El 10 de noviembre a las 10 de la mañana uno de los coches que forma parte del servicio de seguridad del president de la Generalitat está aparcado delante de su domicilio a la espera de que Quim Torra baje para ir a votar. Los agentes de los Mossos se dan cuenta de que un Citroën C4 con tres hombres en su interior aparca detrás, en una zona en la que está prohibido estacionar. Los mossos se acercan y avisan a sus ocupantes de que ahí no pueden quedarse. La sorpresa llega con la respuesta que reciben: los tres hombres aseguran ser agentes del Cuerpo Nacional de Policía, enseñan sus placas identificativas e incluso afirman textualmente: “Estamos aquí por lo mismo”. Así lo han confirmado fuentes de la policía autonómica a eldiario.es.
El equipo de escoltas de Torra apunta entonces el número de la matrícula y pide información al centro de mando y allí, tras hacer las pertinentes comprobaciones, contestan que los datos de ese vehículo no figuran en ninguna base de datos.
Mientras, un segundo Citroën C4 llega a la misma calle y se coloca en segunda fila justo al lado del primero. Los integrantes de ambos vehículos hablan un momento y el segundo coche se va sin que los mossos del president puedan tomar nota de la matrícula.
Los tres hombres que se habían identificado como agentes de la Policía Nacional salen del vehículo y se quedan en la terraza de un bar, entre la calle Guillem Tell y la de Camps i Fabrés, mientras el presidente de la Generalitat se acerca caminando a su colegio electoral para poder votar.
Al regresar, los escoltas del president cogen un itinerario poco habitual porque Torra tenía prevista una visita personal. Una de las dotaciones encargada del servicio de contravigilancia del presidente vio que un Peugeot 308 cruzaba dos carriles obligando al resto de usuarios a frenar bruscamente. Este vehículo intentaba en todo momento mantenerse a tres o cuatro coches de distancia del coche del president. Esta vez los mossos sí tuvieron tiempo de tomar el número de la matrícula. De nuevo, una vez cotejada con los archivos oficiales, se constata que los datos no se corresponden con ningún vehículo.
El Peugeot 308 incluso llega a saltarse un semáforo en rojo y cuando intentan frenarlo hace sonar el cláxon. En la plaza Kennedy, en la zona alta de Barcelona, logran que el coche se detenga. Los escoltas del president se identifican como mossos y es entonces cuando la conductora y el hombre que la acompaña afirman ser miembros del Cuerpo Nacional de Policía y también en este caso exhiben sus placas. Ella pregunta a los agentes de la policía catalana si ha cometido alguna infracción de tráfico y cuando los mossos le interpelan por si están realizando algún seguimiento ella responde: “Ah, no. Nosotros, no”. Los escoltas calculan que este Peugeot 308 les siguió durante 10 minutos y un tramo de 1,7 kilómetros. El resto de la jornada ya no se detectaron más vehículos sospechosos.
El equipo de seguridad del president informó de estos incidentes a través de los canales de comunicación interna al CECOR, el Centro de Coordinación integrado por Mossos, Policía Nacional y Guardia Civil.
La versión de Interior
Fuentes del Ministerio del Interior niegan cualquier seguimiento a Torra. “Ningún policía nacional estaba haciendo ningún seguimiento a Torra, ni ese día ni ningún otro”, afirman fuentes del Ministerio. Y añaden que los integrantes de este cuerpo policial que forman parte del CECOR no han tenido nunca conocimiento de estos hechos. Por contra, fuentes de los Mossos aseguran que se pidió que quedase constancia en el registro de incidencias de ese organismo con fecha 10 de noviembre.
La detección de agentes de la Policía vigilando los pasos de Torra ha sorprendido a su equipo de seguridad ya que no consta que el president tenga abierta ninguna investigación contra él, más allá de las dos ya conocidas por desobediencia, que en ningún caso requieren de seguimientos u otro tipo de actuaciones propias de la policía judicial.