“Al principio de la noche me quería suicidar, pero al final el resultado está bastante bien aunque no sea para tirar cohetes”, comenta el ex alcalde de Barcelona, Xavier Trias, a su mujer Puri. Como es habitual en cada noche electoral, no se han separado en ningún momento del escrutinio: “¡Yo ya sé lo que es empezar bien y luego ir bajando, así mucho mejor!”. El jefe de filas de CDC en la capital no ha sido el único al que se le han indigestado los canapés cuando el sondeo de TV3 les daba sólo 6 escaños, por debajo incluso del PSC.
Una vez con el presidente en funciones, Artur Mas, y el cabeza de lista de Democracia y libretas (DL) Francesc Homs, entre la familia convergente, la noche se ha animado. Los 8 escaños de DL no consiguen situar el nuevo proyecto de Mas como el partido central del soberanismo, pero el ambiente en la sede del partido es de haber esquivado un mal trago. “Hemos ganado en las circunscripciones de Girona y Lleida”, afirma el líder de CDC, que se queja de ser el más atacado “de largo” por parte de los “grandes poderes españoles”. “El presidente tiene razón!” proclama un señor haciéndose escuchar más que nadie entre gritos de “president, president!”.
La noche electoral en el Museo Marítimo de Barcelona -sede improvisada de DL- ha ido de menos a más. “Menos mal que hemos salvado los muebles”, comenta tras los mítines y en voz baja la diputada Meritxell Borràs al eurodiputado Ramon Tremosa, que ha dejado Bruselas y también comparte espacio con los poco más de 70 simpatizantes que han querido vivir la noche electoral en parroquia. Una señora bajita y presumida los interrumpe con un frankfurt en la mano: “en el Majestic -el hotel de lujo donde CiU solía vivir las noches electorales- cenábamos mejor, eh!”
Encima del escenario una constatación: “Ni estamos muertos ni estamos enterrados”, reivindica el cabeza de lista de DL, Francesc Homs. De cerca se lo escucha al consejero de Sanidad en funciones, Boi Ruiz, uno de los que más canapés ha probado, que sostiene que la clave es mantenerse cerca de ERC. “¡Menos mal, tú!”, confiesa entre simpatizantes. La caída respecto al precedente que marcan los comicios generales de hace cuatro -cuando entonces CiU obtuvo 16 diputados- no preocupan en exceso a DL, que descarta cualquier revuelta republicana en el Parlament.
“El espacio político que sumamos con ERC, respecto hace cuatro años, es muy similar”, dice un chico menor de edad, que ignora el 'sorpasso' de ERC mientras le explica con nerviosismo a Trias que “de mayor” quiere ser asesor. Contento porque un medio se le acerca nos da la clave de los resultados: “Nuestra gente no vota en estas elecciones: ¡No van con nosotros!”. Preguntado por los recortes en sanidad y educación, las sedes embargadas o los casos de corrupción, el joven le resta importancia: “lo más importante es lo que dijimos el 27-S”.
A pesar de la euforia final, la noche ha estado marcada, sobre todo, por la resignación. El jefe de campaña y ex líder de las JNC, Jordi Cuminal, ha advertido al principio de la noche que los sondeos no eran, en ningún caso, la pista a seguir. I en eso ha acertado. De hecho, las pocas sonrisas que se han visto a lo largo de la noche las ha provocado el mal resultado de Duran i Lleida, cuando ha aparecido en pantalla. “¡Vete a cagar!”, le ha dicho el mismo hombre que minutos después aclamaria a Mas.