Pese a que el resto de partidos da por descontado el pacto entre Junts pel Sí y la CUP después del 27-S si los primeros no obtienen la mayoría absoluta, el inicio de la campaña electoral ha puesto en evidencia las diferencias entre las dos opciones independentistas. La gestión de los resultados del 27-S determinará si son simples gesticulaciones de campaña o algo más serio, pero de momento la CUP ha aprovechado la apuesta de Junts pel Sí por negociar la independencia con el Estado para poner en duda el independentismo de la lista de CDC, ERC y las entidades soberanistas.
El cabeza de lista de Junts pel Sí, Raül Romeva, ha eludido la presión de los anticapitalistas para que Junts pel Sí se sume a su vía de la desobediencia civil y ha remarcado que el objetivo de su lista es conseguir un “mandato democrático claro” para forzar al Estado a sentarse en una mesa negociadora de la independencia. “La voluntad es negociar y hablar”, ha afirmado Romeva este martes.
¿Qué hace pensar a Romeva que el Estado se sentará a negociar si, con la mayoría independentista actual del Parlament, el Gobierno y el Tribunal Constitucional han frenado todos los intentos de la Generalitat para dar pasos en el proceso soberanista? “Quiero pensar que hay un poco de sentido común en alguna parte”, ha respondido Romeva a los periodistas. “Es irresponsable y fuera del sentido común obcecarse en bloquear una negociación cuando la única opción posible para resolver esta cuestión es con una negociación a partir de un mandato democrático”, ha aseverado el exeurodiputado de ICV.
Mayoría en escaños
Pero incluso en el reiterado “mandato democrático”, la CUP y Junts pel Sí difieren. Junts pel Sí considera que se trata de unas elecciones y que por tanto se deben contar escaños, algo que no comparte la CUP, que sostiene que deben contarse también los votos. “Comenzar a poner trabas o dificultades a partir de una cifra concreta puede acabar suponiendo una confusión más que una solución”, ha respondido Romeva sin citar explícitamente a los cupaires.
La CUP, además, ha empezado la campaña sacándose de la chistera el convergente y pujoliano concepto del “peix al cove” para poner en duda la capacidad de Junts pel Sí para conseguir la independencia. El “peix al cove” define la práctica política de los 23 años de Jordi Pujol en la Generalitat, consistente en presionar con pronunciamientos nacionalistas para conseguir traspasos de competencias de parte del Estado. Es una expresión de la que CDC se ha intentado desprender por todos los medios, el último, la candidatura de Junts pel Sí.
Sacando a colación el “peix al cove” en plena campaña, los anticapitalistas pretenden repetir lo ocurrido en las elecciones del 2012, en las que CiU perdió 90.000 votos y 12 escaños. Uno de los motivos fueron los independentistas que no se creyeron el giro de Artur Mas hacia la independencia, y optaron por una opción independentista más clásico, como ERC. La segunda de la lista de la CUP, Anna Gabriel, empezó este lunes esta estrategia instando a Junts pel Sí a pronunciarse sobre si continuaban trabajando por el “peix al cove”, y poniendo en duda la voluntad independentista del Junts pel Sí, ya que en su programa electoral “no dice nada sobre cuestionar la legalidad española”. Dentro de 12 días las urnas dirán si la estrategia ha tenido éxito.
Cita con las urnas
Huyendo del cuerpo a cuerpo con la CUP, Romeva ha insistido en la próxima cita con las urnas. “Cuanto más claro y masivo sea el resultado del 27-S más dificultades tendrá el Estado para negarse a una negociación sobre cómo tenemos que hacer el paso hacia la nueva condición de estado”, ha afirmado Romeva, que ha detallado tres fortalezas de las que Catalunya puede disponer tras el 27-S si los independentistas logran un buen resultado.
La primera, y más importante, a juicio de Romeva, es el “mandato democrático”, una de las expresiones más repetidas por Junts pel Sí esta campaña y que Romeva ha considerado “matriz de todas las circunstancias que vendrán después”. “Si el mandato democrático es claro e incontestable se abren muchas puertas”, ha añadido. Al mandato le siguen el “interés común” catalán, español y europea en “encontrar un acuerdo” para el conflicto entre Catalunya y España y las “capacidades” de Catalunya para ser un estado.