El aplazamiento del pleno de investidura y la publicación de los mensajes entre Carles Puigdemont y Toni Comín no son los únicos episodios que prueban la discusión que se vive en el seno de los partidos independentistas. El último capítulo se vivió en la reunión que el grupo de Junts per Catalunya celebró el miércoles por la tarde en el Parlament. Fueron tres horas en las que quedó claro que empieza a haber sectores que se abren a la posibilidad de investir a otro candidato. Una reunión con momentos de tensión más que evidentes. “Una batalla campal”, como la describe uno de sus integrantes. Otros prefieren hablar de un debate “sincero”.
En JxCat ahora mismo hay tres grupos. El de los llamados irreductibles, que apoyan a Puigdemont hasta las últimas consecuencias. Elsa Artadi, Quim Torra, Aurora Madaula y Laura Borràs, estarían en este sector. Son los que consideran que es preferible repetir las elecciones a retirar la candidatura de Puigdemont.
Otro grupo es el que representan los diputados que proceden del PDeCAT y que pueden actuar como puente entre el grupo y la cúpula del partido. Al frente destacan dos de los exconsellers que están en libertad provisional, Jordi Turull y Josep Rull. El primero es uno de los que está intentando reconducir la negociación con ERC. Ambos han expresado su voluntad de repetir en el Govern aunque se da por hecho que en primavera, ya antes de que se celebre el juicio, serán inhabilitados. Apoyan a Puigdemont aunque preferirían evitar unos nuevos comicios. Además, reconocen que, tras las advertencias de la Fiscalía, su situación judicial puede complicarse en función de las votaciones que haya en el Parlament.
Un tercer sector es el que representan algunos independientes que se incorporaron a la candidatura del president sin tan siquiera ser militantes del PDeCAT pero que son partidarios de no enviar la legislatura al traste. Fuentes del grupo parlamentario sitúan en este sector a nombres como el cabeza de lista por Lleida, Josep Maria Forné, y la número dos por Tarragona, Teresa Pallarès.
Los diputados que en JxCat consideran que hay que buscar una salida que preserve la dignidad de Puigdemont y, a la vez, que permita formar un Govern se suman al sentir mayoritario en las cúpulas de ERC y el PDeCAT. Los republicanos instan al equipo del president a presentarles qué fórmula tienen pensada para conciliar ambas cosas. En JxCat aseguran que la tienen ya diseñada aunque insisten en que no quieren desvelarla aún.
El precedente
Una de las opciones que se baraja, pese a que algunos de los negociadores de JxCat aseguren que no es su opción, es la celebración de un pleno previo que reafirmase la legitimidad del presidente sin que implicase su investidura legal.
Aunque no es habitual celebrar sesiones antes de que se haya elegido al presidente de la Generalitat, ya existe un precedente. Fue el 9 de noviembre del 2015. Carme Forcadell ya había sido nombrada presidenta del Parlament pero aún no había president de la Generalitat y, por exigencia de la CUP, se celebró una sesión en la que se aprobó una declaración que daba por iniciado el proceso de independencia.
Si se celebrase una sesión similar, en la que incluso pudiese haber una “votación simbólica” para ensalzar la figura de Puigdemont, se podría sortear la prohibición del Tribunal Constitucional y las posibles consecuencias políticas y judiciales de una investidura fallida. Esta fórmula permitiría después investir a otro candidato. Es la doble presidencia que Marta Rovira ya planteó en una entrevista en La Vanguardia el pasado 19 de noviembre y que ha reiterado ahora Oriol Junqueras en Diario16. Habría, pues, una presidencia simbólica y una efectiva.
Los nombres alternativos
¿Quién podría ocupar esa presidencia ejecutiva? Los nombres que se barajan son el de Jordi Turull, Elsa Artadi, Josep Rull o incluso el de Eduard Pujol. Algunos miembros de JxCat suman el nombre de Jordi Sànchez, pero el expresidente de la ANC y número dos de la lista de Puigdemont sigue en la cárcel de Soto del Real y, por lo tanto, necesitaría que otra persona llevase el día a día en el Ejecutivo.
ERC pondrá el nombre de Junqueras sobre la mesa apelando a la legitimidad de haber sido el vicepresidente. De todos modos, los republicanos no harán cuestión de ello si su elección implica una nueva fractura que conllevase un adelanto electoral.