El president de la Generalitat, Quim Torra, ha comparecido este miércoles ante el Parlament para dar cuenta de la gestión realizada por su Ejecutivo durante los meses de la pandemia de la COVID-19. Un balance que, pese a que Torra ha comenzado diciendo que no podía ser positivo ni autocomplaciente debido a los graves efectos de la crisis, ha acabado siendo una colección de éxitos del Govern al lado de una lista de fracasos del Gobierno central. Tras esto, Torra ha concluido que Catalunya necesita 30.000 millones para la reconstrucción y ha pedido ayuda a los grupos de la oposición para conseguirlos. “Aprieten, aprieten para que el Estado cumpla”, ha reclamado.
Durante su comparecencia, en la que ha hecho un repaso pormenorizado y casi semana por semana de los meses más duros de la pandemia, la autocrítica concreta a las decisiones del Govern ha brillado por su ausencia. “No lo hemos hecho todo bien, seguro que hemos cometidos algunos errores”, ha acabado concediendo, sin citar ninguna falta propia. “Estamos dispuestos a revisarlo”, ha asegurado.
Más allá de esta salvedad, según el relato de Torra todos los posibles errores de la gestión de la pandemia, en materia sanitaria, económica o social, han estado vinculados a la centralización de las competencias autonómicas y a un Gobierno central que, según su relato, ha sido incapaz de tomar decisiones con agilidad.
“Desde el principio, cada semana, hemos hecho una propuesta tras otra con el único objetivo de salvar vidas, proteger los más vulnerables y salvar el tejido económico”, ha asegurado el president. “Quiero poner de manifiesto que otra gestión de la pandemia era posible. Hemos puesto un plan alternativo sobre la mesa y nunca hemos priorizado otra cosa que salvar vidas”, ha dicho.
Las críticas de Torra contra el Gobierno de Pedro Sánchez se han centrado en dos vertientes: la centralización y la parálisis. Sobre lo primero, el president ha puesto ejemplos sobre las consecuencias de algunas de las medidas tomadas mediante los poderes especiales que concedía al Consejo de Ministros el decreto de alarma. “La decisión del Ministerio de centralizar la compra de material de protección fue una de las peores de toda la pandemia”, ha asegurado, relatando una “verdadera odisea” de la Generalitat para comprar material en el mercado internacional. “Catalunya aportó más del 80% del material sanitario en los momentos más oscuros, cuando se suponía que el estado debía proveer este material”, ha sostenido.
La segunda cuestión esgrimida por Torra ha sido la incapacidad del Gobierno de tomar decisiones ágiles pues, a su parecer, ha ido “a remolque”. Según el relato del jefe del Govern, el Ejecutivo central tardó dos semanas en decretar el confinamiento total que se le reclamaba desde Catalunya, después llegó tarde a decretar el uso obligatorio de mascarillas. También, según ha sostenido Torra, tardó en implementar los ERTE para evitar la destrucción de trabajo, e incluso ha considerado que recientemente ha vuelto a tardar en prorrogarlos. Por último ha hablado de la “renta de subsistencia”, que a su parecer también llegó con demora.
“Nos hacía falta un Estado que fuese por delante, no a remolque. Necesitábamos un Estado que fuese ejecutivo, no que ejecutase nuestras competencias”, ha remachado como resumen de sus críticas al Gobierno. “El Govern ha tenido que combatir la amenaza sanitaria con las manos atadas. Con una intervención de las competencias mientras se nos exigía resolver todos los problemas, y, como siempre, sin recursos”. Por todo ello, Torra ha asegurado que la pandemia ha demostrado que “nos hacía falta y nos hace un estado propio”.
Con ese escenario trazado y tras haber descargado cualquier responsabilidad sobre una posible mala gestión en la administración estatal, Torra ha puesto las luces largas para dibujar el futuro. El president se ha centrado aquí en la cuestión económica, sobre la que ha considerado que la Generalitat tiene unas necesidades extraordinarias de recursos para la reconstrucción que ascienden a 30.000 millones de euros en total. Una suma que, a su juicio, el Estado debe proveer de forma urgente, sin esperar a los recursos que lleguen de Europa.
El jefe del Govern ha pedido a los grupos de la oposición que se comprometan con una financiación “justa” para la comunidad, incluyendo aumentar el límite de déficit. También ha reclamado el mismo compromiso para que los municipios puedan hacer uso de sus excedentes económicos para hacer inversión pública, una posibilidad vetada por la ley de estabilidad y que diversos consistorios de todo el Estado reclaman.
Por último Torra ha recordado que su gobierno ha puesto en marcha un grupo de trabajo con 30 expertos para definir las líneas centrales de cómo debe ser Catalunya en el año 2022. “Queremos decidir el futuro contando con todo el mundo”, ha dicho.