Crónica

El último choque de Madrid con Illa: “Te llamé yo porque tú no me llamabas”

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La reunión del ministro de Sanidad con los consejeros de las distintas comunidades empezó con el “hola, colegas” que Salvador Illa les dedica siempre como saludo de bienvenida. La cumbre de este miércoles prometía ser animada y lo fue. El ministro señaló en su primera intervención que todos los presentes ya habían recibido la propuesta del Gobierno que establece las medidas a aplicar en las ciudades con una incidencia de contagios superior a 500 casos por cada 100.000 habitantes durante los últimos 14 días. El ministro se refería al preacuerdo que el Gobierno había alcanzado con la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, y que ella misma dinamitó justo antes de empezar el encuentro de Illa con todos los representantes autonómicos.

Según fuentes presentes en la cita, tras su discurso inicial, el ministro quiso que hablase también Fernando Simón. El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias no siempre interviene en estas reuniones, pero esta vez tomó la palabra para recordar que hay países en los que se actúa ya cuando la incidencia se sitúa por encima de los 70 u 80 casos. La canciller alemana Angela Merkel había advertido al país horas antes con un ratio de 50. Lo que trataba de trasladar el Gobierno es que Madrid ya va tarde. Que otros países han tomado medidas mucho antes de alcanzar los 500 casos que figuraban en el documento pactado el día antes con el Gabinete de Ayuso. Algunos de los presentes asintieron porque en sus autonomías también se intenta actuar con índices de contagios muy inferiores a los que presentan desde hace días varias ciudades de Madrid.

Como en todos los consejos interterritoriales, donde participan el Ejecutivo central y las autonomías, se respeta el turno de palabra en función del orden protocolario. Así que comenzó Euskadi. Gotzone Sagardui explicó que consideraba que se necesitaba más tiempo para analizar las medidas y no aclaró cuál sería el sentido de su voto. Llegado el momento, al final de la reunión, acabó apoyando la propuesta del Gobierno.

Tras Euskadi intervino la consejera catalana, Alba Vergés, para subrayar que no entendía cómo se estaban debatiendo estas medidas a estas alturas porque, en su opinión, se debería haber actuado mucho antes. “En los territorios en los que hay más incidencias que se tomen medidas ya”, reclamó Vergés. No citó a Madrid aunque todos la entendieron. Antes de la reunión, en varias llamadas telefónicas, la Generalitat había pedido al Ministerio que cambiase el documento para que dejase más claro que se puede actuar con más previsión y lamentaron que al poner el listón tan alto, en 500 casos, se contradice el discurso de que lo importante es actuar cuanto antes mejor y no esperar a que la situación esté descontrolada. Vergés, como ya había dicho también en público, repitió que con este documento se intenta frenar la curva en Madrid disfrazándolo de “un café para todos”. Catalunya votó en contra pese a insistir en que sus argumentos no tienen nada que ver con los de Ayuso.

La de Madrid era la intervención más esperada. Su consejero, Enrique Ruiz Escudero, empezó disparando. Aseguró no entender por qué “el Gobierno central y otros territorios” afean a su comunidad que no tomase más medidas. Presumió de haber sido la que tras la primera ola actuó más rápidamente y, respecto al documento que el día antes su propio gobierno había pactado con el Ministerio, reclamó más detalles técnicos. Pidió más concreción y más diálogo. En una frase que sorprendió a más de un consejero le soltó esta andanada a Illa: “Te llamé yo el sábado porque tú no me llamabas”. El ministro, tirando de afabilidad, evitó polemizar, también puertas adentro, aunque le dejó caer que había cosas que era mejor no debatir ahí. Un consejero socialista explicaba a la salida de la reunión que Ruiz Escudero tuvo problemas para justificar que Madrid votase contra una propuesta que el día antes había avalado. Y que el vicepresidente, Ignacio Aguado (Ciudadanos), había celebrado como un éxito. Además, el hecho de que Murcia, también en manos del PP se abstuviese, o que Castilla y León, con presidente del PP pero cuya consejería de Sanidad está controlada por Ciudadanos, apoyase el documento del Ministerio, hacía menos comprensible la posición de Madrid, que lo atribuye todo a una guerra política. Y de paso, complica un poco más la relación entre los populares y el partido de Arrimadas.

Galicia, otra comunidad controlada por el PP, y pese a que también votó en contra, fue menos beligerante y subrayó que el riesgo de que la fórmula utilizada, una orden ministerial que firmará el propio Illa y que será publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE) para que después la adopten las comunidades puede acabar provocando una inseguridad jurídica en su aplicación. Un consejero socialista, presente en la reunión, admite también que puede haber algunas dudas porque al no estar amparada en un estado de alarma, la competencia para hacerla cumplir es solo de los gobiernos autonómicos.

Poco más de una hora después de haberse iniciado la interterritorial, y tras haber intervenido los consejeros, llegó el momento de la votación. La propuesta del Ministerio prosperó con 13 votos a favor y seis en contra (Galicia, Andalucía, Madrid, Murcia, Ceuta, Melilla y Catalunya). Al acabar el encuentro, tras un debate a ratos tenso y una votación en la que Madrid rechazó las medidas que ella misma había acordado el día anterior, más de un consejero salió con la duda de si el Gobierno las aplicaría o no. Illa lo aclaró en la rueda de prensa posterior al afirmar que la aplicación de las propuestas para las grandes ciudades en las que los contagios están disparados es una “decisión colegiada” del Consejo Interterritorial. A última hora, el Gobierno de Murcia atribuía a un error su abstención y trataba de dejar claro que también está en contra. El plan sigue adelante.