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Los repartidores que plantan cara a Glovo y Deliveroo ya tienen donaciones suficientes para lanzar su propia 'app'

Deliveroo mide el tiempo que sus riders tardan en aceptar o hacer un pedido a través de su 'app'

Arturo Puente

Plantan cara a Glovo y Deliveroo en los tribunales y, ahora, también como competencia directa. Mensakas, la aplicación para pedir comida a domicilio que respeta los derechos laborales de sus repartidores, ya ha pasado su primera prueba de fuego. La cooperativa que la impulsa ha recaudado el dinero suficiente para ponerla en marcha y, a partir de ahora, calculan que la app podría llegar a los teléfonos móviles en unos 3 meses. No tienen prisa: “Es más importante salir bien que hacerlo ya”, explican.

La idea de la aplicación 'Mensakas' nació de la mano de varios repartidores y exrepartidores de empresas como Glovo, Deliveroo o Ubereats, que se organizaron para luchar por que se les reconocieran sus derechos laborales. Algunos aún como trabajadores y otros ya despedidos, todos ellos tenían en común que se sentían explotados por unas empresas que nos les reconocían la relación laboral estable, y por tanto ni les ofrecían contratos ni sueldos mínimos.

Ante esto, varios 'riders' empezaron a llevar a las empresas ante los tribunales. Un repartidor denunció a Deliveroo por haberle despedido, supuestamente, por alentar una huelga. En Valencia otro extrabajador hacía lo propio en mayo, mientras que ahora otro caso espera a los juzgados de Barcelona, esta vez con 12 repartidores como denunciantes. En paralelo trabajadores de Deliveroo creaban una sección de la Intersindical Alternativa de Catalunya (IAC).

Pero esa organización inicial dio un paso más allá, pasando de ser un ariete de lucha dentro de las empresas a acabar convirtiéndose en una cooperativa que actúa de forma independiente. “Estamos montándola ahora”, indica Oriol Alfambra, portavoz del colectivo. “Ya hay dos personas trabajando a media jornada, y por el momento somos 8 socios”.

Es a través de esta cooperativa cómo pretenden lanzar su nueva aplicación al mercado. Para hacerlo necesitaban, de entrada, una inversión. Según las previsiones iniciales, podían lanzarse a partir de los 16.000 euros. Tras varios meses de campaña de micromezenazgo, en este momento cuentan con algo más, casi 19.000 euros, que se sumarían a los cerca 60.000 que obtuvieron de subvención para proyectos empresariales de la Generalitat. Con este dinero piensan diseñar la app y comprar vehículos eléctricos. Y, a partir de ahí, a lo que el dé el mercado.

“Creemos que podemos hacernos un hueco y crecer”, asegura Alfambra. “Queremos ser una alternativa de consumo responsable, enfocada en el cliente con responsabilidad social y sensible a los derechos laborales, pero también creemos que podemos competir en precios con las otras aplicaciones en el rango a partir de 30 euros, e incluso bajarlos”, asegura. El aluvión de denuncias laborables, que los Mensakas creen que pueden ganar, es otro aliciente más. “En unos meses estas empresas pueden tener encima la espada de Damocles judicial, y probablemente tengan que cambiar su modelo”, explica.

Si eso llega, ellos jugarían con ventaja, al haber incorporado los derechos laborales de los trabajadores como pieza angular del negocio. La bandera de Mensakas es su convencimiento de que se puede tener a repartidores en nómina, con seguro y sueldos dignos y, a la vez, ser competitivos en el mundo del reparto a domicilio. “Habría que ver lo que el mercado demanda, los puestos de trabajo van a ir en función de si podemos crecer, pero con las buenas previsiones que tenemos, no descartamos nada”, asegura.

A partir de ahora, uno de los grandes retos a los que se enfrentará la cooperativa de 'riders' es el de hacerse con un buen catálogo de restaurantes. Las aplicaciones de mensajería compiten entre sí por atraer a los establecimientos más demandados y rentables, por lo que, para una aplicación que comienza, esto puede marcar una diferencia importante. Otra es la inversión publicitaria. “Sabemos que no podemos competir en eso, nuestra única publicidad es que respetamos los derechos laborales”, reflexiona Oriol.

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