que la suya es la táctica acertada. Pasó ya en octubre del 2017 cuando Pascal, junto con Artur Mas y Santi Vila, fue de las que más insistió en que había que ir a elecciones y descartar cualquier decisión unilateral, y sigue defendiendo lo mismo.
En su carta de renuncia, Pascal reitera algunos de los argumentos que en público y en privado lleva ya meses defendiendo. “Junts per Catalunya –señala– no ha asumido el rol necesario como actor político que aborde formas de solucionar el conflicto entre Catalunya y España”. Es el mismo razonamiento que defienden algunos cargos del PDeCAT, aunque sin expresarlo ante las cámaras ni con la vehemencia de Pascal.
Ella sigue siendo militante del partido y de ahí que el domingo por la noche se reuniese durante tres horas con David Bonvehí, con quien hicieron tándem al frente del partido hasta que en julio del 2018 ella perdió el pulso con Puigdemont y renunció a seguir al frente de la formación. De Bonvehí sigue siendo amiga, aunque él insiste en que hay que evitar un cisma en este espacio político en el que cada vez conviven más familias y con criterios estratégicos más dispares. También el senador Josep Lluís Cleries fue informado de la decisión.
Pascal decidió que haría pública su renuncia aprovechando la entrevista que tenía este lunes en TV3. A primera hora de la mañana escribió un mensaje a Puigdemont para comunicárselo e hizo lo mismo con Artur Mas, que estos días está de gira por los medios y que también tiene presenta un libro para dar su versión sobre los principales episodios del procés. Esta semana ha finalizado el periodo de inhabilitación que le impuso el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya y su nombre aparece de nuevo en las quinielas como un posible activo de cara a las próximas autonómicas.
Más allá de si acaba o no formando parte de una lista electoral, Mas es una figura que podría actuar como puente entre los sectores más moderados del independentismo y aquellos que se identifican con Puigdemont y el núcleo duro de Junts per Catalunya.
Mientras, Pascal esperará a ver qué decisión toma el PDeCAT, si una vez más acepta la candidatura que diseñen los afines a Puigdemont o exigirá un cambio de rumbo y una lista que pueda contentar a los dirigentes más recelosos de lo que consideran una apuesta demasiado radical por parte del expresident. El colectivo bautizado como 'El País de Demà', también conocido como el grupo de Poblet porque es allí donde fundaron esta asociación, sigue sin aclarar si concurrirá o no como partido a las próximas elecciones. Pascal, los exdiputados Carles Campuzano, Jordi Xuclà y algunos otros exdirigentes de Convergència forman parte de este grupo que no renuncia a la independencia pero rechaza cualquier vía que implique recuperar fórmulas unilaterales. Lo que tanto Pascal como otros políticos de su misma órbita tienen claro es que no se sumarán a propuestas que estén alejadas del catalanismo o se definan como antiindependentistas.