El rey vuelve a Barcelona arropado por Sánchez y con protestas del independentismo en la calle

Arturo Puente

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Ya hace años que las visitas del rey a Catalunya han adquirido relevancia política, pero la de este viernes es aún más especial. Felipe VI vuelve a Barcelona arropado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, después de la polémica suscitada hace dos semanas por la ausencia del monarca en la entrega de despachos a los nuevos jueces. En aquel momento, el Gobierno decidió que los acontecimientos políticos, con la inhabilitación de Quim Torra en ciernes, recomendaban que el rey no acudiera a la ceremonia que se celebra en la capital catalana, pero el presidente del Poder Judicial en funciones, Carlos Lesmes, aprovechó la circunstancia para representar un enfrentamiento entre la Casa Real y la Moncloa.

Dos semanas después, el jefe de Estado y el jefe de Gobierno ofrecerán juntos una imagen que subrayará, por un lado, que impera la cordialidad entre ambas instituciones y, por otro, que normalizará la presencia del monarca en Barcelona tras la polémica por su ausencia. Felipe VI y Pedro Sánchez acudirán a la entrega de premios de la primera edición de la Barcelona New Economy Week (BNEW), un evento impulsado por el Consorcio de la Zona Franca para tratar de mantener la capitalidad mundial como ciudad de congresos también en la era del coronavirus. Tras el acto, que se celebrará en el centro de Barcelona, los dos mandatarios también visitarán una incubadora de empresas de impresión 3D.

El foro empresarial pone en bandeja el reencuentro entre el rey, Sánchez y la ciudad, pero los independentistas tienen otros planes. Diversas organizaciones, de Òmnium y la ANC a los CDR, además de los partidos, han convocado protestas en la calle y en las inmediaciones del acto, que tendrá lugar en la estación de França. Las entidades preparan una cadena humana que llegue desde ese punto hasta el monumento a Colón, situado a final de la Rambla, con el objetivo de “denunciar la impunidad de los Borbones y la complicidad y connivencia del Gobierno”, según explica Òmnium.

Los CDR han llamado a concentrarse a la misma hora que la cadena humana del viernes pero, en el caso de estos grupos, también han convocado concentraciones desde este jueves por la tarde delante de los ayuntamientos, con la consigna de quemar fotografías del rey. Los Mossos d'Esquadra y la Policía Nacional han previsto un dispositivo conjunto que cerrará las inmediaciones de la estación de França, con un operativo similar al que ya se desplegó en diciembre de 2018, cuando se celebró un Consejo de Ministros en la Llotja, a escasos 400 metros del punto elegido ahora.

A las protestas callejeras se sumará el plantón que han dado al rey tanto los miembros del Govern catalán como la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. En el caso de los independentistas, el Ejecutivo que hasta hace unos días presidía Quim Torra siempre ha tratado de evitar coincidir con el rey desde 2017, pues le afean su discurso del 3 de octubre de ese año, que consideraron un aval al inicio del proceso judicial contra la cúpula de la Generalitat.

En el caso de la edil de Barcelona en Comú, en cambio, su rechazo a dejarse fotografiar junto a Felipe VI tiene que ver con el papel de la Zarzuela en la salida de España del rey emérito, Juan Carlos I, con destino a Emiratos Árabes Unidos. “El rey emérito se encuentra fugado en una dictadura. Esto en democracia no es normal y por ello creo que lo más adecuado es que yo personalmente no participe en esos actos protocolarios con el rey”, aseguró Colau para explicar su ausencia. Será por tanto el teniente de alcaldía socialista, Jaume Collboni, quien represente al ayuntamiento.

Pese al revuelo formado por la ausencia del monarca durante el acto de la entrega de despachos, lo cierto es que no han pasado ni tres meses desde la última vez que Felipe VI pisó Catalunya. Fue el pasado 20 de julio, cuando los reyes acudieron al monasterio de Poblet (Tarragona) acompañados por el ministro de Sanidad, Salvador Illa, y en medio de un fuerte dispositivo de seguridad. Aunque inicialmente se había anunciado la presencia real en Barcelona, en aquella ocasión también se optó por cambiar el destino, según se dijo, debido a la situación epidemiológica de la ciudad, que en aquel momento tenía activas varias restricciones de movilidad.

Como ocurrirá este viernes, tampoco a Poblet acudió ninguna autoridad de la Generalitat. Y, como se espera, también el independentismo protestó en las inmediaciones del monasterio. En aquella ocasión para el dispositivo policial fue fácil contener a los manifestantes lejos del entorno de Felipe VI, por la propia geografía de la zona. El escenario de este viernes se parecerá más a la visita que realizó la familia real en octubre del año pasado, cuando acudieron a la entrega de los premios de la fundación Princesa de Girona. En aquel momento y coincidiendo con la campaña electoral, el jefe de Estado pidió que en Catalunya no hubiera lugar para “la violencia ni la intolerancia ni el desprecio a los derechos”, mientras en la calle la policía cerraba la avenida Diagonal de Barcelona y los manifestantes protestaban contra la presencia del monarca.

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